El dolor es una experiencia emocional personal desagradable. Se diferencian 3 vías 1:
- Sensorial – discriminativa (localización, intensidad, calidad, duración).
- Motivacional – afectiva (describe la molestia causada – cómo hace sentirse).
- Cognitiva – evaluativa (influencia de la actividad cognitiva sobre la experiencia del dolor).
La percepción consciente del dolor es el producto final de un sistema complejo que procesa información neurológica resultante de la interacción de vías facilitadoras e inhibitorias del sistema nervioso central y periférico. El dolor “fisiológico” adaptativo (p.ej., por un pisotón en el dedo) tiene como finalidad vital alterar el comportamiento para evitar la lesión o minimizarla; sin embargo, el dolor “clínico” maladaptativo implica una disfunción en la transmisión neurológica y no tiene ninguna finalidad fisiológica. El dolor agudo mal controlado provoca malestar y sufrimiento, junto con otras consecuencias indeseables que retrasan o dificultan la recuperación. La falta del control del dolor en el postoperatorio puede retrasar el proceso de curación,
aumentar la morbilidad y, además, existe un mayor riesgo de desarrollar dolor crónico persistente cuyo tratamiento es muy complicado, siendo “mejor prevenir que tratar”. En el manejo efectivo del dolor se debe incluir su valoración adecuada. Esta valoración debe realizarse rutinaria y regularmente durante todo el periodo postoperatorio y después de administrar analgésicos para evaluar su efecto. Con el fin de proporcionar una herramienta práctica para la toma de decisiones en el dolor agudo, se ha diseñado un formato abreviado de la escala de dolor de Glasgow (CMPS-SF por sus siglas en inglés); además, puede aplicarse en la clínica de manera rápida y fiable. En esta escala figuran 30 posibles opciones para describir al paciente, agrupadas en 6 categorías de comportamiento, incluyendo la movilidad. Dentro de cada categoría, cada opción tiene asociada una puntuación determinada en función de la gravedad del dolor. La persona que realiza la valoración elige la opción que describe mejor el comportamiento/estado del perro. Es importante seguir el procedimiento de valoración tal y como se indica en la página siguiente. La puntuación del dolor es la suma de las puntuaciones de cada categoría, siendo el máximo 24 puntos (20 si no se puede evaluar la movilidad). La puntuación total indica la necesidad de analgesia; siendo el límite de puntos a partir del cual es recomendable administrar analgesia 6/24 (ó 5/20). Hay que tener en cuenta que esta escala solo se debe utilizar cuando el perro haya recuperado la consciencia completamente y pueda caminar sin ayuda (excepto si moverse está contraindicado), por lo que generalmente, para poder realizar la valoración hay que esperar 2 horas después de la extubación endotraqueal, aunque cada caso debe manejarse según sus circunstancias particulares. Debido a que el protocolo requiere la palpación alrededor de la herida quirúrgica y la evaluación de la movilidad (a menos que esté contraindicada), es recomendable no realizar la valoración del dolor con demasiada frecuencia y esperar mínimo una hora entre cada revaluación durante el inicio del postoperatorio. Así, se evita estresar innecesariamente al perro y se limita el efecto perjudicial de molestar frecuentemente al animal, lo que influiría en la puntuación obtenida.
El protocolo sugerido para valorar el dolor postoperatorio en el perro mediante la escala CMPS-SF es el siguiente:
- Evaluar al perro una vez se encuentre suficientemente recuperado de la anestesia (el efecto “resaca” de la sedación y de la anestesia puede afectar a la puntuación).
- Si la puntuación del dolor es superior a 5/20 ó 6/24 se debe considerar la administración de analgésicos.
- Dejar que los analgésicos hagan efecto y revaluar una hora después; si la puntuación disminuye por debajo del nivel de intervención, revaluar al cabo de 2 horas. En caso contrario considerar la administración adicional de analgésicos.
- A partir de entonces evaluar cada 3-4 horas, o menos, según sea necesario (dependiendo de la gravedad de la cirugía y vía de administración de la analgesia para tener en cuenta la duración esperada de su efecto) y evaluar después de cada administración de analgésicos.
- Esta escala pretende ser una herramienta de ayuda en la valoración clínica y nunca se debe decidir no administrar analgésicos a ningún animal basándose únicamente en la puntuación.