Introducción
Al considerar la calidad de un alimento para mascotas, lo primero que nos viene a la mente es el producto resultante de la combinación de los ingredientes y cómo se han formulado. Sin embargo, es importante recordar que entran en juego otros aspectos, como las distintas etapas del proceso de fabricación y distribución. Actualmente, uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta el sector de los alimentos para mascotas es mantener las propiedades organolépticas de un producto (es decir, los aspectos del alimento que crean la experiencia de la que disfruta el individuo, a través del olfato, la vista y el gusto) junto con su valor nutricional, desde la fabricación y el almacenamiento hasta el punto de consumo por parte del perro o gato. Los fabricantes de renombre disponen de medidas de control de calidad para prevenir las infestaciones causadas por insectos.
Cuando se producen fallos durante este proceso, tanto el cuidador como su mascota se ven afectados, y cada vez se registran más quejas cuando los cuidadores abren el alimento para mascotas y ven que no cumple con lo que se espera del producto. En concreto, en los países más cálidos, las quejas más frecuentes son las relacionadas con las infestaciones provocadas por insectos. Los propietarios son particularmente sensibles a estas cuestiones, y, si bien el sector invierte importantes recursos para prevenir las infestaciones durante la fabricación 1, se reconoce ampliamente el problema que plantean los fallos en el control de calidad en la cadena de distribución final y su frecuente relación directa con las reclamaciones.
En casi todos los casos en los que se produce contaminación por insectos, esta no tiene lugar en la planta de fabricación, sino en un proceso posterior de la cadena, normalmente durante el almacenamiento en un almacén de distribución o en el punto de venta.
Principales plagas de insectos
El insecto que más comúnmente infesta los alimentos para mascotas en los países más cálidos es Necrobia rufipes, el escarabajo del jamón o de patas rojas. Se trata de una plaga voladora común que se nutre de alimentos ricos en proteínas 2 y, por tanto, puede causar daños importantes a los productos almacenados. El insecto adulto es de color azul verdoso y mide entre 3,5 y 7 mm de largo (Figura 1). Dependiendo de la temperatura y la disponibilidad de alimento, el ciclo de vida puede variar de 36 a 150 días o más 3 y presenta una metamorfosis completa (es decir, huevo, larva, pupa y, finalmente, insecto adulto (Figura 2)). La forma larvaria busca un ambiente oscuro y, al final de esta etapa, buscará un lugar oscuro y seco para construir el capullo, que se puede completar en 24 horas (Figura 3). El capullo de la pupa se forma llenando los lados abiertos de la ranura elegida por la larva con una sustancia blanca que produce por la boca en forma de gotas espumosas 4. No se sabe si los N. rufipes adultos pueden penetrar envases de alimentos cerrados (es decir, en lugar de dañados) 5 (Figura 4).
Otros insectos que se encuentran frecuentemente en los alimentos almacenados incluyen Lasioderma serricorne (el escarabajo del tabaco), Tribolium castaneum (el escarabajo rojo de la harina) y Plodia interpunctella (la polilla india de la harina).