¿Cuáles son las implicaciones de las EFTV en las zoonosis?
Convivir con un gato es algo frecuente en todo el mundo, existiendo muchos hogares en los que habita al menos un gato, además de aquellas personas “semipropietarias” que proporcionan alimento y/o cuidados a gatos que no son suyos. Por tanto, hay un gran número de personas en contacto diario con gatos, considerándolos cada vez más como un miembro de la familia e incluso durmiendo juntos. Paralelamente, se está extendiendo el concepto “One Health” (Una Sola Salud), que resalta la importancia del asesoramiento veterinario con respecto al riesgo de enfermedades emergentes y reemergentes en las personas (especialmente muy jóvenes, muy mayores o inmunodeprimidas) por contacto con gatos u otros animales de compañía. Los veterinarios también deben ser conscientes del riesgo al que están expuestos debido a su profesión, puesto que en muchas ocasiones pueden estar en contacto con gatos con EFTV y, particularmente, con sus vectores.
Los patógenos transmitidos por vectores más importantes en el gato en cuanto a su potencial zoonótico son Bartonella spp., Rickettsia felis, Yersinia pestis y Tularemia francisella. Por otro lado, Leishmania infantum y Anaplasma phagocytophilum también pueden infectar a las personas y a los gatos, y se está investigando el papel del gato como reservorio.
Bartonelosis
Seguramente, la bartonelosis es la zoonosis felina transmitida por vectores de mayor interés a nivel mundial. El gato, entre otros mamíferos, puede infectarse o actuar como reservorio de varias especies de Bartonella. En el pasado esta enfermedad se consideraba relativamente benigna en las personas, denominándose “enfermedad del arañazo de gato”, y manifestándose con fiebre y linfadenopatía regional. Actualmente se ha observado que se pueden presentar muchos otros signos clínicos en las personas inmunodeprimidas e incluso inmunocompetentes (aunque con menos frecuencia) 7. Cada vez se conocen más detalles sobre Bartonella spp. y en los últimos 25 años se ha pasado de tener 2 especies identificadas a más de 24 en la actualidad. Actualmente, las especies de mayor interés en el gato son B. henselae, B. clarridgeiae y B. koehlerae (Tabla 1), las cuales tienen como vector de transmisión importante a la pulga 8.
A nivel mundial es frecuente la infección subclínica del gato por B. henselae y solo un pequeño porcentaje de pacientes presenta un cuadro clínico más grave. Los factores de riesgo de bacteriemia en el gato incluyen: edad joven, acceso al exterior, infestación por pulgas y vida en un entorno con varios gatos 9. La transmisión entre gatos se produce principalmente a través de las uñas contaminadas con heces de pulgas. El patógeno puede sobrevivir durante varios días en el ambiente 8.
Las personas normalmente se infectan con Bartonella spp. a través del arañazo de un gato cuyas uñas estén contaminadas con heces de pulgas, aunque también es posible la transmisión a través de la mordedura de gato o, indirectamente, a través de las pulgas 10. En las personas inmunocompetentes la infección es subclínica, pero en las personas inmunodeprimidas puede causar varios signos clínicos, incluyendo endocarditis, neurorretinitis, fiebre recurrente, meningitis aséptica y uveítis 11 12.
Los veterinarios deben proporcionar las recomendaciones necesarias para minimizar la transmisión de Bartonella spp. del gato a la persona. En hogares donde vivan personas inmunocomprometidas esto es especialmente importante. En estos casos, lo más prudente es mantener un enfoque teniendo en cuenta el gato, las personas y los factores de transmisión. Las medidas preventivas incluyen 13:
• Al adquirir un gato, elegir el que tenga menor probabilidad de estar infectado; es decir, un gato aparentemente sano, mayor de un año de edad, sin pulgas y que proceda de un entorno sin contacto con otros gatos.
• Minimizar la transmisión: cortar las uñas, evitar jugar de forma agresiva y en caso de arañazo o mordedura limpiar rápidamente la herida.
• Asegurar la erradicación de los vectores: control estricto de pulgas y garrapatas y evitar el acceso al exterior.
Cuando en un hogar viven niños o adultos inmunodeprimidos con un gato joven (p.ej., < 2 años) infectado con Bartonella spp., bien sea de forma subclínica o no, se recomienda administrar un tratamiento antimicrobiano al gato para disminuir la carga bacteriana y el riesgo de transmisión 13.
Infección por Rickettsia felis
Rickettsia felis es una Rickettsia del grupo spotted fever (fiebre manchada) que causa el tifus de la pulga del gato o fiebre manchada transmitida por pulgas. Además, esta bacteria se considera un patógeno emergente en las personas. Los signos clínicos de infección en las personas incluyen una erupción con macropápulas y aparición de escaras, fiebre, fatiga y dolor de cabeza 14. Curiosamente, cabe señalar que aunque se ha aislado ADN de R. felis en las pulgas del gato, parece más probable que el reservorio de esta infección sea el perro, identificándose ADN rickettsial en esta especie 15. La mayoría de las veces que se ha intentado no se ha conseguido aislar ADN de R. felis en la sangre del gato y no se ha descrito la enfermedad clínica en esta especie, pero dado que el gato mantiene la población de pulgas su papel en la transmisión de esta enfermedad puede ser importante.
Yersinia
Yersinia pestis es un cocobacilo Gram negativo responsable de la peste y frente al cual son muy susceptibles los gatos. En áreas endémicas (regiones de América del Norte y del Sur, África y Asia) los gatos pueden contraer la peste a través de pulgas de roedores infectados o por ingesta de pequeños mamíferos infectados. Se ha sugerido que el riesgo de peste humana asociada al gato puede aumentar a medida que el desarrollo de la construcción residencial siga invadiendo el entorno natural donde existen focos de Y. pestis en el oeste de EE. UU. 2. Generalmente, los signos clínicos en el gato incluyen la linfadenopatía mandibular y retrofaríngea, siendo menos frecuente la progresión hacia shock séptico o la forma neumónica de la peste 16. Las personas pueden contraer la peste del gato bien sea indirectamente a través de pulgas infectadas de roedores o directamente a través de aerosoles, mordeduras o arañazos, siendo el colectivo veterinario uno de los más expuestos a la infección.
Tularemia
La tularemia es una enfermedad rara en Norteamérica y Europa causada por el cocobacilo Gram negativo Francisella tularensis. Entre los principales reservorios de este organismo se encuentran gran variedad de pequeños mamíferos y el gato se infecta cuando caza e ingiere estas presas 17. Los signos clínicos en el gato incluyen fiebre, linfadenopatía periférica, hepatomegalia y esplenomegalia 18. La transmisión del gato a las personas se produce a través de la mordedura (o con menor probabilidad a través del arañazo) y los signos clínicos incluyen linfadenopatía y signos similares a los de una gripe pasajera pero con una posible progresión hacia neumonía 19.
EFTV y comorbilidades
Se ha reconocido que en las personas existe una asociación entre la inmunosupresión y las enfermedades transmitidas por vectores. Uno de los ejemplos más representativos es la aparente interacción entre el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y la leishmaniosis visceral, la cual se ha descrito en numerosos países de todo el mundo. La leishmaniosis se ha convertido en una causa importante de muerte en pacientes con SIDA puesto que la inmunosupresión asociada al VIH ha cambiado el espectro de esta enfermedad y las personas infectadas con el retrovirus tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad visceral que las personas inmunocompetentes, en la cuales la forma cutánea es la más frecuente 20.
En un reducido número de estudios se ha evaluado la posible relación entre la seropositividad a Bartonella y a FIV y/o FeLV 21 22. En dichos estudios no se demostró ninguna relación, pero es posible que los gatos seropositivos a Bartonella presenten un mayor riesgo de enfermedades orales (estomatitis, gingivitis). En algunos estudios, pero no en todos, se ha encontrado una relación entre los retrovirus felinos y M. haemofelis. Además, se ha demostrado que la anemia producida por Ca. M. haemominutum y Ca. M. turicensis es más grave en gatos con infección concomitante por FeLV o inmunodeprimidos que en gatos inmunocompetentes, en los cuales la anemia no es significativa 23 24. Hasta la fecha no se ha descrito ninguna relación entre la leishmaniosis felina y las retrovirosis, aunque son pocos los gatos infectados que se han estudiado.
Recientemente, se ha descrito el caso de un gato coinfectado con Anaplasma platys, B. henselae, B. koehlerae y Ca. M. haemominutum 25. Este gato, además presentaba plasmocitosis esplénica y gammapatía monoclonal, diagnosticándose un mieloma múltiple. Se sugirió que la infección de uno o más de los patógenos pudo imitar o intervenir en el trastorno relacionado con el mieloma. Aunque también es posible que la inmunosupresión relacionada con dicho trastorno pueda haber predispuesto al gato a la infección múltiple.
Transfusiones sanguíneas y EFTV
Cuando se realiza una transfusión sanguínea en el gato hay que ser consciente del riesgo de transmitir una EFTV e informar adecuadamente al propietario. Muchos de los gatos que necesitan una transfusión sanguínea se encuentran ya de por sí inmunodeprimidos o recibirán fármacos inmunosupresores, por lo que pueden ser más susceptibles de infectarse clínicamente al transfundir inadvertidamente sangre con patógenos de una EFTV.
Se han elaborado unas excelentes guías con recomendaciones para minimizar el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas en las transfusiones sanguíneas 26 27, incluyendo en ellas un “formulario para la evaluación de donantes de sangre felinos” para utilizarlo en la clínica. Las recomendaciones se centran en la elección de donantes con menor probabilidad de estar infectados y en la identificación adecuada de patógenos teniendo en cuenta la región geográfica determinada.
Con respecto a las EFTV, el donante ideal de sangre debe cumplir las siguientes condiciones 26:
• Tener más de 3 años de edad (para minimizar el riesgo de bacteriemia por Bartonella).
• Haber vivido siempre en un hogar siendo el único gato.
• Mantener una buena profilaxis frente a pulgas y garrapatas.
• No haber viajado.
• No haber padecido una enfermedad transmitida por vectores.
En cuanto a las pruebas recomendadas para detectar una EFTV en el gato donante se incluye la realización de un panel mínimo de pruebas de PCR para M. haemofelis, B. henselae y A. phagocytophilum 27. Aunque lo ideal es incluir además pruebas de PCR para A. platys, otras especies de Bartonella, Cytauxzoon felis, Ehrlichia canis, Ca. M. haemominutum y Ca. M. turicensis, junto con la confirmación de seronegatividad a A. platys y B. henselae. Dependiendo de la incidencia de enfermedades clínicas o subclínicas en una región geográfica determinada se pueden realizar más pruebas en los gatos donantes para detectar patógenos como A. phagocytophilum, Babesia spp., C. felis, Ehrlichia spp. y Leishmania infantum.
Aunque es posible minimizar el riesgo de transmisión de EFTV en las transfusiones sanguíneas realizando las pruebas de detección adecuadas, siempre se debe recordar al propietario que una transfusión sanguínea no está exenta de riesgos con respecto a las EFTV u otras posibles complicaciones.
Control de las EFTV
Como conclusión, teniendo en cuenta que los patógenos transmitidos por artrópodos causan enfermedades infecciosas emergentes a nivel mundial, con implicaciones para la salud tanto del gato como de sus propietarios, es necesario que el veterinario sepa reconocer y manejar adecuadamente estas enfermedades. Siempre que sea posible, las EFTV se deben prevenir y controlar 28. Dado el importante papel de la pulga en la transmisión de muchas zoonosis anteriormente descritas, así como el riesgo que representan las pulgas para el propio gato, nunca se debe dejar de hacer hincapié en la importancia del control estricto de pulgas, e idealmente también de otros vectores artrópodos como las garrapatas. La prevención se fundamenta en la utilización de ectoparasiticidas y otros compuestos que interfieren en el desarrollo de huevos o de otras fases del ciclo biológico (reguladores del crecimiento de los insectos (IGR) e inhibidores del desarrollo de los insectos (IDI)) 29; además, en áreas endémicas de dirofilariosis felina también se utiliza la ivermectina como profilaxis química. En el caso del perro, existen otras estrategias preventivas como la vacunación frente a babesiosis, leishmaniosis y enfermedad de Lyme, la cual o bien no es necesaria en el gato o no se encuentra disponible en esta especie puesto que su papel como reservorio difiere del perro. Los tratamientos preventivos más frecuentes de las EFTV se muestran en la Tabla 2. Hay que tener en cuenta que el gato tiene una capacidad limitada de glucuronidación hepática, por lo que existen muchos compuestos del grupo de pulguicidas, acaricidas y ectoparasiticidas, tales como los organofosfarados carbamatos, amitraz y la mayoría de piretroides (especialmente la permetrina) que no se deben aplicar debido a su toxicidad en esta especie.