Antes de realizar estas pruebas diagnósticas es recomendable explicar al propietario la posibilidad de obtener falsos negativos. Por tanto, aunque no se encuentren parásitos, también se debe instaurar durante un mínimo de 12 semanas un tratamiento de prueba frente a pulgas y ácaros no demodécicos. Para ello se pueden utilizar pipetas con selamectina o imidacloprid/moxidectina, aplicándolas a todos los perros y gatos en contacto con el paciente, aunque normalmente estos fármacos no están registrados como antiácaros en el gato.
A pesar de que muchas veces se pasa por alto, es esencial tratar el ambiente con un aerosol que contenga un adulticida y un regulador del crecimiento de insectos. También se deben incluir otras áreas distintas al propio hogar donde el gato pase tiempo, como el coche, transportín o edificios contiguos. El tratamiento se debe repetir a las 4-8 semanas, dependiendo de la duración del efecto del adulticida utilizado. Dado que la fase de pupa puede durar hasta tres meses, y durante este tiempo son resistentes al tratamiento, es necesario repetir regularmente el tratamiento con un adulticida para asegurar la eliminación de las nuevas pulgas adultas antes de que estas comiencen a picar al gato. Es importante tener en cuenta que cada vez que el gato sale al exterior se puede infestar de nuevo, particularmente por pulgas, siendo imposible evitarlo, especialmente cuando entra en contacto con otros animales o ambientes no tratados. No obstante, también hay que valorar las ventajas e inconvenientes de la situación, puesto que la vida estrictamente de interior puede causar estrés al gato.
Si se observa una mejoría se debe mantener regularmente el control de pulgas; preferiblemente administrando productos sistémicos al gato, puesto que el lamido dificulta el control total. Para facilitar el seguimiento del tratamiento se pueden enviar recordatorios a los propietarios utilizando mensajes de texto o de correo electrónico 11.
Infecciones: Los dermatofitos se pueden detectar examinando el pelo con una lámpara de luz ultravioleta; antes de usar la lámpara es necesario esperar cinco minutos para que se caliente. Sin embargo, con este examen es frecuente obtener falsos negativos, por lo que siempre que se sospechen dermatofitos se debe tomar además una muestra para cultivo. La mejor manera de tomar la muestra es con un cepillo de dientes estéril, el cual se debe enviar al laboratorio después de haber cepillado al paciente junto con pelos arrancados (con pinzas estériles) del área periférica de la lesión.
También se puede realizar un estudio citológico de la superficie de la piel, especialmente cuando se sospechan infecciones bacterianas o por Malassezia. La muestra se puede obtener por impronta o con cinta adhesiva, tiñéndola para su posterior evaluación. Cualquier infección que se identifique, aunque probablemente sea secundaria a una causa subyacente, se debe tratar adecuadamente.
Es importante señalar que cuando el prurito es intolerable y no se ha podido identificar una infección o una demodicosis se pueden administrar glucocorticoides durante la fase inicial del tratamiento antiparasitario de prueba, utilizando idealmente prednisolona (1-2 mg/kg cada 24 h). Esta dosis se puede ir disminuyendo hasta conseguir la dosis mínima eficaz en días alternos, dejándose de administrar al final del tratamiento de prueba para poder observar el efecto del tratamiento frente a ectoparásitos.
Reacciones a fármacos
En la historia clínica se deben identificar las posibles causas relacionadas con la administración de algún fármaco, retirándolo si es posible en caso de sospecha. Además, se deben tomar las medidas indicadas anteriormente.
Investigación de hipersensibilidades
Si el lamido excesivo persiste después de descartar causas infecciosas y ectoparasitarias se debe investigar la posibilidad de hipersensibilidad al alimento o a los alérgenos ambientales. Aunque se puede sospechar una hipersensibilidad alimentaria cuando en la historia clínica se indican problemas digestivos, estos no siempre están presentes y, además, la presentación clínica no permite diferenciar estos trastornos.
Hipersensibilidad alimentaria: Dado que los test in vitro tienen una fiabilidad cuestionable para el diagnóstico de alergia alimentaria 12, se debe realizar la prueba de administrar una dieta de eliminación durante un mínimo de 6-8 semanas. Tradicionalmente se utilizaban dietas caseras con una fuente novel de proteína y de carbohidratos, pero actualmente se utilizan con más frecuencia dietas comerciales formuladas con ingredientes noveles puesto que están equilibradas nutricionalmente y son más cómodas de usar. Sin embargo, se debe prestar especial atención a la hora de elegir la dieta, puesto que debe estar formulada específicamente para alergias y de ben estar especificados todos sus ingredientes para comprobar que son noveles, lo cual no siempre ocurre con otros alimentos, incluyendo los que se anuncian como “hipoalergénicos” pero no son de prescripción veterinaria 13. También se pueden utilizar dietas comerciales con proteína hidrolizada. Sin embargo, dado que existe la preocupación de que el paciente reaccione a la proteína nativa, se ha sugerido utilizar una dieta hidrolizada cuya composición sea lo más novel posible 14 15 .
En el gato puede resultar complicado realizar la prueba de la dieta de eliminación, siendo necesario que el propietario mantenga cierto nivel de compromiso. Si el gato rechaza una dieta en particular, la autora sugiere utilizar más de una dieta para ofrecer mayor variedad. Además, muchos gatos ingieren pequeñas porciones de alimento a lo largo del día, por lo que si el gato convive con otros gatos es necesario proporcionar a todos la misma dieta. Al igual que ocurre con el control de ectoparásitos, lo ideal es mantener al gato en el interior de la casa para evitar que cace o ingiera cualquier otro alimento. Si esto no es posible, por el estrés asociado o por otras cuestiones prácticas, se deben adoptar todas las medidas de control posibles (p.ej., dando a los vecinos que alimenten al gato la dieta que este deba consumir), pero en este caso, también habrá que asumir las limitaciones de la prueba.
Si a las 6-8 semanas de iniciar la dieta de eliminación se resuelve el prurito se puede continuar un mes más con la misma dieta y con el control estricto de ectoparásitos, comprobando así si la mejoría se mantiene. En caso de mantenerse, el siguiente paso consiste en reintroducir el alimento que se utilizaba antes de la dieta de eliminación. Si el gato vuelve a presentar acicalamiento excesivo con este alimento se confirma el diagnóstico de hipersensibilidad alimentaria y, de nuevo, se debe proporcionar la dieta de eliminación hasta que el prurito se resuelva, eligiendo posteriormente una dieta adecuada de mantenimiento a largo plazo. Dicha dieta puede ser la misma dieta de eliminación, en caso de estar nutricionalmente equilibrada, o una dieta específica para alergias alimentarias cuya composición sea lo más parecida a la dieta de eliminación.
Otra opción consiste en identificar a los alérgenos alimentarios reintroduciendo cada ingrediente uno a uno (uno cada 7-14 días). En este caso se administrará al gato una dieta que no contenga los alérgenos identificados.
Si al reintroducir el alimento habitual no se produce una reaparición de los signos clínicos, hay que considerar que el prurito podría estar causado por un alérgeno al cual ya no está expuesto el gato. Esto puede ocurrir en particular cuando los alérgenos son estacionales, por lo que el gato no tendrá signos hasta el año siguiente cuando vuelva a tener contacto con el alérgeno.
Al igual que con el tratamiento de prueba frente a ectoparásitos, también puede ser necesario administrar glucocorticoides inicialmente para controlar el lamido intenso, aunque se deben suspender hacia el final de la prueba de la dieta de eliminación para comprobar el efecto único de dicha dieta. Si no se observa mejoría solo con la dieta, es probable que el gato presente una hipersensibilidad ambiental.
Hipersensibilidad ambiental (atopia): Esta es la segunda causa más frecuente de prurito en el gato 7 y solo se puede diagnosticar correctamente una vez que se han realizado todos los pasos anteriores, siendo por tanto un diagnóstico clínico por exclusión. Las pruebas intradérmicas y la serología de IgE, al igual que en el caso del perro, no son pruebas suficientes como para diagnosticar hipersensibilidad ambiental en un paciente, puesto que se pueden obtener falsos positivos y negativos 16 17 18. Además, en el gato la interpretación de las pruebas intradérmicas puede resultar complicada y la determinación de IgE in vitro, aunque es una prueba sencilla, no se ha validado de la misma manera que en el perro 19 20 .
Una vez confirmado el diagnóstico de hipersensibilidad ambiental existen varias opciones terapéuticas, cuya elección depende de la gravedad de los signos clínicos, preferencia del propietario y carácter del paciente. Aunque en el gato se puede utilizar la inmunoterapia alérgeno específica, existen menos evidencias que en el perro 18 21. La elección de los alérgenos a incluir en la inmunoterapia se basa en los resultados de las pruebas intradérmicas o serológicas de IgE, con las limitaciones mencionadas anteriormente. Por lo demás, el tratamiento es sintomático, teniendo como objetivo controlar el prurito así como los factores que pueden exacerbar los signos (p.ej., presencia de pulgas e infecciones microbianas secundarias). También se debe intentar evitar la exposición al alérgeno, pero esto muchas veces no es posible.
¿Qué tratamientos antipruríticos existen?
El prurito se puede controlar utilizando glucocorticoides, ciclosporina y, posiblemente, antihistamínicos. Antes también se utilizaban otro tipo de fármacos como el acetato de megestrol, pero actualmente es preferible evitarlos puesto que existen otras alternativas más seguras 22.
Glucocorticoides
Cuando se administran glucocorticoides es preferible utilizar la vía oral para poder reducir la dosis y frecuencia hasta alcanzar el mínimo eficaz necesario para el manejo a largo plazo (Tabla 2). En el gato se recomienda utilizar la prednisolona antes que la prednisona, puesto que esta no se puede metabolizar eficazmente. En gatos que no toleran la vía oral se pueden utilizar inyecciones depot de glucocorticoides (p.ej., acetato de metilprednisolona), aunque se debe advertir a los propietarios de los posibles efectos secundarios iatrogénicos asociados a su uso prolongado.
Ciclosporina
La ciclosporina está autorizada en muchos países para su uso en gatos con dermatitis alérgica. Antes de utilizarla se debe valorar el estado infeccioso del gato frente a FeLV, FIV y Toxoplasma. La dosis iniciales de 7 mg/kg cada 24 h durante 4-6 semanas, a partir de las cuales, en muchos casos, se puede reducir la dosis a días alternos e incluso, en algunos pacientes, a dos veces por semana (Figura 9 y 10).