Revista veterinaria científica internacional para el profesional de los animales de compañía
Veterinary Focus

Número de edición 26.1 Sistema Gastrointestinal

La diarrea de destete en el cachorro

Fecha de publicación 12/03/2021

Escrito por Aurélien Grellet

Disponible también en Français , Deutsch , Italiano , Română , English y ภาษาไทย

Las enfermedades gastrointestinales representan uno de los problemas más frecuentes en el perro, especialmente en el cachorro, puesto que el riesgo de diarrea es superior al de los adultos. 

La diarrea de destete en el cachorro

Puntos clave

La diarrea de destete es un proceso complejo y de origen multifactorial. Diversas causas, tanto infecciosas como no infecciosas, pueden alterar, simultáneamente y en sinergia, la salud del tracto gastrointestinal.



El parvovirus canino tipo-2 es uno de los principales agentes involucrados en la diarrea de destete. Aunque este virus puede provocar signos sistémicos graves, también es posible que únicamente se vea alterada la calidad de las heces, sin impacto sobre la salud general.


Para prevenir la diarrea de destete es necesario tomar determinadas medidas profilácticas e implementar protocolos diseñados que controlen el mantenimiento, de la salud.


 

Introducción

Las enfermedades gastrointestinales representan uno de los problemas más frecuentes en el perro 1 2 3, especialmente en el cachorro, puesto que el riesgo de diarrea es superior al de los adultos. Se ha indicado que aproximadamente el 10-25% de los cachorros presenta problemas digestivos en algún momento durante el primer año de vida 4 5. El objetivo de este artículo consiste en revisar los factores que influyen en la salud digestiva del cachorro, además, se abordarán las medidas que pueden ayudar a controlar y prevenir los posibles problemas digestivos.

 

El destete: una fase crítica

El destete es una fase crítica para el cachorro. Desde el punto de vista digestivo, la transición de la leche hacia el alimento sólido conlleva cambios en la arquitectura de la mucosa digestiva (aumento de la profundidad de las criptas intestinales), en el transporte de nutrientes, en la actividad enzimática (disminución de la actividad de la lactasa y aumento de la actividad de la amilasa y lipasa) y en la flora intestinal (disminución de las bacterias aerobias). Además, durante el destete, el cachorro atraviesa una fase de vacío inmunitario durante la cual no se le puede vacunar debido a la persistencia de anticuerpos maternales 6; sin embargo, sí es susceptible de contraer infecciones, especialmente digestivas. Por otro lado, el destete conlleva una separación, lo cual supone un estrés importante que puede afectar al metabolismo, sistema inmune y función intestinal del cachorro. Todos estos procesos pueden explicar la mayor prevalencia de diarrea en el cachorro que en el adulto. 

Diarrea de destete – riesgos

La diarrea de destete representa un problema tanto para el cachorro como para la salud pública. La diarrea puede provocar en el cachorro una disminución del ritmo de crecimiento y un aumento del riesgo de mortalidad 7 — los trastornos gastrointestinales pueden ser la principal causa de muerte en perros de menos de un año de edad 8 — por lo que es esencial tratar a todos los animales afectados de forma rápida y eficaz. Además, hay que tener en cuenta el posible riesgo de zoonosis de algunas enfermedades digestivas, puesto que algunos agentes infecciosos se eliminan a través de las heces del cachorro, pudiendo afectar también a las personas (p.ej., Giardia duodenalis y Toxocara canis) 9. El veterinario, por tanto, desempeña un papel crucial en la prevención y tratamiento de la diarrea del cachorro.

Definición de diarrea

La primera dificultad en la definición de diarrea, aparte de la consideración subjetiva de “heces blandas”, consiste en determinar lo que realmente es anormal respecto a la calidad fecal. La calidad fecal se puede evaluar mediante la “puntuación fecal del cachorro”, basada en una escala de 13 puntos (Figura 1), donde 1 = heces líquidas y 13 = heces formadas y muy secas 7. Esta escala es para cachorros y es diferente a la de los perros adultos. A la hora de determinar la puntuación correspondiente hay que tener en cuenta las posibles variaciones fisiológicas. Las heces de los cachorros de razas grandes (peso adulto > 25 kg) son más blandas que las de los cachorros de razas pequeñas, y las heces de los cachorros jóvenes (4-5 semanas de edad) son también más blandas que las de los cachorros más mayores. Por lo tanto, la puntuación a partir de la cual las heces pasan a considerarse diarreicas depende del tamaño adulto del cachorro y de su edad, siendo ≤ 5 en cachorros de razas grandes, ≤ 6 en cachorros de razas pequeñas de 4-5 semanas de edad y ≤ 7 en cachorros de razas pequeñas de 6-8 semanas de edad 7
 

Figura 1: Sistema de puntuación fecal en el cachorro

Enfoque integral de la diarrea

La diarrea de destete es un proceso complejo por varios motivos. En primer lugar, el cachorro con frecuencia se encuentra infectado por varios agentes (Tabla 1), aunque la identificación de un enteropatógeno no siempre está asociada con la presencia de signos gastrointestinales. De hecho, el 18-54% de los perros excretan parásitos y virus sin desarrollar signos clínicos 5 10 11.

Tabla 1. Principales agentes infecciosos del tracto gastrointestinal en el cachorro y su prevalencia 
según varios estudios 5 21 22.
Agente patógeno Edad de la población estudiada  Número de cachorros en el estudio   Prevalencia (%)
Parvovirus canino tipo-2 5-8 semanas de edad 266 14,7
Coronavirus canino 5-8 semanas de edad 266 20,3
Toxocara canis 5-8 semanas de edad
Variada*
< 3 meses de edad
266
143
2661
22,2
12
12
Complejo Cystoisospora ohioensis 
5-8 semanas de edad
< 3 meses de edad
266
2661
25,6
15,6
Cystoisospora canis 5-8 semanas de edad
< 3 meses de edad
266
2661
13,2
11,8
Cystoisospora spp. Variada* 143 9
Giardia duodenalis 5-8 semanas de edad
Variada*
< 3 meses de edad
266
143
2661
41
34
37,5
Cryptosporidium parvum 5-8 semanas de edad 266 25,9

* En tiendas de cachorros y por tanto de varias edades.

En segundo lugar, un enteropatógeno determinado puede provocar diferentes signos clínicos en diferentes cachorros. La patogenicidad de un agente infeccioso y su impacto clínico dependen de la edad y estado inmunitario del cachorro, así como de la cepa del enteropatógeno 12 13. Por ejemplo, se suele considerar que el parvovirus canino (CPV) es un agente causal de diarrea en el cachorro, que además puede provocar signos sistémicos graves (vómitos, anorexia, postración, deshidratación) e incluso la muerte en algunos casos. Sin embargo, en algunos cachorros este virus puede alterar únicamente la calidad de las heces, sin afectar al estado general y sin que se presenten otros signos clínicos 5. Del mismo modo, el coronavirus puede causar diferentes signos clínicos, se ha identificado una nueva variedad (coronavirus pantrópico) que, según parece, puede causar signos clínicos mucho más graves, llegando incluso a producir la muerte. La coccidiosis también puede producir diferentes alteraciones digestivas, más o menos graves; el complejo Cystoisospora ohioensis puede provocar trastornos digestivos en los cachorros muy jóvenes (< 7 días de edad) y, sin embargo, no afecta a los cachorros en fase de destete, mientras que C. canis, afecta principalmente a los cachorros en fase de destete, particularmente, tras sufrir situaciones de estrés (p.ej., la llegada a un nuevo hogar), dando lugar a la aparición de signos clínicos 14.

En tercer lugar, es frecuente que se produzcan coinfecciones e interacciones entre diferentes enteropatógenos. En un estudio se observó que de 316 cachorros con diarrea el 75% presentaba más de un agente infeccioso (Figura 2) 5. Algunos de estos agentes infecciosos pueden interactuar entre sí y aumentar la gravedad del cuadro clínico; p.ej., los signos clínicos se agravan cuando existe una coinfección del CPV tipo 2 con coronavirus 15.

Figura 2. Frecuencia de coinfección en cachorros cercanos al destete.

Y por último, continuamente se están identificando nuevos enteropatógenos. Recientemente, se han aislado varios virus y parásitos en el perro (p.ej., astrovirus 16, norovirus 17 y tricomonas 18 19). A pesar de que en el cachorro la prevalencia de estos agentes es elevada (entre el 5 y el 23% dependiendo del patógeno y procedencia del animal), todavía no se ha determinado claramente su papel en la diarrea de destete 16 18 20 y, además, en la mayoría de los estudios sobre estos enteropatógenos, no se tienen en cuenta las posibles coinfecciones. 

La diarrea de destete, a diferencia de otros trastornos que pueden considerarse simples (es decir, un agente=una enfermedad), presenta cierta complejidad desde el punto de vista biológico y, por tanto, para poder afrontarla es esencial mantener un enfoque “integral”. Básicamente, la diarrea de destete depende de la triada:

  • Hospedador (edad, genética e inmunidad local y sistémica)
  • Patógeno (virulencia, variedad, carga)
  • Entorno (densidad de población, estrés, condiciones higiénicas, temperatura/humedad). Por tanto, es necesario mantener un enfoque global realizando una evaluación de la nutrición, de los enteropatógenos implicados en la diarrea y del entorno (Figura 3).
 
Figura 3. Evaluación y manejo de la diarrea de destete en cachorros.

Evaluación nutricional

Es necesario obtener una historia clínica completa desde el punto de vista nutricional en la que el propietario proporcione información importante sobre:

  • Alimentos que consume el cachorro. Se debe valorar la calidad de los alimentos (en algunos casos, la diarrea de destete está relacionada con el consumo de carne cruda contaminada con Salmonella enterica 23);
  • Número de comidas diarias (dividir la ración diaria en 4 tomas puede reducir el riesgo de diarrea en los cachorros jóvenes 5); 
  • Cantidad de alimento consumido (se debe evitar la sobrealimentación) y calidad del alimento (debe ser de elevada digestibilidad).

Evaluación de los enteropatógenos 

También es importante averiguar si el animal está eliminando uno o varios enteropatógenos y en qué cantidad. El color de las heces puede ayudar a identificar a los patógenos responsables de la diarrea. Por ejemplo, en la giardiasis se produce una atrofia parcial de las vellosidades intestinales y una reducción de la actividad de la disacaridasa, lo que provoca una disminución en la absorción de los nutrientes y esteatorrea; así, las heces pueden presentar un color amarillento (Figura 4), pudiéndose observar coprofagia (las heces son más apetitosas al contener más lípidos). 

Las heces que no mantienen la forma y que contienen moco y sangre pueden sugerir una coccidiosis (Figura 5). También es posible que las heces contengan parásitos visibles a simple vista (Figura 6).

Figura 4. Las heces amarillentas con un elevado contenido en grasa pueden sugerir una infección por Giardia. © Aurélien Grellet

 

Figura 5. Las heces sin formar con contenido mucoso y sangre pueden indicar coccidiosis. © Aurélien Grellet

 

Figura 6. En algunos casos de diarrea se pueden observar a simple vista parásitos como los nematodos. © Aurélien Grellet

 

Sin embargo, estas apreciaciones no permiten emitir un diagnóstico definitivo, siendo necesario realizar pruebas diagnósticas complementarias. Para ello, existen varias opciones posibles, como el estudio microscópico de las heces y pruebas de ELISA y de PCR, cuya elección depende de la situación económica del propietario, de la experiencia del veterinario y de la sospecha clínica. El examen microscópico de las heces es útil cuando se sospechan parásitos. Las muestras siempre deben ser frescas y no demasiado líquidas (especialmente cuando se están buscando protozoos). El examen fecal debe repetirse durante 3 días consecutivos, ya que la eliminación de los agentes infecciosos puede ser intermitente y, por tanto, un único resultado negativo en una muestra tiene poco valor diagnóstico. En caso de que esté afectada una camada o un grupo de cachorros se puede realizar una prueba colectiva juntando las heces en una muestra, limitando así posibles falsos negativos, como en el caso de una infección en periodo prepatente o de eliminación intermitente. Existen kits comerciales para identificar determinados parásitos (p.ej., Giardia spp.) que son relativamente económicos, rápidos y no requieren un material de muestra específico. Sin embargo, estos test solo permiten identificar un único agente infeccioso, lo cual puede ser limitante en caso de que estén implicados varios enteropatógenos.

Siempre que un cachorro presente diarrea de destete o muerte súbita se debe sospechar parvovirosis y es necesario, independientemente del estado vacunal, realizar un test para detectar el virus. Los test de ELISA son sencillos y rápidos, y tienen una elevada especificidad, aunque su sensibilidad puede variar (18-82% 24 25 26) en función de la carga viral excretada. Cuando la carga viral excretada es baja se suelen obtener falsos negativos, por lo que un resultado negativo no permite descartar una infección por parvovirus. Cuando el test se realiza a los pocos días de la vacunación se puede obtener un falso positivo, aunque suele ser un resultado menos definitivo/persistente que cuando existe infección por parvovirosis. Las pruebas de PCR a tiempo real muestran mayor sensibilidad y especificidad, siendo el método de elección para el diagnóstico de CPV, puesto que permiten diferenciar entre la excreción postvacunal (carga viral muy baja o baja) y la enfermedad clínica (generalmente, carga viral alta o muy alta). El cultivo bacteriano de las heces no suele ser una prueba útil en la diarrea de destete. De hecho, las bacterias consideradas como causantes de diarrea también suelen aislarse en animales clínicamente sanos. No obstante, se puede realizar un cultivo cuando se sospecha una determinada bacteria patógena (Salmonella spp., Campylobacter jejuni, Clostridium perfringens y C. difficile). 

Evaluación del entorno

Cuando en las instalaciones de un criador se presentan casos de diarrea de destete visitar las instalaciones es esencial. Hay que tener en cuenta que cuando está afectado un grupo de perros es posible que un único tratamiento no resuelva todos los problemas presentes, y a veces es mejor controlar los factores predisponentes que tratar directamente los agentes causales. Cuando el veterinario visita las instalaciones del criador debe realizar una evaluación global de la situación, prestando especial atención a lo siguiente:

  • Criador y métodos de cría empleados
  • Animales y su entorno (p.ej., qué animales hay, tipo de alojamiento, alimentación)
  • Manejo de los animales (reproducción, cría de los cachorros)
  • Condiciones sanitarias generales

Manejo de la diarrea de destete

 Dada la cantidad de factores que pueden influir en la salud digestiva, es recomendable mantener un enfoque global en el manejo y tratamiento de la diarrea de destete. A continuación, y de modo ilustrativo, se muestran ejemplos de algunas situaciones posibles:

Situación 1: cachorro con diarrea sin signos sistémicos

Es frecuente que en el cachorro con diarrea se recomiende el ayuno de 24-48 horas, seguido de la reintroducción progresiva de alimento, en pequeñas raciones y durante 3-7 días. Aunque esta recomendación se ha dado por válida nunca se ha realizado ningún estudio que lo demuestre. Por el contrario, se han realizado estudios que demuestran que la alimentación enteral durante episodios de diarrea aguda puede ayudar a mantener la integridad del tracto digestivo, limitando la destrucción de las vellosidades intestinales, la permeabilidad intestinal y la traslocación bacteriana. Se ha observado que los cachorros con parvovirosis que reciben alimentación enteral de forma temprana ganan más peso, recuperan antes el apetito y la conformación de las heces que los cachorros que se mantienen en ayuno hasta el cese de vómitos 27. Algunos autores recomiendan la administración enteral de una pequeña cantidad de alimento (para cubrir el 25% de las necesidades energéticas de mantenimiento con un alimento muy digestible) con el objetivo de proporcionar los beneficios de la alimentación enteral, limitando la posible exacerbación de la diarrea, aunque la decisión final, sobre si se debe utilizar este tipo de alimentación, se deja a criterio del veterinario. En caso de parasitosis se debe administrar el tratamiento adecuado. Además, bañar al cachorro contribuye a reducir la carga parasitaria. El entorno debe limpiarse, siendo recomendable la utilización de desinfectantes con amonio cuaternario. La administración de antibioterapia en caso de diarrea sin otros signos clínicos es controvertida, y únicamente se debe considerar cuando la mucosa intestinal se encuentra gravemente lesionada (p.ej., sangre visible en heces), cuando se produce una reacción inflamatoria sistémica (fiebre y leucocitosis) y/o en caso de un resultado de coprocultivo anormal.

Situación 2: cachorro con diarrea y otros signos clínicos

En esta situación se deben implementar las medidas mencionadas anteriormente, además de hospitalizar al animal. Existe un riesgo considerable de deshidratación e hipovolemia, siendo la fluidoterapia (preferiblemente intravenosa) una parte esencial del tratamiento. Si la diarrea es profusa es posible que el cachorro presente una hipoglucemia secundaria a malnutrición, hipermetabolismo, alteración de la función hepática y/o sepsis. En los pacientes graves se puede administrar inicialmente fluidoterapia intravenosa en bolo, con una solución cristaloide isotónica, y después continuar con infusión continua. El volumen a infundir se debe calcular en función del déficit de fluidos, necesidades de mantenimiento y pérdida de fluidos por vómitos y diarrea. Siempre hay que considerar el riesgo de hipopotasemia. Aunque en el momento de la hospitalización el nivel de potasio no se encuentre alterado, es necesario volver a medir la potasemia transcurridas unas horas desde el inicio de la fluidoterapia para realizar las correcciones necesarias. Hay que tener en cuenta que las soluciones ricas en potasio no se deben administrar en bolo y que la velocidad de infusión de cualquier fluido con potasio no debe exceder 0,5 mEq/kg/h 28.

Situación 3: cachorro en las instalaciones del criador

En esta situación es importante tanto el manejo de la diarrea (tal y como se ha mencionado anteriormente) como la implementación de medidas que minimicen el riesgo de contagio a otros animales. Es necesario, por tanto, instaurar un tratamiento médico y tomar determinadas medidas higiénicas.

El tratamiento médico consiste en la desparasitación y vacunación. La desparasitación depende de los parásitos identificados y de las instalaciones del criador. Resulta de gran ayuda un análisis anual de muestras colectivas de heces de varios animales (3-5 perros) pertenecientes a cada uno de los siguientes grupos: perros reproductores machos y hembras, perras gestantes y lactantes, y cachorros en destete (4-8 semanas de edad). Si coexisten varias camadas de diferentes edades se deben tomar dos muestras diferentes: una muestra representativa de cachorros de 4-6 semanas y otra de cachorros de 6-9 semanas. El tratamiento antiparasitario depende de los resultados obtenidos, seleccionando el fármaco más adecuado en función de su espectro de acción, duración del tratamiento, frecuencia, facilidad de administración y coste. En cualquier caso, siempre es recomendable desparasitar frente a Toxocara canis, ya que la prevalencia de este parásito es muy elevada. Los cachorros se pueden desparasitar cada 15 días a partir de las 2 semanas de edad y hasta los 2 meses, pasando después, a una vez al mes hasta los 6 meses de edad. La madre se desparasita a la vez que a los cachorros.

La pauta de vacunación depende, en parte, de la situación de cada individuo. Si varios animales están alojados juntos el protocolo de prevención de infección por CPV debe ajustarse según sea necesario. Según un estudio, la vacuna monovalente frente a CPV administrada a las 4 semanas de edad da lugar a una seroconversión superior al umbral protector en el 80% de los cachorros 29 y, por tanto, la vacunación temprana de forma rutinaria puede reducir el impacto negativo de este virus en las instalaciones de cría.

Con el objetivo de reducir la propagación de infecciones y recidiva de las mismas se deben implementar varias medidas de higiene. En las instalaciones del criador se deben designar y mantener separadas las siguientes áreas: unidad de maternidad y lactancia, área de cuarentena para los recién llegados, área de adultos y área de enfermería en la que se pueda aislar a los animales tan pronto como muestren signos de enfermedad. Cabe destacar la importancia de la limpieza y de la desinfección de cada área, incluyendo el material contenido, resaltando la diferencia de concepto entre ambas medidas higiénicas. La limpieza se realiza mecánicamente o con sustancias químicas (restregando o lavando a altas presiones con un detergente) con el fin de eliminar material orgánico. La mayoría de las manchas (de excrementos) son de naturaleza orgánica, y por tanto ácidas, por lo que es aconsejable utilizar un detergente alcalino seis días a la semana, y para las manchas minerales (de calcio) se debe utilizar un detergente ácido un día a la semana. Los desinfectantes solo se deben utilizar cuando todas las superficies se hayan limpiado y aclarado previamente, ya que la mayoría se inactiva con la presencia de materia orgánica. La elección del producto depende del agente infeccioso identificado o sospechoso, de la superficie a limpiar/desinfectar, de la facilidad de aplicación y de la seguridad del producto para el personal que lo utilice. También es importante considerar la estabilidad del desinfectante, ya que determinados productos, como el hipoclorito de sodio (lejía), son inestables tras diluirse, siendo recomendable utilizar en estos casos una preparación extemporánea. No existe un producto ideal para todas las situaciones.

Nuevas técnicas para evaluar la salud digestiva

Biomarcadores de la salud digestiva

Tal y como se ha mencionado antes, la diarrea de destete es el resultado de una compleja interacción entre hospedador/patógeno/ambiente. Los estudios de investigación más recientes se dirigen hacia la identificación de varios marcadores gastrointestinales y sanguíneos no invasivos que permitan evaluar la influencia de determinados factores (p.ej., estrés, agentes infecciosos, cambios dietéticos, alteraciones de la flora intestinal) sobre la salud digestiva. En los cachorros se han estudiado los marcadores de la permeabilidad intestinal (inhibidor de la α1-proteinasa), de la inflamación intestinal (calprotectina fecal y proteína S100A12), de la funcionalidad de los enterocitos (citrulina) y de la inmunidad local (inmunoglobulina A). Los resultados iniciales de estos estudios son prometedores, encontrándose que los niveles de dichos marcadores se encuentran alterados en los cachorros con trastornos digestivos (el cambio es más marcado en caso de CPV), aunque estos resultados varían en función de la edad y raza del animal. Todavía queda por determinar la utilidad de estos biomarcadores para el diagnóstico, pronóstico y seguimiento de la diarrea de destete, pero en el futuro es posible que desempeñen un papel muy importante. 

Metagenómica y metabolómica

El microbioma intestinal (flora intestinal) desempeña un papel importante en el mantenimiento de la salud porque estimula al sistema inmune, influye en la estructura del tracto digestivo, participa en la defensa frente a los principales patógenos y aporta beneficios nutricionales (como la producción de ácidos grasos de cadena corta). Estudiar la diversidad del microbioma bacteriano no es una tarea sencilla, puesto que mediante un simple cultivo bacteriano no es posible identificar todo el espectro de microorganismos presentes en el tracto gastrointestinal del animal. Sin embargo, se han desarrollado nuevas técnicas (basadas principalmente en la secuenciación del ribosoma bacteriano RNA16S) que permiten identificar todas las bacterias intestinales (microbiota) y comprender mejor la complejidad de la flora digestiva. Paralelamente a estos estudios, se está investigando la interacción entre el microbioma y el hospedador, analizando los metabolitos bacterianos y del hospedador en fluidos corporales como el suero y la orina. Mediante esta técnica, conocida como metabolómica, se han identificado varias alteraciones como la disbiosis intestinal asociada a la alteración del perfil metabólico general del perro adulto con diarrea aguda 30 y la modificación del microbioma en perros sanos portadores de Giardia spp. 31. Aunque todavía queda mucho por investigar, en un futuro, el análisis del microbioma y la metabolómica pueden ser útiles para evaluar la salud digestiva del cachorro en fase de destete.

Conclusión

La calidad fecal depende de varios factores, incluyendo las características propias del animal (raza y edad), la presencia de enteropatógenos (virus, parásitos, bacterias) y la dieta (errores en la transición alimentaria o deficiente calidad del alimento). La diarrea de destete consiste en un complejo proceso en el que interaccionan e influyen diferentes factores, por lo que para manejar este problema es necesario mantener un enfoque global que comprenda los aspectos nutricionales, infecciosos y del entorno. La prevención de la diarrea de destete es incluso más importante, y siempre se debe controlar la alimentación ofreciendo un alimento muy digestible y fácilmente rehidratable para asegurar que la transición de leche a alimento sólido se realice de forma armoniosa. También es importante racionar el alimento para evitar la diarrea por sobreconsumo (la ración diaria se suele dividir en cuatro tomas pequeñas para facilitar la digestión).

Agradecimientos: El autor quiere agradecer a la profesora Sylvie Chastant-Maillard su contribución en la revisión de este artículo.

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