El modelo circular en el quirófano
El área quirúrgica ofrece muchas oportunidades para mejorar la sostenibilidad de la clínica veterinaria desarrollando un modelo circular para el uso de material fungible.
Desde la Revolución Industrial el sistema económico mundial se basa en el modelo lineal de producir, usar y desechar.
El cambio climático está provocando una crisis medioambiental a nivel mundial.
El modelo circular de la economía internacional añade valor a un mayor número de partes interesadas y es tanto innovador como regenerador.
Las clínicas veterinarias pueden contribuir a las estrategias de sostenibilidad.
“Sostenibilidad“ es una palabra de moda que se utiliza muchas veces en la televisión, la radio, la prensa, así como en las redes sociales. Pero, ¿qué significa exactamente? En 1987, la Comisión Brundtland de las Naciones Unidas declaró que la sostenibilidad es lo que permite “satisfacer las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades“ (1). ¿Por qué es importante y qué podemos hacer al respecto?
La primera pregunta sobre la importancia de la sostenibilidad es fácil de responder. Todos somos conscientes del calentamiento global y sus efectos, y el 2024 no solo ha sido el año más cálido registrado, sino también, el primer año con un aumento de la temperatura global de más de 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, un límite establecido por el Acuerdo de París de la ONU en el 2015. Este aumento se debió en parte al efecto climático de El Niño, pero muchos científicos creen que el aumento de temperatura que estamos viviendo se debe principalmente al aumento de las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera (2). En la época preindustrial, la concentración era de aproximadamente 280 partes por millón (ppm), mientras que hoy ronda las 420 ppm, lo que representa un aumento del 50 % en menos de un siglo (2).
La ONU ha estimado que los desastres relacionados con el clima han aumentado un 83 % en los últimos 20 años (3). De hecho, ahora mismo estoy escribiendo mientras una enorme tormenta llamada Éowyn azota Reino Unido e Irlanda con rachas de viento récord, dejando a más de un millón de personas sin electricidad. El viento ha arrancado la puerta de madera de nuestra casa. Según el informe Climate and Catastrophe Insight Report (Informe sobre el clima y las catástrofes) del 2025 de la reconocida compañía de seguros Aon, los costes de los desastres naturales del 2024 alcanzaron los 368.000 millones de dólares (aproximadamente 325 000 millones de euros), principalmente debido a los huracanes Milton y Helene, las graves tormentas convectivas de EE. UU. y las inundaciones en toda Europa. Muchos de los afectados no contaban con la suficiente cobertura del seguro cuando se produjeron estas catástrofes naturales (4). Al mismo tiempo, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), en los últimos 50 años, se ha observado una enorme disminución, de en torno al 73 %, en el número de animales salvajes (Figura 1) (5). El día del sobregiro de la Tierra, o día en el que el planeta ha gastado todos los recursos destinados para ese año, se lleva agravando continuamente desde la década de 1970, y en el 2024, dicho día tuvo lugar el 1 de agosto (Figura 2). La crisis medioambiental ya está aquí y tenemos que redoblar los esfuerzos por mitigar estas amenazas constantes.
Figura 1. Durante mi infancia en el centro de Liverpool normalmente se veían gorriones. Sin embargo, se estima que su población en Reino Unido ha disminuido en más de 20 millones desde 1966. © Shutterstock
Figura 2. El día del sobregiro de la Tierra representa el día en el que se ha agotado el presupuesto regenerador anual del planeta y comienza una situación de déficit de gasto medioambiental. Este gráfico muestra cómo esta fecha se ha ido adelantando drásticamente en los últimos 50 años. La deuda ecológica se debe a cuatro factores clave: 1) cuánto consumimos, 2) la eficiencia con la que se fabrican los productos, 3) cuántos somos y 4) la capacidad de producción de los ecosistemas naturales. © https://overshoot.footprintnetwork.org/newsroom/past-earth-overshoot-days/rediseñado por Sandrine Fontègne
La respuesta a esta segunda pregunta no es tan sencilla. Mike Berners-Lee, en su libro There Is No Planet B (No hay un planeta B), opina que parte del problema reside en el creciente deseo mundial de obtener más energía cada año. Si bien las opciones renovables ayudan a compensar este problema, nuestra continua obsesión por obtener más energía, exacerbada por el auge de la inteligencia artificial (IA), conlleva la necesidad de encontrar una forma completamente nueva de producir energía para hacer frente a las altas demandas de las nuevas tecnologías. Por ejemplo, Irlanda es uno de los países líderes en centros de datos; la energía utilizada por estas instalaciones supera a la utilizada por todas las viviendas del país, y este consumo aumenta año tras año. Es hora de que los gobiernos, los sectores industriales y las empresas hagan una provisión de fondos para mitigar estos problemas, ya que planear algo ahora será mucho más económico que no hacer nada y sufrir las consecuencias en las próximas décadas. Por ejemplo, Aviva, otra compañía aseguradora, se ha comprometido a destinar 100 millones de libras al desarrollo de más humedales y restauración de los bosques húmedos templados de Reino Unido con el fin de mejorar la biodiversidad (Figura 3), contribuir a la absorción del agua de las inundaciones y captura de carbono, reduciendo así las reclamaciones (6).
Las noticias pueden dañar gravemente la salud mental, ya que las catástrofes mundiales son cada vez más frecuentes; hoy en día, psiquiatras reconocidos hablan de un nuevo trastorno denominado “solastalgia“. Este término describe la ansiedad por pensar que el planeta no tiene arreglo y no tiene sentido intentar hacer algo al respecto. Esta falta de esperanza aumenta la probabilidad de depresión. Paradójicamente, se ha demostrado que pasar tiempo en la naturaleza, e incluso hacer voluntariado, es útil en distintos trastornos psicológicos. En un estudio reciente realizado por una fundación para la conservación de la naturaleza del Reino Unido se ha demostrado que las personas que trabajan en sus reservas naturales por recomendación médica debido a problemas de salud mental, mejoraron su estado de ánimo y pudieron reducir o suspender la medicación. Se ha demostrado que una libra invertida en la prescripción ecológica genera casi 7 libras de beneficios económicos, debido al menor número de bajas por enfermedad y de visitas médicas (7).
Figura 3a. La reserva Lunt Meadow, de Lancashire Wildlife Trust, se gestiona en colaboración con la Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido; se eliminaron las tierras de cultivo para crear un humedal y almacenar agua. © Lancashire Wildlife Trust
Figure 3b. Cuando la tormenta Christoph azotó la zona en enero de 2021, el río Alt se desbordó y pudo haber inundado partes de la cercana Liverpool. Sin embargo, la pradera absorbió el agua y evitó daños derivados de las inundaciones por un valor estimado de 7 millones de libras. Esta estrategia integral y circular no solo es útil para mitigar las inundaciones, sino también para absorber carbono y aumentar la biodiversidad. Por ejemplo, el ganado autóctono de la raza Longhorn mantiene la hierba baja y aumenta la biodiversidad de la pradera mediante el pastoreo selectivo y el desbroce de los pastos. © Alex Critchley.
¿Es la industria veterinaria parte del problema o parte de la solución? Todas las industrias y empresas afectan al medioambiente. La ideología económica neoliberal de Milton Friedman impulsó a muchas empresas a priorizar la obtención del máximo beneficio para los accionistas. Sin embargo, en un documento publicado en el 2019 y respaldado por los directores ejecutivos de numerosas empresas líderes se sugirió que los negocios deberían impulsar el bien común y tener en cuenta a las partes interesadas, como los clientes, los empleados, los proveedores y el planeta, al establecer sus estrategias y objetivos (8). Aunque muchas de estas empresas no han actuado con la suficiente rapidez, este cambio de actitud, que se aleja de una estrategia puramente lucrativa, es alentador. Hay quienes ya han adoptado esta estrategia empresarial centrada en el propósito, y en el libro Net Positive: How Courageous Companies Thrive by Giving More Than They Take (Impacto neto positivo: cómo las empresas valientes prosperan dando más de lo que reciben), el coautor Paul Polman, exdirector ejecutivo de Unilever, sugirió que las empresas deberían aspirar a realizar contribuciones positivas en las áreas ecológica, social y de gobierno y, al mismo tiempo, abordar la crisis medioambiental, la desigualdad y el racismo que puedan frenar el éxito de las empresas y los países. Esta estrategia llevó a su empresa a conseguir resultados extraordinarios durante más de una década y a eclipsar a empresas centradas exclusivamente en las ganancias. Polman cita a empresas como Patagonia, Ikea, Mars, Triodos Bank, Allianz, Levi’s y Marks & Spencer como ejemplos de empresas líderes en estas importantes áreas (9), y los estudios demuestran que las personas quieren comprar a empresas que se preocupen por la sociedad y el medioambiente.
Actualmente se publican muchos informes y artículos sobre sostenibilidad, pero existe una preocupación obsesiva por el carbono y el clima, lo que limita debatir sobre la pérdida de la biodiversidad y los conceptos de circularidad. Esta estrategia puede dar lugar a proyectos que reduzcan las emisiones de carbono, pero que también perjudiquen a la biodiversidad; por ejemplo, la plantación de árboles no autóctonos en lugares inadecuados. Surgirá una estrategia más integral de la crisis medioambiental cuando adoptemos metodologías de circularidad.
Teniendo en cuenta todos estos datos, es evidente que el mundo necesita una atención especial para estabilizar los ecosistemas y reducir la contaminación medioambiental, de tal forma que tanto las personas como los animales puedan volver a prosperar. ¿En qué lugar deja esto a la industria veterinaria?
Anthony Chadwick
Desde la Revolución Industrial, el sistema económico mundial se basa en el modelo lineal de producir, usar y desechar. El modelo circular añade valor a un mayor número de partes interesadas y es tanto innovador como regenerador y puede resultar tentador delegar la responsabilidad de encontrar posibles soluciones a estos problemas tan importantes en los gobiernos y las grandes empresas. Sin embargo, los individuos y las pequeñas empresas, como las clínicas veterinarias, también tenemos la responsabilidad de reducir la huella medioambiental y aumentar la huella de sostenibilidad. Crear una economía veterinaria más circular dará lugar a una profesión más sostenible.
En una encuesta realizada a veterinarios de Reino Unido en el 2019 se encontró que el 89 % de los participantes deseaba desempeñar un papel más activo en la sostenibilidad (10), mientras que un número mucho menor estaba tomando medidas concretas para frenar la crisis medioambiental. Muchas clínicas tienen un gran volumen de trabajo y, a menudo, no cuentan con el personal suficiente, y los equipos pueden no saber por dónde empezar, pero hay muchas áreas en las que el equipo veterinario puede marcar la diferencia. Los artículos de esta edición especial de Veterinary Focus ayudarán a veterinarios, auxiliares y resto del equipo de la clínica a saber por dónde empezar. Si cada uno pone un poco de su parte, el resultado será inmenso. En esta edición se abordarán temas como la reducción del consumo energético, la producción de alimentos para mascotas más sostenibles y la gestión responsable de los productos farmacéuticos, junto con el aspecto fundamental de la reducción de residuos. Todos estos temas se engloban en la economía circular; aunque muchas personas simplifican los conceptos de la circularidad a “reducir, reutilizar, reciclar“, en realidad se trata de mucho más que eso. Los tres principios clave son:
Las 7 R y la jerarquía de la gestión de residuos (Figura 4) ayudarán al equipo de la clínica veterinaria a pensar de forma más sostenible y económica. Rediseñar los protocolos para evitar el uso y el desperdicio innecesarios es el primer paso en esta jerarquía. Por ejemplo, se puede evitar el exceso de envases y realizar el compostaje de residuos alimentarios. Prolongar la vida útil de los productos mediante el cuidado, el mantenimiento y la reparación habituales, en lugar de reemplazarlos, puede ser contracultural en una era en la que los modelos de teléfonos móviles cambian rápidamente. Sin embargo, incluso las empresas de telecomunicaciones están empezando a adoptar modelos más sostenibles que fomenten reemplazos menos frecuentes. Por último, la regeneración de los sistemas naturales es un área en la que la profesión veterinaria puede aportar un valor añadido real promoviendo métodos más tradicionales de gestión ganadera, como los sistemas rotativos y extensivos, que no dependen en gran medida de fertilizantes y pesticidas, que pueden verterse en ríos y contaminar el agua. El uso responsable de ciertos fármacos también reduce el riesgo de resistencias y destrucción de organismos beneficiosos, así como de parásitos.
Figura 4. El pictograma de las 7 R puede servir de incentivo para que las clínicas revisen y ajusten sus políticas de gestión de residuos. © Rediseñado por Sandrine Fontègne
La década de 2020 es la denominada “década decisiva“. Ha terminado el momento de solo dialogar; esta es la década en la que tenemos que actuar para revertir la crisis medioambiental. Implementar algunas de las sugerencias de esta revista será un buen punto de partida para garantizar que la profesión veterinaria se considere parte de la solución y no del problema.
Attenborough D. A life on our planet. London, Ebury Books, 2020.
Berners-Lee M. There is no planet B. Cambridge, Cambridge University Press, 2021.
Anthony Chadwick
Anthony Chadwick se licenció por la Universidad de Liverpool en 1990 y obtuvo el certificado RCVS en Dermatología Veterinaria en 1995 Leer más
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