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Veterinary Focus

Número de edición 25.2 Otros artículos científicos

Pioderma canina: el problema de la resistencia a la meticilina

Fecha de publicación 22/03/2023

Escrito por Ana Oliveira

Disponible también en Français , Deutsch , Italiano y English

Este artículo proporciona una visión general sobre los conocimientos actuales de Staphylococcus pseudintermedius resistente a la meticilina como agente causal de la pioderma en el perro, además se consideran los aspectos relativos al diagnóstico, tratamiento y prevención de esta enfermedad, así como su implicación zoonótica.

oxacilina

Puntos clave

La pioderma bacteriana canina está causada en la mayoría de los casos por Staphylococcus pseudintermedius


El S. pseudintermedius resistente a la meticilina (SPRM) es una variante distribuida por todo el mundo. Esta bacteria es resistente a los antibióticos betalactámicos y, con frecuencia, también a otros antibióticos utilizados en el tratamiento de la pioderma canina. 


Ante la sospecha de SPRM es muy recomendable realizar un cultivo bacteriano y antibiograma. 


Las clínicas veterinarias deben implementar protocolos de higiene estrictos para prevenir la diseminación de este patógeno.


Introducción 

Antes de que apareciera la resistencia a la meticilina, Staphylococcus pseudintermedius era una bacteria sensible a la mayoría de los antibióticos que se utilizaban en veterinaria. Recientemente, esta bacteria ha adquirido material genético y se ha hecho resistente a la meticilina. De hecho, ha surgido un patrón de resistencia a múltiples fármacos que limita las opciones terapéuticas. Este hecho pone de manifiesto la necesidad de usar los antibióticos de manera responsable. Este artículo proporciona una visión general sobre los conocimientos actuales de Staphylococcus pseudintermedius resistente a la meticilina como agente causal de la pioderma en el perro, además se consideran los aspectos relativos al diagnóstico, tratamiento y prevención de esta enfermedad, así como su implicación zoonótica. 

¿Es S. pseudintermedius un patógeno? 

Los estafilococos son comensales habituales de la piel y mucosas de los perros sanos, pero también pueden comportarse como patógenos oportunistas. La presentación clínica más frecuente de las infecciones por estafilococos en el perro es la pioderma, seguida de la otitis externa. Staphylococcus pseudintermedius (anteriormente confundido con S. intermedius) es el patógeno más frecuente. Desde el 2007 se ha clasificado en el grupo de S. intermedius junto con S. delphini y S. intermedius 1. Otros estafilococos coagulasa positivo que también se consideran patógenos son S. aureus, S. hyicus y S. schleiferi subsp. coagulans. También se han documentado casos de pioderma por un estafilococo coagulasa negativo denominado S. schleiferi subsp. schleiferi 2.

¿Qué se entiende por resistencia a la meticilina? 

La meticilina (conocida anteriormente como methicilina) fue introducida en 1959 como una penicilina semisintética resistente a la penicilinasa. Este antibiótico se desarrolló para combatir la resistencia mediada por la enzima betalactamasa, la cual destruye el anillo betalactámico. En 1961 se describió por primera vez un S. aureus resistente a la meticilina (SARM) 3. S. aureus desarrolló la resistencia a la meticilina mediante la adquisición del gen mec A, que codifica la síntesis de una proteína que se liga a la penicilina. Este gen es parte de un elemento genético móvil conocido como “casete cromosómico estafilocócico”, que puede integrarse en el cromosoma de los estafilococos. Actualmente, la meticilina ya no se utiliza en la práctica clínica, siendo la oxacilina el sustituto para realizar las pruebas de sensibilidad in vitro de S. aureus (Figura 1). En estas pruebas, la resistencia a la oxacilina indica una resistencia a prácticamente todos los betalactámicos, incluyendo los antibióticos que se utilizan con más frecuencia en el tratamiento de la pioderma canina 4, como son:

  • Las cefalosporinas (p.ej., cefalexina, cefpodoxima proxetilo, cefovecina). 
  • Las amoxicilinas potenciadas (p.ej., amoxicilina-clavulánico). 
  • Las penicilinas (p.ej., ampicilina, amoxicilina). 
oxacilina se ha convertido en el antibiótico de elección para comprobar in vitro la sensibilidad a la meticilina de S. aureus

Figura 1. La oxacilina se ha convertido en el antibiótico de elección para comprobar in vitro la sensibilidad a la meticilina de S. aureus; la cepa aislada en la parte superior es sensible a la oxacilina, mientras que la inferior es resistente, indicando por tanto una resistencia a prácticamente todos los betalactámicos. 
© Ana Oliveira

En medicina humana se puede utilizar la cefoxetina para identificar al SARM, sin embargo, no es adecuada para identificar a S. pseudintermedius resistente a los betalactámicos 5. La primera vez que se detectó S. pseudintermedius resistente a la meticilina (SPRM) fue en 1999 en Norteamérica, y actualmente, se reconoce que está mundialmente distribuido 6,7,8. Los centros de referencia en dermatología veterinaria son los que atienden más casos de piodermas crónicas o recidivantes (es decir, con antibioterapia previa) y es frecuente que indiquen una alta incidencia de SPRM 6. Debido a la repercusión zoonótica de SARM se ha prestado menos atención a SPRM, así como a S. schleiferi resistente a la meticilina.

¿Representa SPRM un reto para el veterinario? 

Tradicionalmente, la pioderma se ha tratado empíricamente con antibióticos betalactámicos, macrólidos o sulfonamidas potenciadas. El problema de SPRM no solo implica una resistencia a los betalactámicos, sino también a otros antibióticos como la clindamicina, eritromicina, fluoroquinolonas, gentamicina y tetraciclina 9. El fenotipo multirresistente está asociado a alteraciones genéticas como consecuencia de la transposición de elementos genéticos móviles que confieren la resistencia a los antibióticos 10. En Europa y EE. UU. se desarrollaron simultáneamente dos líneas clonales con diferentes patrones de resistencia. Mientras que el clon de Norteamérica es sensible al cloranfenicol, rifampicina y amikacina, el clon de Europa lo es al ácido fusídico y a la doxiciclina/minociclina 9.

Cuando S. pseudintermedius es resistente a 3 o más tipos de antibióticos se considera un estafilococo multirresistente, por lo que si fracasa el tratamiento empírico con antibióticos de primera elección se desaconseja cambiar de antibiótico sin realizar antes un cultivo y antibiograma 11. Es imposible diferenciar entre una cepa de S. pseudintermedius resistente y otra sensible en función de los signos clínicos, ya que SPRM no es más virulento que S. pseudintermedius sensible a la meticilina (SPSM) 6.

¿Cómo se diagnostica la pioderma? 

En el diagnóstico de la pioderma es importante considerar la historia clínica previa y los signos clínicos. Como mínimo, las pruebas diagnósticas que se deben realizar son la citología, cultivo bacteriano y antibiograma. En el diagnóstico diferencial se incluyen las demodicosis, dermatofitosis y, con menor frecuencia, las enfermedades pustulosas estériles. Otras pruebas diagnósticas que pueden ser necesarias, en función de cada paciente, son el raspado, cultivo fúngico y la biopsia.

S. pseudintermedius coloniza la piel y las mucosas (nariz, boca y mucosa anal) de perros sanos, y cerca del 80% de las infecciones se originan a partir de estas zonas 12. S. pseudintermedius puede causar infecciones cutáneas como pioderma superficial y pioderma profunda. La foliculitis bacteriana es el tipo de pioderma superficial más frecuente en el perro. Se caracteriza por la presencia de pústulas pequeñas y pápulas eritematosas asociadas a los folículos pilosos (Figura 2). Es frecuente observar collaretes epidérmicos y lesiones con forma de diana, y también pueden estar presentes las costras, alopecia, eritema e hiperpigmentación. En los perros de pelo corto es característica la alopecia multifocal circular (dando un aspecto de pelo apolillado). Los signos de pioderma profunda incluyen bullas hemorrágicas, fístulas, úlceras, edema y una marcada inflamación (Figura 3). También se puede observar un exudado hemorrágico y/o purulento doloroso. Es esencial diferenciar entre la foliculitis bacteriana y la pioderma profunda. La pioderma profunda penetra más, conlleva la rotura del folículo piloso y afectación de la dermis y subcutis, por lo que requiere un tratamiento de mayor duración 13.

lesiones típicas de la foliculitis

Figura 2. Las lesiones típicas de la foliculitis son las pústulas pequeñas y pápulas eritematosas. 
© Ana Oliveira

Algunos de los signos de pioderma son las fístulas, úlceras, edema e inflamación grave

Figura 3. Algunos de los signos de pioderma son las fístulas, úlceras, edema e inflamación grave. 
© Ana Oliveira

La citología es un método fiable, sencillo y mínimamente invasivo que permite confirmar la presencia de bacterias. La pioderma se puede confirmar al observar cocos intracitoplasmáticos fagocitados por los neutrófilos (Figura 4). En la pioderma profunda se observa un patrón inflamatorio caracterizado por la presencia de neutrófilos degenerados, macrófagos y, a veces, eosinófilos. En algunos casos poco frecuentes pueden encontrarse bacilos. La ausencia de microorganismos en una citología cutánea no permite descartar una infección, y aunque la citología es la primera prueba diagnóstica que debe realizarse, en ningún caso, reemplaza al cultivo bacteriano o a la histopatología 14. El cultivo y el antibiograma siempre se pueden realizar, pero son especialmente recomendables en las siguientes situaciones:

  • Cuando los signos clínicos y los hallazgos citológicos no son coherentes entre sí. Por ejemplo, si en la citología no hay microorganismos pero los signos clínicos indican pioderma. 
  • Cuando en la citología se observan bacterias con forma de bastones, ya que en estos casos es difícil predecir la sensibilidad del antibiótico a los bacilos. 
  • En los casos de pioderma profunda, puesto que los tratamientos son de larga duración. 
  • En infecciones que supongan un riesgo para la vida del animal. 
  • Cuando se sospecha de SPRM.
presencia de cocos intracitoplasmáticos fagocitados por neutrófilos

Figura 4. La presencia de cocos intracitoplasmáticos fagocitados por neutrófilos (flecha) confirma la presencia de una pioderma (100x). 
© Ana Oliveira

¿Cuándo se debe sospechar de una infección por SPRM? 

Debe sospecharse SPRM cuando se reconoce la existencia de uno o más factores de riesgo (Tabla 1) 4,11,14,15,16. Los veterinarios clínicos deben ser conscientes de que durante la antibioterapia, una infección por SPSM, confirmada mediante cultivo, puede transformarse en una infección por SPRM. Esto puede deberse a la transmisión de factores genéticos durante el tratamiento o a que el paciente tuviera ambas cepas (SPSM y SPRM) y que solo se haya hecho el cultivo de SPSM 17.

Tabla 1. Factores de riesgo asociados a SPRM.

  1. Aparición de nuevas lesiones al cabo de 2 o más semanas de antibioterapia
  2. Mala respuesta al tratamiento 
  3. Pioderma bacteriana recidivante o recurrente 
  4. Infección previa por SPRM 
  5. Convivencia con un perro con SPRM 
  6. Antibioterapia reciente 
  7. Hospitalización reciente

 

¿Cómo se obtienen las muestras para el cultivo? 

Las muestras para el cultivo se pueden obtener de diferentes tipos de lesiones, y en cualquier caso, es importante evitar la contaminación de la muestra. En primer lugar hay que limpiar la piel con alcohol y esperar a que éste se evapore. Las pústulas intactas, pápulas y forúnculos son lesiones apropiadas para realizar el cultivo, debiendo abrirse con cuidado utilizando una aguja estéril. Posteriormente, se recoge el contenido de la lesión con un hisopo estéril (Figura 5). Si no se observan lesiones intactas, se pueden tomar muestras de un collarete epidérmico o de una costra nueva con un hisopo. Según un estudio reciente, se han demostrado resultados similares utilizando tres técnicas diferentes para la toma de muestras: hisopo de algodón seco, hisopo de algodón humedecido en solución salina y raspado cutáneo superficial 18. Para tomar muestras de fístulas hay que apretar ligeramente sobre la lesión para poder obtener material fresco. Las muestras de lesiones nodulares se obtienen punzando el nódulo con una aguja y aspirando el contenido con la jeringuilla. La biopsia cutánea permite obtener muestras de tejidos más profundos con un punch o sacabocados, o con una hoja de bisturí, en el caso de que sea necesaria una biopsia incisional en cuña de grosor completo. La biopsia permite examinar tejido subcutáneo o tejidos más profundos. Las muestras se deben remitir a un laboratorio microbiológico, en un recipiente estéril y en las condiciones de transporte adecuadas.

pústulas intactas, pápulas y forúnculos son lesiones apropiadas para la toma de muestras

Figura 5. Las pústulas intactas, pápulas y forúnculos son lesiones apropiadas para la toma de muestras. Para abrirlas se punzan cuidadosamente con una aguja estéril, y con un hisopo estéril se recoge el contenido. 
© Ana Oliveira

¿Cuáles son las pruebas que el laboratorio debe realizar? 

El laboratorio identificará al microorganismo de la muestra y realizará el correspondiente antibiograma. Es recomendable que el laboratorio diferencie S. aureus de otros estafilococos coagulasa positivo por dos motivos: primero, porque se trata de una bacteria implicada en zoonosis y en segundo lugar, porque los puntos de corte para determinar la sensibilidad o resistencia a los antibióticos de S. aureus son diferentes a los de S. pseudintermedius. Recientemente, se han publicado unas directrices 11 en las que se recomienda realizar el antibiograma incluyendo desde el principio la eritromicina, clindamicina, amoxicilina-clavulánico, tetraciclina (para comprobar la sensibilidad a la doxiciclina), trimetoprim-sulfametoxazol, gentamicina, cefalotina (o cefazolina como cefalosporina de primera generación), cefpodoxima proxetilo (como cefalosporina de tercera generación) y enrofloxacino. La oxacilina se incluye para identificar a S. pseudintermedius resistente a la meticilina. Cuando el enrofloxacino no es la fluoroquinolona de elección se pueden incluir otras fluoroquinolonas (difloxacino, marbofloxacino y orbifloxacino). Para interpretar los resultados se deben tomar como referencia los puntos de corte definidos por el Instituto de Estándares Clínicos y de Laboratorios (Clinical and Laboratories Standards Institute, o CLSI)*. Cuando la respuesta al antibiótico es de “sensibilidad intermedia” se debe considerar resistente, puesto que es poco probable que se pueda llegar a alcanzar una concentración terapéutica en el tejido afectado 11. Por último, si los resultados in vitro indican resistencia a la eritromicina y sensibilidad a la clindamicina, se debe realizar el test de zona D para comprobar la resistencia inducible a la clindamicina, ya que en el SPRM se ha descrito un 2% de resistencia inducible a la clindamicina 9. Por otro lado, si se identifica un estafilococo resistente a la meticilina, el laboratorio puede añadir pruebas de sensibilidad para la amikacina, cloranfenicol, minociclina y rifampicina 11.

* Los estándares del CLSI recogen la información proporcionada por el Subcomité de Sensibilidad Antimicrobiana Veterinaria y por el Comité Europeo de Pruebas de Sensibilidad Antimicrobianas.

¿Cuál es el tratamiento de la pioderma por S. pseudintermedius

En el manejo de la pioderma canina, tanto superficial como profunda, es frecuente utilizar tratamientos sistémicos. Antes de instaurar una antibioterapia es importante determinar si la pioderma es tan profunda, grave y/o generalizada como para necesitar tratamiento sistémico con antibióticos 13. El tratamiento de SPRM y SPSM sigue los mismos principios básicos de reconocimiento del patógeno y patrón de sensibilidad 19. Además, hay que considerar factores relacionados con el paciente como la causa subyacente de la pioderma, inmunosupresión y las enfermedades concomitantes. También se debe tener en cuenta el grado de cumplimiento del tratamiento por parte del propietario, la disponibilidad del fármaco, costes y efectos secundarios. Dependiendo del país que se trate, es posible tener que prescribir un fármaco fuera del uso autorizado, y en este caso, es necesario informar primero al propietario sobre las posibles implicaciones.

Según una revisión sistemática, publicada recientemente, existe una buena evidencia sobre la alta eficacia de la cefovecina administrada vía subcutánea en el tratamiento de la pioderma superficial, así como de la amoxicilina-clavulánico administrada vía oral en la pioderma profunda 20. También se indicó, pero con una evidencia débil, la eficacia de moderada a alta del tratamiento de la pioderma superficial con amoxicilina-clavulánico, clindamicina, cefadroxilo, trimetoprim-sulfametoxazol o sulfadimetoxina-ormetoprim por vía oral, y del tratamiento de la pioderma profunda con pradofloxacino o cefadroxilo vía oral y de la cefovecina vía subcutánea 20. Recientemente, se ha publicado una guía con las recomendaciones clínicas para el diagnóstico y tratamiento de la foliculitis bacteriana superficial en el perro 11.

¿Cómo se trata la foliculitis/pioderma superficial cuando se presenta por primera vez? 

La foliculitis/pioderma superficial que aparece en el paciente por primera vez puede tratarse de forma empírica (sin tener resultados de antibiograma) o bien, en función del cultivo y del correspondiente antibiograma. Los antibióticos que se recomiendan para el tratamiento empírico, y que además están autorizados para uso veterinario en la mayoría de los países, son la amoxicilina-clavulánico, cefadroxilo/cefalexina, clindamicina, lincomicina, trimetoprim- u ormetoprim-sulfonamida 11. Si el propietario tiene dificultades para cumplir con el tratamiento y se trata de la primera vez que el perro tiene pioderma, se puede considerar el tratamiento con cefovecina o cefpodoxima proxetilo. Cabe destacar que estos últimos antibióticos tienen un amplio espectro de acción, incluyendo bacterias gram-negativas, por lo que solo deben utilizarse cuando sea necesario y habiendo realizado previamente el cultivo y el antibiograma 13.

¿Cuál es el tratamiento en caso de SPRM? 

Las opciones de la antibioterapia sistémica son mucho más limitadas cuando se trata de un SPRM o resistente a múltiples fármacos. En estos casos, se recomienda utilizar el antibiótico en función del cultivo y del antibiograma, y únicamente cuando no haya ninguna otra alternativa. Al elaborar el plan de tratamiento, es importante tener en cuenta la posibilidad de que se desarrolle una nueva resistencia 4. Además, no debe olvidarse que el SPRM solo debería tratarse con productos tópicos y tomando las precauciones necesarias. Los antibióticos disponibles para el tratamiento de SPRM son las tetraciclinas (p. ej., doxiciclina y minociclina), fluoroquinolonas (p.ej., enrofloxacino, marbofloxacino, pradofloxacino y ciprofloxacino), cloranfenicol, rifampicina y aminoglucósidos (p.ej., gentamicina y amikacina). Está firmemente desaconsejado el uso de antibióticos como linezolida, teicoplanina o vancomicina, independientemente del resultado del antibiograma, ya que estos antibióticos están reservados para el tratamiento de infecciones graves por SARM en el hombre 11.

Algunos de los fármacos que se utilizan para el tratamiento de infecciones por SPRM tienen posibles efectos secundarios graves. El cloranfenicol es un antibiótico bacteriostático que debe manipularse con guantes porque puede producir anemia aplásica irreversible en el hombre. Los efectos secundarios en el perro incluyen vómitos, hepatotoxicidad y supresión de la médula ósea (reversible); se ha descrito recientemente debilidad de las extremidades posteriores 21. Los aminoglucósidos pueden producir nefrotoxicidad y ototoxicidad, porque si el animal tiene una enfermedad renal es mejor evitarlos. Cuando se administren estos antibióticos se recomienda monitorizar la función renal para evitar un daño renal inducido por aminoglucósidos **. La rifampicina puede producir hepatotoxicidad y es necesario comprobar la funcionalidad hepática antes de comenzar el tratamiento y, una vez iniciado, se debe monitorizar semanalmente. Otros posibles efectos secundarios de la rifampicina son la anemia, trombocitopenia, anorexia, vómitos, diarrea y decoloración anaranjada de los fluidos corporales. Se ha demostrado que la resistencia de S. aureus a la rifampicina se puede prevenir mediante la asociación con otro antibiótico, como la clindamicina o la cefalexina. Se desconoce si esto mismo puede ocurrir en el SPRM, ya que se ha desarrollado resistencia a la rifampicina incluso al combinarla con otro antibiótico 22.

** Según recomendación de la Sociedad Internacional de Interés Renal (www.iris-kidney.com).

Los antibióticos y dosis recomendadas para el tratamiento de la foliculitis superficial se muestran en la Tabla 2. Si la pioderma es profunda, y con una extensa área de necrosis y de cicatrización, es posible que la penetración del fármaco se encuentre limitada; en este caso, se pueden utilizar antibióticos capaces de penetrar en áreas de inflamación como la clindamicina, cefovecina y fluoroquinolonas 13. En general, el tratamiento de la pioderma superficial y sin complicaciones suele tener una duración de 3-4 semanas, seguido de otra semana más tras la resolución clínica. En caso de recidivas, pioderma profunda o inmunosupresión concomitante, el tratamiento se debe mantener durante 6-8 semanas seguido de 10-14 días tras la resolución clínica. Cuando no se llega a un diagnóstico correcto o no se controla bien la causa subyacente es posible que no se consiga la curación completa y que haya una predisposición a futuras infecciones. En muchos casos de SPRM puede ser necesario administrar un tratamiento más prolongado 23. Generalmente, se realizan revisiones cada 2-4 semanas hasta conseguir la resolución clínica.

Tabla 2. Antibióticos y dosis recomendadas para el tratamiento de la foliculitis superficial bacteriana en el perro 11.

Categoría  Comentarios Antibiótico Dosis recomendada
Primera línea Primera opción para el tratamiento empírico cuando se sospecha la sensibilidad y para el tratamiento basado en el cultivo y antibiograma que confirma la sensibilidad. Clindamicina  5,5-10 mg/kg PO cada 12 h
Lincomicina  15-25 mg/kg PO cada 12 h
Amoxicilina-clavulánico   12,5-25 mg/kg PO cada 12 h
Cefadroxilo/cefalexina   15-30 mg/kg PO cada 12 h
Sulfonamida-trimetoprim   15-30 mg/kg PO cada 12 h
Primera o segunda línea Cefalosporinas de tercera generación. Cefovecina  8 mg/kg SC cada 2 semanas
Cefpodoxima proxetilo  5-10 mg/kg PO cada 24 h
Segunda línea Su uso se reserva para cuando se ha comprobado la sensibilidad o cuando los antibióticos de primera línea no son una opción posible. Doxiciclina 5 mg/kg PO cada 12 h ó 10 mg/kg PO cada 24 h
Minociclina  10 mg/kg PO cada 12 h
Enrofloxacino 5-20 mg/kg PO cada 24 h
Marbofloxacino  2,75-5,5 mg/kg PO cada 24 h
Pradofloxacino  3 mg/kg PO cada 24 h
Tercera línea Se utilizan cuando la sensibilidad se ha confirmado. Deben emplearse con cuidado debido a los posibles efectos secundarios. Cloranfenicol  40-50 mg/kg PO cada 8 h
Amikacina  15-30 mg/kg IV/IM/SC cada 24 h
Rifampicina  5-10 mg/kg PO cada 12 h

 

¿Es útil el tratamiento tópico? 

El tratamiento tópico puede acelerar la resolución de la pioderma y/o reducir la necesidad del tratamiento sistémico. En algunos casos, el tratamiento tópico es la única opción terapéutica, o bien, puede ser un tratamiento adyuvante al sistémico. Los productos tópicos pueden dividirse en antisépticos o antibacterianos, y en antibióticos. Ambos se pueden utilizar tanto para lesiones localizadas como generalizadas. Entre los antibacterianos tópicos se incluyen la clorhexidina, peróxido de benzoilo, etil lactato e hipoclorito de sodio. Se ha indicado que la concentración de clorhexidina al 2-4% es efectiva como único tratamiento, siendo más eficaz el champú de clorhexidina que el champú de peróxido de benzoilo 24. Estos productos pueden utilizarse en forma de champú, crema, spray, toallitas o diluidos en el agua de la bañera. No se ha demostrado una resistencia biocida para la clorhexidina en caso de SPRM 25. Si las lesiones son localizadas se pueden utilizar otras alternativas antibacterianas, como los ungüentos a base de miel, que tienen un efecto antibacteriano frente a SPSM y SPRM 26. La nisina es un péptido antimicrobiano disponible en forma de toallitas para el tratamiento de piodermas localizadas y de colonización superficial bacteriana 27.

En caso necesario se pueden utilizar antibióticos tópicos para las infecciones localizadas. Estos productos incluyen ácido fusídico, sulfadiazina de plata, gentamicina, fluoroquinolonas y mupirocina, y pueden ser útiles incluso en caso de que el laboratorio indique resistencia. El ácido fusídico es un antibiótico dependiente de la concentración, pudiendo conseguirse altas concentraciones a nivel local, siendo una opción eficaz para el SPRM, incluso cuando las pruebas in vitro indican resistencia. La mupirocina se utiliza tópicamente para las infecciones nasales y la descolonización de SARM en el hombre, pero en algunos países su uso en animales está restringido. 

¿Cuáles son las implicaciones zoonóticas de SPRM? 

Ante la emergencia de SPRM se ha generado un mayor interés sobre las implicaciones de S. pseudintermedius en las zoonosis. Se ha demostrado que en el hombre se puede producir la colonización nasal, y que los propietarios de perros con pioderma profunda pueden ser portadores de la misma cepa genética de SPRM que la de sus perros, lo que demuestra una transmisión entre especies 28. Los veterinarios que están en contacto con los animales infectados parecen estar más expuestos al riesgo de tener cultivos nasales positivos a SPRM cuando comparten el entorno 29. El hombre no es un hospedador natural de S. pseudintermedius, y por eso, comparado con el SARM, el impacto de SPRM es menor; pero aun así, se desconoce si las cepas de S. pseudintermedius que tienen el elemento genético móvil, pueden representar un reservorio para la diseminación de genes resistentes a la flora comensal de la piel del hombre 4.

¿Cómo se puede prevenir la diseminación de SPRM en la clínica? 

Se han publicado unas guías con las recomendaciones higiénicas y de manejo clínico para reducir el riesgo de SARM y SPRM y tratar correctamente a los pacientes afectados 30. La prevención de SPRM se basa en el uso responsable de los antibióticos y en la aplicación de medidas de desinfección del entorno. Todas las superficies de contacto, así como el instrumental, se deben limpiar y desinfectar siempre entre un paciente y otro. Si las superficies están sucias se deben lavar primero con agua y detergente, ya que la suciedad puede comprometer la eficacia de los desinfectantes. Todas las superficies y objetos deberían limpiars con facilidad (p.ej., teclados de ordenador lavables), siendo imprescindible contar con la involucración de todo el equipo de la clínica en el cumplimiento de los protocolos de limpieza y desinfección. Para ello, es útil colocar en las diferentes salas, carteles recordando los protocolos así como ir registrando las acciones realizadas. En un hospital veterinario se ha comunicado un brote de SPRM en el que se colonizaron e infectaron pacientes caninos y felinos 31. En dicha comunicación se sugiere la necesidad de implementar medidas de control rigurosas para evitar la aparición de un brote, y se recomienda tener una política de “identificación y aislamiento”, así como cumplir con las medidas estándares preventivas: desinfección de manos, desinfección entre un paciente y otro; y desinfección del entorno y de la ropa de trabajo para evitar la transmisión de SPRM entre pacientes.

Conclusión 

La pioderma bacteriana canina es una enfermedad bastante frecuente en la clínica veterinaria. Los pacientes que presentan una pioderma por primera vez pueden tratarse de forma empírica; pero si se sospecha una infección por SPRM, debido a que no se han obtenido buenos resultados con tratamientos previos o porque existen otros factores de riesgo, hay que realizar un cultivo y antibiograma, ya que en estos casos las opciones de la antibioterapia sistémica son limitadas. Se recomienda instaurar un tratamiento tópico, bien como única terapia o como tratamiento adyuvante, para acelerar la recuperación del paciente. SPRM tiene implicaciones zoonóticas, por lo que las clínicas deben implementar protocolos de higiene para evitar la diseminación de este patógeno.

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Ana Oliveira

Ana Oliveira

La Dra. Oliveira se licenció en Veterinaria por la Facultad de Medicina Veterinaria de Lisboa en 1998 Leer más

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