Análisis de sangre y de orina
En las revisiones preventivas de los gatos de edad avanzada, siempre que sea posible, se deben obtener muestras de sangre y orina. La realización de un perfil “de bienestar” (incluyendo idealmente un hemograma y perfil bioquímico completos, junto con la determinación de la tiroxina total (T4) en gatos sénior y súper sénior) proporciona información muy valiosa para valorar su estado de salud.
En cuanto al análisis de orina, se puede empezar pidiendo al propietario que traiga una muestra de orina recogida por micción espontánea para determinar la DU y realizar una tira reactiva de orina. Si la DU es inferior a 1,035, se debe realizar una anamnesis detallada para descartar el mayor número posible de causas no renales y fisiológicas de la orina poco concentrada (como la administración de dietas líquidas, diuréticos o la fluidoterapia parenteral). También es recomendable utilizar la tira de orina para comprobar la presencia de glucosa en orina (diabetes mellitus). Si se obtiene un resultado anormal en la tira reactiva o en el valor de la DU, se debe considerar la posibilidad de realizar otras pruebas, idealmente, utilizando una muestra de orina obtenida por cistocentesis. Por ejemplo, en gatos con enfermedad renal se puede realizar un análisis del sedimento urinario, un cultivo y la determinación del cociente proteína/creatinina en orina.
¿Cómo se puede hacer que la visita a la clínica sea cat friendly?
A muchos cuidadores les afecta el estrés que sufren sus gatos en la clínica veterinaria y pueden evitar acudir a las siguientes revisiones, especialmente cuando perciben que no son esenciales 13. Es recomendable tener cierta flexibilidad en cuanto a las consultas presenciales y ofrecer apoyo cuando los gatos o los cuidadores se sienten estresados durante la visita a la clínica. A muchos cuidadores comprometidos se les puede “enseñar” a proporcionar, desde su casa, datos clínicos de elevada calidad sobre su gato y esta información puede ser útil a la hora de tomar decisiones sobre el tratamiento. Por ejemplo, los cuidadores pueden comprar una báscula para controlar el peso en casa, registrar el peso, el comportamiento del gato, su apetito y sus necesidades y compartirlo con la clínica electrónicamente. Cuando la visita a la clínica sea imprescindible, se debe adoptar una estrategia para reducir el estrés tanto del gato como de su cuidador.
Las “consultas sin gato”, en las que el cuidador acude a la clínica sin su gato o las consultas telemáticas pueden ser muy bien acogidas, ya que ofrecen la oportunidad de realizar una anamnesis detallada, hablar sobre un tema y ofrecer asesoramiento sin la presencia física del gato 14. Estas consultas también pueden ofrecer la gran oportunidad de asesorar sobre medidas que se pueden tomar para reducir el estrés asociado al desplazamiento a la clínica, cuando sea necesario (Tabla 4).