Internados de veterinaria en Estados Unidos
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Número de edición 32.3 Otros artículos científicos
Fecha de publicación 27/04/2023
Disponible también en Français , Deutsch , Italiano , Português y English
Prescribir fluidoterapia intravenosa en el gato no es tan sencillo como puede parecer; este artículo proporciona una visión general de los conocimientos actuales.
Los fluidos son fármacos con indicaciones, contraindicaciones y efectos adversos.
Las tres indicaciones principales de la fluidoterapia son la expansión del volumen intravascular, la reposición de la pérdida de líquidos y el mantenimiento de las necesidades de agua.
Las soluciones de cristaloides isotónicos equilibrados con efecto tampón son las más versátiles y casi siempre se pueden utilizar en los gatos.
La sobrecarga de volumen intravascular puede ser tan perjudicial como la hipovolemia.
Aunque la administración de fluidos por vía intravenosa (IV) se popularizó por primera vez en el siglo XIX, durante la pandemia de cólera, actualmente, “la fluidoterapia” sigue siendo uno de los temas más polémicos en medicina tanto humana como veterinaria 1. Los signos clínicos de cólera incluyen vómitos intensos, diarrea y deshidratación profunda, lo que provoca hipovolemia y hemoconcentración (de ahí el nombre de “peste azul”, por el aspecto azulado de la piel de algunos individuos como consecuencia del hematocrito alto). Los médicos empezaron a administrar fluidos IV a los pacientes y observaron una buena respuesta, de manera que el uso de esta “nueva terapia” se generalizó 2. La pandemia de cólera coincidió en el momento en el que la profesión médica comenzó a reconocer el concepto de “shock circulatorio”, por lo que el uso de la fluidoterapia en pacientes con shock ganó popularidad rápidamente 3. Con la invención del esfigmomanómetro a principios del siglo XX se pudo asociar el shock con la hipotensión, por lo que se empezó a recomendar la fluidoterapia en estados hipotensivos tanto para contrarrestar la hipovolemia, como consecuencia de hemorragias por traumatismos, como para el “shock quirúrgico” o la hipotensión inducida por la anestesia. Durante la mayor parte del siglo XX, la administración de fluidoterapia IV se consideró “benigna”, sin efectos secundarios importantes, lo que contribuyó a una administración generalizada y a una aplicación más allá de las indicaciones originales 3.
Actualmente el término “fármaco” se define como un medicamento o sustancia que tiene un efecto fisiológico al ingerirse o introducirse en el organismo (según el diccionario online de Oxford). Gracias a los numerosos estudios realizados durante estas últimas cuatro décadas se ha podido evaluar el “tratamiento” basado en la administración de fluidos y comprender mejor los posibles efectos nocivos. De hecho, en muchos estudios se ha demostrado que la elección incorrecta del tipo de fluido (p. ej., almidones de hidroxietilo en pacientes con lesión renal), a dosis inadecuadas (p. ej., administración agresiva de cristaloides en traumatismos) o con una duración incorrecta (p. ej., cuando se mantienen los fluidos en pacientes que ya comen y beben), puede causar efectos secundarios perjudiciales y potencialmente mortales Actualmente el término “fármaco” se define como un medicamento o sustancia que tiene un efecto fisiológico al ingerirse o introducirse en el organismo (según el diccionario online de Oxford). Gracias a los numerosos estudios realizados durante estas últimas cuatro décadas se ha podido evaluar el “tratamiento” basado en la administración de fluidos y comprender mejor los posibles efectos nocivos. De hecho, en muchos estudios se ha demostrado que la elección incorrecta del tipo de fluido (p. ej., almidones de hidroxietilo en pacientes con lesión renal), a dosis inadecuadas (p. ej., administración agresiva de cristaloides en traumatismos) o con una duración incorrecta (p. ej., cuando se mantienen los fluidos en pacientes que ya comen y beben), puede causar efectos secundarios perjudiciales y potencialmente mortales 4,5. De ahí que, en medicina tanto humana como veterinaria, se esté imponiendo el concepto de que los fluidos son fármacos, con sus indicaciones, contraindicaciones y posibles efectos secundarios 5. Por tanto, es lógico que al prescribir fluidoterapia se tomen las mismas precauciones que cuando se prescribe cualquier otro fármaco, como un analgésico, anestésico o antibiótico.
Aunque la disminución de volumen IV puede ser mortal, los mamíferos están bien preparados para la pérdida de fluidos IV mediante una serie de reacciones neurohormonales complejas conocidas como “respuesta de lucha o huida”. Sin embargo, no están tan bien preparados para la sobrecarga de volumen, ya que en la naturaleza no se produce una sobrecarga de volumen iatrogénica 2. Por tanto, si se provoca una sobrecarga de volumen, especialmente en el paciente crítico, probablemente se desarrolle un edema intersticial, con la consecuente disminución de la oxigenación tisular (el oxígeno tiene que viajar más desde el capilar hasta la célula), lo que contribuye al edema e isquemia en órganos (especialmente en órganos encapsulados como el riñón) y, finalmente, a la disfunción multiorgánica y muerte 6.
Las recomendaciones sobre la administración de fluidos IV en pequeños animales se extrapolan en gran medida de la medicina humana 7. Además, hasta finales del siglo XX, las pautas de fluidoterapia en gatos eran similares a las de los perros 7 y el dicho de “los gatos no son perros pequeños” es muy cierto, sobre todo en lo que respecta a la fluidoterapia IV (Figura 1).
El gato doméstico se originó en el desierto, donde la capacidad de mantener fluidos es clave (p. ej. la gacela Dorcas puede concentrar tanto la orina que solo excreta gránulos sólidos de ácido úrico 8), y el riñón felino tiene una gran capacidad de concentración de orina 9. Por tanto, el gato puede afrontar relativamente bien la deshidratación (de hecho, a veces se puede observar una grave deshidratación que no se corresponde con el estado general del gato). Por otro lado, la especie felina parece no tolerar la sobrecarga de volumen (tal y como lo demuestra el desarrollo de derrame pleural, edema pulmonar y ascitis tras la administración excesiva de fluidos). Aunque la causa de esta intolerancia no se conoce bien, probablemente sea multifactorial, contribuyendo el hecho de que los gatos tienen un menor volumen sanguíneo (55-60 ml/kg) que los perros y las personas 10, están predispuestos a desarrollar cardiomiopatías ocultas (asintomáticas) 11 que pueden descompensarse con la fluidoterapia y eliminan los fluidos IV más lentamente 12.
Para complicar aún más las cosas, el shock circulatorio se manifiesta de manera diferente en el gato que en el perro o el ser humano. El gato no muestra un estado de shock “compensado”, sino que suele presentar bradicardia, hipotensión e hipotermia 13. Se cree que esta “triada del shock” se debe a una respuesta compleja que, en términos generales, es de naturaleza protectora. La hipotermia parece estar mediada centralmente por la estimulación de los receptores α1- y α2-adrenérgicos en el hipotálamo. Paradójicamente, se produce una disminución del tono simpático periférico que da lugar a una vasodilatación, contribuyendo a su vez a la hipotermia e hipotensión. Parece que la disminución del llenado cardiaco desencadena bradicardia mediante el reflejo de Bezold-Jarisch, con el objetivo de optimizar el gasto cardiaco (la disminución de la frecuencia cardiaca favorece el llenado cardiaco cuando el volumen IV es reducido); sin embargo, esto puede terminar agravando la hipotensión. La hipotermia grave, en última instancia, inactiva los receptores adrenérgicos, manteniendo así el círculo vicioso de hipotensión y bradicardia. Además, los gatos parecen tener una superficie corporal total relativamente mayor que los perros 14, por lo que los gatos enfermos o heridos que no reciben tratamiento pueden presentar rápidamente hipotermia. La explicación fisiopatológica actual de la triada del shock felino se basa en estudios experimentales y, aunque este fenómeno se puede observar en la práctica, todavía se desconocen los mecanismos del shock circulatorio en el gato y se necesita más investigación.
Antes de prescribir cualquier fármaco es esencial determinar si está indicado o no y los fluidos no son diferentes en este sentido. Existen tres indicaciones generales para la prescripción de fluidoterapia IV (Tabla 1), por lo que el veterinario se debería plantear las siguientes preguntas ante el caso de un gato que potencialmente necesite fluidos IV:
Tabla 1. Resumen de los diferentes tipos de soluciones y sus indicaciones en gatos.
Indicaciones | |||
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Expansión de volumen intravenoso | Reposición de las pérdidas | Mantenimiento | |
Tipo de fluido
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Dosis/velocidad
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Duración
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Seguimiento |
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Si la respuesta a todas estas preguntas es negativa, la fluidoterapia IV no está indicada. Si la respuesta a una o varias preguntas es afirmativa, la fluidoterapia IV está justificada. El veterinario debe seguir un protocolo estándar para elegir correctamente el tipo de fluido (evitando los fluidos contraindicados), la dosis (o velocidad) y la duración de la administración, y debe anticiparse a los posibles efectos secundarios. En las Figuras 2a y 2b se muestra un diagrama de flujo detallado para facilitar la toma de decisiones en la prescripción de fluidos IV.
Las tres indicaciones generales para la prescripción de fluidos en el gato (además del entorno perioperatorio) son la expansión del volumen IV (también se utilizan otros términos como la reanimación con fluidos, la optimización de la precarga y el tratamiento en bolos), la reposición de las pérdidas (corporales) de líquido no procedente del espacio IV (también conocida como rehidratación o terapia de reemplazo) y el mantenimiento (cubrir las necesidades diarias de agua). Estas indicaciones dictan la elección del tipo de fluido, tal y como se detalla en la Tabla 1.
Los cristaloides son un grupo de soluciones a base de agua que contienen principalmente cloruro sódico y otros electrolitos en varias concentraciones. En función de su osmolalidad (concentración de electrolitos) y tonicidad (distribución una vez suministrado en el espacio IV), se dividen en isotónicos (y a menudo iso-osmolares o ligeramente hipo-osmolares), hipertónicos (e hiperosmolares) e hipotónicos (de nuevo iso-osmolares o ligeramente hipo-osmolares). Según su composición, los cristaloides isotónicos se dividen a su vez en: 1. tamponados (con una molécula tampón como el lactato, el acetato o el carbonato que alcaliniza el plasma tras su administración), equilibrados (con una composición de electrolitos similar a la del plasma) y poliiónicos (con iones diferentes al sodio y el cloro), y 2. salinos isotónicos (solución salina de NaCl al 0,9%, no tiene efecto tampón ni es equilibrada y es acidificante por su contenido relativamente alto de cloro).
Los cristaloides isotónicos son, con diferencia, los fluidos más versátiles. Sus indicaciones incluyen la expansión de volumen IV en caso de shock circulatorio no cardiogénico, la reposición de pérdidas de líquidos, tanto adquiridas (deshidratación) como continuas, y el mantenimiento de las necesidades de fluidos. Los cristaloides isotónicos equilibrados con efecto tampón, como la solución de Ringer Lactato, deberían ser la primera opción en el gato con shock circulatorio, salvo que tenga un trastorno que curse con hipocloremia y alcalosis metabólica (como la obstrucción gastrointestinal superior), en cuyo caso es preferible utilizar una solución salina isotónica. Los cristaloides isotónicos se deben utilizar con precaución en gatos con hemorragia (ver más adelante).
La solución salina hipertónica (SSH) actúa como agente hiperosmolar, desplazando rápidamente el líquido del espacio intersticial hacia la circulación. Por lo tanto, actúa como un rápido expansor IV de bajo volumen antes de redistribuirse entre el espacio IV y el intersticial durante 30-40 minutos. La SSH también se utiliza para el tratamiento del edema cerebral y cuando existe aumento de la presión intracraneal, ya que desplaza el líquido del parénquima cerebral. Por tanto, es particularmente útil en gatos con traumatismos, particularmente, con traumatismo craneal. Las SSH se comercializan con diferentes concentraciones (1-23%) dependiendo de cada país y, por tanto, las dosis varían significativamente, por lo que se deben consultar los tipos de SSH disponibles localmente y las dosis correspondientes.
Los cristaloides hipotónicos tienen un margen de uso relativamente estrecho y se utilizan principalmente como fluidos de mantenimiento, para el tratamiento de pérdidas de agua pura (p. ej., diabetes insípida) y disnatremias. Entre los diferentes tipos de soluciones se incluyen, la solución de dextrosa/glucosa al 5% y la solución salina media (NaCl al 0,45%) con dextrosa/glucosa al 2,5%. Los pacientes que únicamente necesitan fluidoterapia de “mantenimiento” diario se pueden beneficiar de los cristaloides hipotónicos, ya que su contenido de sodio es relativamente más bajo. Sin embargo, utilizar un tipo de solución para la reposición y otro para el mantenimiento es poco práctico y puede llevar a errores, por lo que, en pacientes sin riesgo de sobrecarga de sodio, los cristaloides isotónicos se suelen utilizar como fluidos de mantenimiento. Los cristaloides hipotónicos no se deben utilizar nunca para la expansión de volumen IV, ya que salen rápidamente del espacio IV (y, por tanto, no son eficaces restaurando la perfusión tisular) y pueden provocar una sobrecarga de volumen potencialmente mortal, incluyendo edema cerebral.
Los coloides son un grupo de soluciones que contienen compuestos de peso molecular relativamente grande y generan una presión osmótica coloidal, reteniendo líquido dentro del espacio IV mediante el efecto de Gibbs-Donnan. Por este motivo, se utilizan principalmente como expansores de volumen IV, aunque también tienen otras indicaciones.
Los coloides sintéticos contienen almidón modificado químicamente (hidroxietilalmidón), gelatina (normalmente gelatina bovina) o azúcares fermentados (dextranos; disponibles en muy pocos países) suspendidos en una solución salina isotónica o una solución cristaloide equilibrada de efecto tampón. Recientemente el uso de coloides sintéticos (en concreto, almidones de hidroxietilo) ha llamado la atención de forma negativa al demostrarse, con evidencias sustanciales, un efecto nocivo en personas, lo que ha llevado a restringir en gran medida su uso 15. En veterinaria las evidencias sobre el efecto nocivo de los almidones de hidroxietilo son menos convincentes y en gatos son muy limitadas 15. Esta discrepancia probablemente se deba a diferencias en las cohortes y el diseño de los estudios, más que a diferencias específicas de cada especie. El uso de las gelatinas se ha estudiado menos en medicina humana y veterinaria. Sin embargo, empieza a haber evidencias de sus posibles efectos nocivos 16. La autora recomienda ser muy cautelosos a la hora de prescribir coloides sintéticos, ya que sus efectos “superiores” de expansión del volumen IV siguen siendo cuestionables y se han documentado efectos secundarios.
Los coloides naturales son la sangre total y sus derivados, incluyendo el plasma fresco congelado y el concentrado de glóbulos rojos. Los productos sanguíneos están indicados para la expansión de volumen IV en pacientes con hemorragia, independientemente de la presencia o ausencia de coagulopatías. El plasma fresco congelado felino, si está disponible, se puede utilizar como expansor de volumen IV, especialmente en pacientes que necesiten un soporte osmótico coloide (en caso de sepsis o hipoalbuminemia). Los hemoderivados también se pueden utilizar en pacientes con anemia aguda o crónica y con coagulopatías. Antes de realizar una transfusión en gatos, siempre se debe determinar el grupo sanguíneo y realizar pruebas cruzadas de compatibilidad manteniendo un estrecho seguimiento para detectar cualquier reacción a la transfusión durante todo el procedimiento. Se ha descrito el uso de albúmina sérica humana como expansor de volumen IV o como soporte osmótico coloide en gatos, pero entre los efectos secundarios, se encuentran las reacciones de hipersensibilidad tipo I y tipo III 15. Por lo tanto, a la hora de prescribir este tipo de productos en gatos gravemente enfermos se debe tener en cuenta la relación riesgo-beneficio. La disponibilidad de la seroalbúmina humana varía mucho entre los diferentes países.
Ivayla D. Yozova
La dosis o velocidad de administración de fluidos IV depende de la indicación. Como ocurre con cualquier fármaco, si la cantidad es insuficiente, el fluido IV no será eficaz, mientras que la sobredosis provocará efectos secundarios. En la Tabla 1 se detalla la dosis y la velocidad de administración en los tres principales escenarios de la prescripción de fluidoterapia IV.
La expansión de volumen IV tiene como objetivo aumentar el volumen sistólico de eyección en gatos con un volumen IV disminuido (hipovolemia absoluta o relativa que provoca shock circulatorio) y restablecer la adecuada perfusión tisular. El shock circulatorio se manifiesta clínicamente mediante la alteración de los seis parámetros de perfusión (estado mental, frecuencia cardiaca, calidad del pulso, color de las mucosas, tiempo de relleno capilar y temperatura). Cada parámetro de perfusión es inespecífico y se puede alterar por otras causas distintas al shock circulatorio. Sin embargo, el gato con shock suele presentar alteraciones en la mayoría de los parámetros de perfusión, especialmente en el estado mental, la calidad del pulso y la temperatura (hipotermia). Otras pruebas que se pueden realizar en la clínica y que pueden ayudar a diagnosticar shock circulatorio son la medición no invasiva de la presión arterial, la medición del lactato y la ecografía point of care cardiovascular y general (Figura 3).
Para conseguir la expansión del volumen IV es necesario administrar una cantidad relativamente grande de fluido en un periodo de tiempo relativamente corto (conocido como “prueba de carga o challenge fluid”) provocando una respuesta al fluido; definida por la mejoría en los parámetros de perfusión (y alteraciones de la presión arterial, la ecografía point of care y los análisis laboratoriales). La falta de respuesta a la carga de fluido, especialmente cuando se repite 2-3 veces (lo que es frecuente), no significa que el paciente necesite más cantidad de fluido IV, sino que no responde a la administración de fluidos y se debe suspender la carga de fluidos. La falta de respuesta a la administración de fluidos está bien reconocida en personas en estado crítico; y aunque se desconoce la incidencia en gatos, empíricamente se describe como “frecuente”, particularmente en gatos hipotérmicos (y los gatos con shock suelen tener hipotermia). De hecho, hay que ser cautelosos al administrar fluidos a un gato hipotérmico en shock y algunos autores recomiendan la restricción de fluidos hasta que el gato alcance una temperatura de al menos 36-37°C (96,8-98,6°F) 13. La disminución de volumen IV puede contribuir a la hipotermia (como se ha mencionado antes), por lo que la autora recomienda administrar pequeñas dosis de carga mientras el gato hipotérmico recupera la temperatura. También es recomendable mantener una leve hipotermia permisiva hasta la resolución de la causa del shock circulatorio.
No todas las causas de shock circulatorio son iguales. Los gatos con shock hipovolémico no hemorrágico (por vómitos graves, diarrea, poliuria/polidipsia (PU/PD), o pérdidas del tercer espacio) responderán bien a la expansión de volumen IV. Los gatos con hemorragia también responderán inicialmente a los fluidos, pero la coagulopatía dilucional y el desprendimiento de coágulos pueden agravar la hemorragia. En pacientes con hemorragia activa incontrolada, se puede instaurar la reanimación con bajo volumen o la hipotensión permisiva hasta controlar lesión mediante la cirugía. El shock distributivo se acompaña de vasodilatación, pero también de un aumento de la permeabilidad vascular (debido a la lesión del glicocálix endotelial) y de la pérdida de fluido hacia el espacio intersticial. Por lo tanto, los gatos con shock distributivo (normalmente por sepsis) responderán inicialmente a los fluidos IV por el cierto grado de hipovolemia absoluta simultánea; sin embargo, esto es a expensas de una mayor fuga vascular y del edema intersticial. Anecdóticamente, los gatos con shock distributivo dejarán de responder a la carga de fluido en la fase posterior de estabilización y en estos pacientes se debería considerar la administración de vasopresores para contrarrestar la vasodilatación. Los gatos con shock obstructivo (neumotórax grave, taponamiento cardíaco, vólvulo intestinal) responderán parcialmente a la administración de fluidos y no se podrá obtener una respuesta completa hasta que se corrija la obstrucción.
Los gatos que no están (o han dejado de estar) en shock circulatorio, pero han perdido (pérdidas adquiridas) y/o tienen una pérdida continua de líquido necesitan un plan de fluidoterapia de reemplazo. Las pérdidas adquiridas de líquido se calculan según el grado de deshidratación, basado en el porcentaje de peso corporal total perdido (Tabla 1). Como muchas veces no se conoce el peso del gato antes de la pérdida de líquidos, la deshidratación se debe estimar en función de los hallazgos clínicos (pérdida de turgencia de la piel, mucosas pegajosas, etc.). Esta estimación es subjetiva y complicada, por lo que la autora utiliza un enfoque más simple para estimar la deshidratación, basándose más en el seguimiento del paciente durante la reposición de fluidos que en la estimación subjetiva inicial. Los gatos con deshidratación clínica, sin signos de shock circulatorio, se consideran ligeramente deshidratados (~ 5%), mientras que los gatos con signos de shock circulatorio por la deshidratación se consideran gravemente deshidratados (~ 10%). En los gatos gravemente deshidratados con shock circulatorio lo primero que se debe conseguir es la expansión de volumen IV y, una vez revertido el shock, se inicia la fluidoterapia de reemplazo. Se debe realizar un seguimiento de los parámetros clínicos, la ganancia de peso, la ingesta de alimento espontánea, el estado de hidratación y una revaluación general del plan de reposición 2-3 veces al día, haciendo los ajustes necesarios.
Las pérdidas continuas se pueden estimar según los hallazgos clínicos, la pérdida de peso y la cuantificación de la pérdida de fluidos (p. ej., pesando los empapadores de orina, recogiendo la orina de la bandeja, calculando el volumen de la vejiga según la ecografía, utilizando sondas urinarias y fecales, etc.).
La administración de fluidos de mantenimiento se basa en proporcionar las necesidades de agua diarias del gato calculadas en función de las necesidades calóricas. Como por cada kilocaloría de energía se necesita un mililitro de agua, los fluidos de mantenimiento se calculan mediante la fórmula de las necesidades energéticas en reposo utilizando como unidad el mililitro (Tabla 1). Garantizar el aporte de las necesidades diarias de agua del gato no equivale a alimentarlo, por lo que la fluidoterapia de mantenimiento no se debe dejar durante largos periodos de tiempo sin que el gato reciba la nutrición adecuada.
La expansión de volumen IV es intensiva, pero generalmente breve, siendo raro que dure más de 1-2 horas. A partir de ahí, puede que el gato responda bien y el shock se revierta, o puede no obtenerse una respuesta adecuada, siendo necesarios otros medios de estabilización del paciente en función de la causa subyacente del shock.
Las pérdidas de líquido se suelen reponer durante 24-48 horas. Cuanto más crónica sea la pérdida, más lenta será la reposición (p. ej., gatos con enfermedad renal crónica), excepto en algunos casos (p. ej., en la cetoacidosis diabética la rehidratación del gato es más rápida, p. ej., el 50% del volumen necesario se administra en ~6h, para poder iniciar la terapia con insulina). La fluidoterapia de reposición puede tener una mayor duración en pacientes con pérdidas continuas graves que no se pueden restaurar mediante la hidratación oral o fluidoterapia IV de mantenimiento. Este suele ser el caso de los pacientes con drenajes abdominales y/o torácicos, o menos frecuentemente en gatos con diarrea, vómitos y PU/PD continuos.
La fluidoterapia de mantenimiento no debería prolongarse más de 24-48h. En términos generales, los gatos hospitalizados con anorexia pueden tener una enfermedad benigna que se resuelva en dicho periodo de tiempo, recuperando espontáneamente el apetito, o bien una enfermedad más grave, en la que es necesario instaurar un soporte nutricional. Los gatos con una anorexia prevista de más de 24-48h deben recibir alimento, ya sea mediante ingesta espontánea, con la ayuda de estimulantes del apetito, o mediante alimentación con sonda (Figura 4). Esto es especialmente cierto en pacientes que ya presentaban anorexia desde antes del ingreso. Los gatos que ya están comiendo no necesitan fluidoterapia de mantenimiento.
En la Tabla 2 se enumeran los efectos secundarios de las distintas soluciones de fluidoterapia. Los principales efectos secundarios de los cristaloides isotónicos incluyen la hemodilución (especialmente en pacientes con hemorragia) y la sobrecarga de volumen, lo que provoca edema intersticial (y potencialmente, edema pulmonar) 4. Las soluciones salinas hipertónicas, además de hipernatremia, pueden causar hipertensión transitoria y bradicardia. Las soluciones hipotónicas provocan edema si se administran en bolo. En medicina humana el uso de coloides sintéticos se ha asociado a lesión renal aguda, coagulopatía no dilucional, acumulación tisular y aumento de la mortalidad. En veterinaria hay evidencias que sugieren que estos efectos también pueden producirse en pequeños animales 15. Cabe destacar que cualquier solución puede estar contraindicada (especialmente cuando el paciente padece una sobrecarga de volumen preexistente, como en el caso de cardiopatías y en pacientes con oliguria o anuria) o puede provocar efectos secundarios si se administra a dosis incorrectas o si se utiliza cuando no está indicada.
Tabla 2. Fluidoterapia – efectos secundarios y contraindicaciones.
Tipo de fluido | Efectos secundarios | Contraindicaciones relativas | Contraindicaciones absolutas |
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Cristaloide isotónico equilibrado tamponado |
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Salino isotónico |
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Salino hipertónico |
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Cristaloide hipotónico |
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Coloides sintéticos |
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Es importante señalar que, aunque la fluidoterapia se haya instaurado con éxito, siempre se debe realizar un seguimiento para comprobar su eficacia y detectar los efectos secundarios (Tabla 1). Los métodos de seguimiento habituales incluyen la exploración física (para valorar el volumen IV y el estado de hidratación), la medición de la presión arterial no invasiva y el análisis de laboratorio para obtener una base de datos mínima (hematocrito, proteínas totales, gasometría venosa con (o al menos) lactato, urea/creatinina). En estas dos últimas décadas, la ecografía point of care se ha incorporado en la práctica diaria como herramienta de seguimiento tras la administración de fluidos IV 17. Este método es esencial para determinar si la fluidoterapia IV está indicada, pero actualmente, también es una herramienta indispensable para evitar y diagnosticar la sobrecarga de volumen, que tradicionalmente era difícil de estimar mediante los parámetros clínicos. Además, el veterinario experimentado puede detectar mediante la ecografía cardiomiopatías asintomáticas, lo que ayudará a prevenir una sobrecarga de volumen adicional en estos gatos 11.
Los fluidos son fármacos que se deben prescribir a todos los pacientes que los necesiten, pero en el caso del gato, se debe prestar especial atención dadas las “particularidades” que se observan en esta especie. A la hora de prescribir fluidoterapia se debe tener en cuenta la indicación, el tipo de fluido, la dosis/velocidad de administración, la duración, los efectos secundarios y el seguimiento. Aunque determinar la pérdida de líquido es fácil y hay medios disponibles para reponer dichas pérdidas, la insuficiente administración de fluidos puede resultar fatal. Por otro lado, la sobrecarga de volumen también puede ser mortal y normalmente se identifica de forma tardía y parcialmente, existiendo pocas opciones terapéuticas. En general, el veterinario debe ser racional a la hora de prescribir fluidoterapia IV en gatos y centrarse en un seguimiento eficaz, finalizando el tratamiento en el momento adecuado, cuando los fluidos dejen de estar indicados.
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Ivayla Yozova
La Dra. Yozova se licenció en el 2007 por la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Trakia (Bulgaria) Leer más
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