¿Cuáles son las pruebas que el laboratorio debe realizar?
El laboratorio identificará al microorganismo de la muestra y realizará el correspondiente antibiograma. Es recomendable que el laboratorio diferencie S. aureus de otros estafilococos coagulasa positivo por dos motivos: primero, porque se trata de una bacteria implicada en zoonosis y en segundo lugar, porque los puntos de corte para determinar la sensibilidad o resistencia a los antibióticos de S. aureus son diferentes a los de S. pseudintermedius. Recientemente, se han publicado unas directrices 11 en las que se recomienda realizar el antibiograma incluyendo desde el principio la eritromicina, clindamicina, amoxicilina-clavulánico, tetraciclina (para comprobar la sensibilidad a la doxiciclina), trimetoprim-sulfametoxazol, gentamicina, cefalotina (o cefazolina como cefalosporina de primera generación), cefpodoxima proxetilo (como cefalosporina de tercera generación) y enrofloxacino. La oxacilina se incluye para identificar a S. pseudintermedius resistente a la meticilina. Cuando el enrofloxacino no es la fluoroquinolona de elección se pueden incluir otras fluoroquinolonas (difloxacino, marbofloxacino y orbifloxacino). Para interpretar los resultados se deben tomar como referencia los puntos de corte definidos por el Instituto de Estándares Clínicos y de Laboratorios (Clinical and Laboratories Standards Institute, o CLSI)*. Cuando la respuesta al antibiótico es de “sensibilidad intermedia” se debe considerar resistente, puesto que es poco probable que se pueda llegar a alcanzar una concentración terapéutica en el tejido afectado 11. Por último, si los resultados in vitro indican resistencia a la eritromicina y sensibilidad a la clindamicina, se debe realizar el test de zona D para comprobar la resistencia inducible a la clindamicina, ya que en el SPRM se ha descrito un 2% de resistencia inducible a la clindamicina 9. Por otro lado, si se identifica un estafilococo resistente a la meticilina, el laboratorio puede añadir pruebas de sensibilidad para la amikacina, cloranfenicol, minociclina y rifampicina 11.
* Los estándares del CLSI recogen la información proporcionada por el Subcomité de Sensibilidad Antimicrobiana Veterinaria y por el Comité Europeo de Pruebas de Sensibilidad Antimicrobianas.
¿Cuál es el tratamiento de la pioderma por S. pseudintermedius?
En el manejo de la pioderma canina, tanto superficial como profunda, es frecuente utilizar tratamientos sistémicos. Antes de instaurar una antibioterapia es importante determinar si la pioderma es tan profunda, grave y/o generalizada como para necesitar tratamiento sistémico con antibióticos 13. El tratamiento de SPRM y SPSM sigue los mismos principios básicos de reconocimiento del patógeno y patrón de sensibilidad 19. Además, hay que considerar factores relacionados con el paciente como la causa subyacente de la pioderma, inmunosupresión y las enfermedades concomitantes. También se debe tener en cuenta el grado de cumplimiento del tratamiento por parte del propietario, la disponibilidad del fármaco, costes y efectos secundarios. Dependiendo del país que se trate, es posible tener que prescribir un fármaco fuera del uso autorizado, y en este caso, es necesario informar primero al propietario sobre las posibles implicaciones.
Según una revisión sistemática, publicada recientemente, existe una buena evidencia sobre la alta eficacia de la cefovecina administrada vía subcutánea en el tratamiento de la pioderma superficial, así como de la amoxicilina-clavulánico administrada vía oral en la pioderma profunda 20. También se indicó, pero con una evidencia débil, la eficacia de moderada a alta del tratamiento de la pioderma superficial con amoxicilina-clavulánico, clindamicina, cefadroxilo, trimetoprim-sulfametoxazol o sulfadimetoxina-ormetoprim por vía oral, y del tratamiento de la pioderma profunda con pradofloxacino o cefadroxilo vía oral y de la cefovecina vía subcutánea 20. Recientemente, se ha publicado una guía con las recomendaciones clínicas para el diagnóstico y tratamiento de la foliculitis bacteriana superficial en el perro 11.
¿Cómo se trata la foliculitis/pioderma superficial cuando se presenta por primera vez?
La foliculitis/pioderma superficial que aparece en el paciente por primera vez puede tratarse de forma empírica (sin tener resultados de antibiograma) o bien, en función del cultivo y del correspondiente antibiograma. Los antibióticos que se recomiendan para el tratamiento empírico, y que además están autorizados para uso veterinario en la mayoría de los países, son la amoxicilina-clavulánico, cefadroxilo/cefalexina, clindamicina, lincomicina, trimetoprim- u ormetoprim-sulfonamida 11. Si el propietario tiene dificultades para cumplir con el tratamiento y se trata de la primera vez que el perro tiene pioderma, se puede considerar el tratamiento con cefovecina o cefpodoxima proxetilo. Cabe destacar que estos últimos antibióticos tienen un amplio espectro de acción, incluyendo bacterias gram-negativas, por lo que solo deben utilizarse cuando sea necesario y habiendo realizado previamente el cultivo y el antibiograma 13.
¿Cuál es el tratamiento en caso de SPRM?
Las opciones de la antibioterapia sistémica son mucho más limitadas cuando se trata de un SPRM o resistente a múltiples fármacos. En estos casos, se recomienda utilizar el antibiótico en función del cultivo y del antibiograma, y únicamente cuando no haya ninguna otra alternativa. Al elaborar el plan de tratamiento, es importante tener en cuenta la posibilidad de que se desarrolle una nueva resistencia 4. Además, no debe olvidarse que el SPRM solo debería tratarse con productos tópicos y tomando las precauciones necesarias. Los antibióticos disponibles para el tratamiento de SPRM son las tetraciclinas (p. ej., doxiciclina y minociclina), fluoroquinolonas (p.ej., enrofloxacino, marbofloxacino, pradofloxacino y ciprofloxacino), cloranfenicol, rifampicina y aminoglucósidos (p.ej., gentamicina y amikacina). Está firmemente desaconsejado el uso de antibióticos como linezolida, teicoplanina o vancomicina, independientemente del resultado del antibiograma, ya que estos antibióticos están reservados para el tratamiento de infecciones graves por SARM en el hombre 11.
Algunos de los fármacos que se utilizan para el tratamiento de infecciones por SPRM tienen posibles efectos secundarios graves. El cloranfenicol es un antibiótico bacteriostático que debe manipularse con guantes porque puede producir anemia aplásica irreversible en el hombre. Los efectos secundarios en el perro incluyen vómitos, hepatotoxicidad y supresión de la médula ósea (reversible); se ha descrito recientemente debilidad de las extremidades posteriores 21. Los aminoglucósidos pueden producir nefrotoxicidad y ototoxicidad, porque si el animal tiene una enfermedad renal es mejor evitarlos. Cuando se administren estos antibióticos se recomienda monitorizar la función renal para evitar un daño renal inducido por aminoglucósidos **. La rifampicina puede producir hepatotoxicidad y es necesario comprobar la funcionalidad hepática antes de comenzar el tratamiento y, una vez iniciado, se debe monitorizar semanalmente. Otros posibles efectos secundarios de la rifampicina son la anemia, trombocitopenia, anorexia, vómitos, diarrea y decoloración anaranjada de los fluidos corporales. Se ha demostrado que la resistencia de S. aureus a la rifampicina se puede prevenir mediante la asociación con otro antibiótico, como la clindamicina o la cefalexina. Se desconoce si esto mismo puede ocurrir en el SPRM, ya que se ha desarrollado resistencia a la rifampicina incluso al combinarla con otro antibiótico 22.
** Según recomendación de la Sociedad Internacional de Interés Renal (www.iris-kidney.com).
Los antibióticos y dosis recomendadas para el tratamiento de la foliculitis superficial se muestran en la Tabla 2. Si la pioderma es profunda, y con una extensa área de necrosis y de cicatrización, es posible que la penetración del fármaco se encuentre limitada; en este caso, se pueden utilizar antibióticos capaces de penetrar en áreas de inflamación como la clindamicina, cefovecina y fluoroquinolonas 13. En general, el tratamiento de la pioderma superficial y sin complicaciones suele tener una duración de 3-4 semanas, seguido de otra semana más tras la resolución clínica. En caso de recidivas, pioderma profunda o inmunosupresión concomitante, el tratamiento se debe mantener durante 6-8 semanas seguido de 10-14 días tras la resolución clínica. Cuando no se llega a un diagnóstico correcto o no se controla bien la causa subyacente es posible que no se consiga la curación completa y que haya una predisposición a futuras infecciones. En muchos casos de SPRM puede ser necesario administrar un tratamiento más prolongado 23. Generalmente, se realizan revisiones cada 2-4 semanas hasta conseguir la resolución clínica.
Tabla 2. Antibióticos y dosis recomendadas para el tratamiento de la foliculitis superficial bacteriana en el perro 11.
¿Es útil el tratamiento tópico?
El tratamiento tópico puede acelerar la resolución de la pioderma y/o reducir la necesidad del tratamiento sistémico. En algunos casos, el tratamiento tópico es la única opción terapéutica, o bien, puede ser un tratamiento adyuvante al sistémico. Los productos tópicos pueden dividirse en antisépticos o antibacterianos, y en antibióticos. Ambos se pueden utilizar tanto para lesiones localizadas como generalizadas. Entre los antibacterianos tópicos se incluyen la clorhexidina, peróxido de benzoilo, etil lactato e hipoclorito de sodio. Se ha indicado que la concentración de clorhexidina al 2-4% es efectiva como único tratamiento, siendo más eficaz el champú de clorhexidina que el champú de peróxido de benzoilo 24. Estos productos pueden utilizarse en forma de champú, crema, spray, toallitas o diluidos en el agua de la bañera. No se ha demostrado una resistencia biocida para la clorhexidina en caso de SPRM 25. Si las lesiones son localizadas se pueden utilizar otras alternativas antibacterianas, como los ungüentos a base de miel, que tienen un efecto antibacteriano frente a SPSM y SPRM 26. La nisina es un péptido antimicrobiano disponible en forma de toallitas para el tratamiento de piodermas localizadas y de colonización superficial bacteriana 27.
En caso necesario se pueden utilizar antibióticos tópicos para las infecciones localizadas. Estos productos incluyen ácido fusídico, sulfadiazina de plata, gentamicina, fluoroquinolonas y mupirocina, y pueden ser útiles incluso en caso de que el laboratorio indique resistencia. El ácido fusídico es un antibiótico dependiente de la concentración, pudiendo conseguirse altas concentraciones a nivel local, siendo una opción eficaz para el SPRM, incluso cuando las pruebas in vitro indican resistencia. La mupirocina se utiliza tópicamente para las infecciones nasales y la descolonización de SARM en el hombre, pero en algunos países su uso en animales está restringido.
¿Cuáles son las implicaciones zoonóticas de SPRM?
Ante la emergencia de SPRM se ha generado un mayor interés sobre las implicaciones de S. pseudintermedius en las zoonosis. Se ha demostrado que en el hombre se puede producir la colonización nasal, y que los propietarios de perros con pioderma profunda pueden ser portadores de la misma cepa genética de SPRM que la de sus perros, lo que demuestra una transmisión entre especies 28. Los veterinarios que están en contacto con los animales infectados parecen estar más expuestos al riesgo de tener cultivos nasales positivos a SPRM cuando comparten el entorno 29. El hombre no es un hospedador natural de S. pseudintermedius, y por eso, comparado con el SARM, el impacto de SPRM es menor; pero aun así, se desconoce si las cepas de S. pseudintermedius que tienen el elemento genético móvil, pueden representar un reservorio para la diseminación de genes resistentes a la flora comensal de la piel del hombre 4.
¿Cómo se puede prevenir la diseminación de SPRM en la clínica?
Se han publicado unas guías con las recomendaciones higiénicas y de manejo clínico para reducir el riesgo de SARM y SPRM y tratar correctamente a los pacientes afectados 30. La prevención de SPRM se basa en el uso responsable de los antibióticos y en la aplicación de medidas de desinfección del entorno. Todas las superficies de contacto, así como el instrumental, se deben limpiar y desinfectar siempre entre un paciente y otro. Si las superficies están sucias se deben lavar primero con agua y detergente, ya que la suciedad puede comprometer la eficacia de los desinfectantes. Todas las superficies y objetos deberían limpiars con facilidad (p.ej., teclados de ordenador lavables), siendo imprescindible contar con la involucración de todo el equipo de la clínica en el cumplimiento de los protocolos de limpieza y desinfección. Para ello, es útil colocar en las diferentes salas, carteles recordando los protocolos así como ir registrando las acciones realizadas. En un hospital veterinario se ha comunicado un brote de SPRM en el que se colonizaron e infectaron pacientes caninos y felinos 31. En dicha comunicación se sugiere la necesidad de implementar medidas de control rigurosas para evitar la aparición de un brote, y se recomienda tener una política de “identificación y aislamiento”, así como cumplir con las medidas estándares preventivas: desinfección de manos, desinfección entre un paciente y otro; y desinfección del entorno y de la ropa de trabajo para evitar la transmisión de SPRM entre pacientes.
Conclusión
La pioderma bacteriana canina es una enfermedad bastante frecuente en la clínica veterinaria. Los pacientes que presentan una pioderma por primera vez pueden tratarse de forma empírica; pero si se sospecha una infección por SPRM, debido a que no se han obtenido buenos resultados con tratamientos previos o porque existen otros factores de riesgo, hay que realizar un cultivo y antibiograma, ya que en estos casos las opciones de la antibioterapia sistémica son limitadas. Se recomienda instaurar un tratamiento tópico, bien como única terapia o como tratamiento adyuvante, para acelerar la recuperación del paciente. SPRM tiene implicaciones zoonóticas, por lo que las clínicas deben implementar protocolos de higiene para evitar la diseminación de este patógeno.