Este enfoque tiene muchas ventajas potenciales. En primer lugar, se puede poner más énfasis en factores importantes, especialmente para el propietario, como la mejor calidad de vida, centrándose menos en alcanzar un peso objetivo. Revisar los objetivos que se acordaron antes de iniciar el programa (p. ej., mejoría de la movilidad, disminución de analgésicos para la artrosis) transcurridas 12 semanas del mismo puede proporcionar información sobre la necesidad de nuevos ciclos de pérdida de peso. En segundo lugar, tener un final predeterminado da una mayor seguridad al propietario respecto a lo que se compromete, de modo que, aunque la fase de pérdida de peso sea difícil, el final siempre estará a la vista. En tercer lugar, permite maximizar el periodo de éxito de la pérdida de peso (lo que a su vez maximiza el cumplimiento); y, por último, permite reconocer que el éxito no viene determinado por alcanzar un “peso objetivo” teórico, sino que incluso una pequeña pérdida de peso puede conducir a una mejora de la calidad de vida. En este sentido, los estudios han demostrado que se puede obtener una pérdida de en torno al 10% del peso inicial en un periodo de 12 semanas 20, lo que generalmente conlleva una notable mejoría en la movilidad y la calidad de vida.
Centrarse más en la prevención de la obesidad
Dado que la mayoría de los perros y los gatos nunca se han incluido en un programa de control de peso, los veterinarios deberían, en primer lugar, dar más importancia a la prevención de la obesidad. La prevención comprende tres elementos principales: identificar a los individuos “en riesgo” antes de que se desarrolle la obesidad, realizar un seguimiento proactivo de por vida de los individuos en riesgo y promover el mantenimiento de un peso y estilo de vida saludables.
Identificar a los individuos “en riesgo” antes de que se desarrolle la obesidad
Para identificar a los gatos y perros con riesgo de obesidad y orientar mejor las medidas preventivas es útil tener en cuenta permite los factores de riesgo conocidos (Recuadro 1). Algunos de los factores de riesgo más significativos son:
- Patrones de crecimiento. En los niños, el riesgo de padecer obesidad en un futuro está asociado a ciertos patrones de crecimiento, incluyendo el crecimiento rápido y el crecimiento compensatorio (crecimiento rápido tras un periodo de retraso), y tanto en gatos 21 como en perros 22 se ha descrito un hecho similar.
- Raza. Este es el caso particular de una mayor prevalencia de obesidad en ciertas razas por influencias genéticas (p. ej., Labrador Retriever, Golden Retriever, Carlino). En gatos, los cruzados (Común Europeo de pelo corto y de pelo largo) presentan un mayor riesgo, siendo también el componente genético un factor de riesgo de obesidad.
- Esterilización. La esterilización es un factor de riesgo importante tanto en perros como en gatos, probablemente debido a las alteraciones de las hormonas sexuales que conducen a cambios comportamentales, especialmente relacionados con una mayor demanda de alimento y una menor actividad física. Como la esterilización se planifica de antemano, no debería haber excusas para aplicar estrategias de prevención después de la intervención.
- Comorbilidades. Muchas otras enfermedades concomitantes pueden alterar el flujo de energía, ya sea aumentando la ingesta de energía o disminuyendo el gasto, lo que puede predisponer a un aumento de peso inadecuado.
- Comportamiento alimentario y alimentación. Existen diversas opiniones sobre la relación entre la obesidad y la alimentación, pero seguramente, el factor de riesgo que se ha identificado de manera más consistente es la alimentación de extras en forma de sobras de comida y premios. Además, ciertos comportamientos alimentarios del gato están implicados como posibles factores de riesgo de obesidad.
- Entorno y actividad. Los animales que viven dentro de las casas (especialmente en apartamentos) tienen mayor riesgo de desarrollar obesidad que los que tienen acceso al exterior. Los gatos que viven con perros o con uno o dos gatos también están predispuestos a la obesidad.
- Factores del propietario. Existe una serie de factores relacionados con el propietario que también están implicados en el desarrollo de la obesidad en el gato y el perro.
Recuadro 1. Diversos factores de riesgo que pueden predisponer al aumento excesivo de peso y a la obesidad en perros y gatos.
Seguimiento proactivo de por vida de los individuos en riesgo
Los factores anteriores deberían permitir al veterinario determinar el riesgo de obesidad de un individuo y orientar mejor las estrategias de prevención que deberían aplicarse antes de que se desarrolle la enfermedad (p. ej., a las 12 semanas de edad o antes), y continuar durante toda la vida del animal.
Una estrategia clave consiste en realizar un seguimiento del peso corporal desde el momento de la primovacunación, a lo largo de la fase de crecimiento y hasta la edad adulta. Aunque la PCC es un método útil para determinar el estado del peso en el perro adulto, no se ha validado adecuadamente en animales en crecimiento. En su lugar, se puede realizar el seguimiento del peso corporal con ayuda de las tablas de crecimiento 23; Recientemente se han desarrollado tablas de crecimiento para cachorros basadas en la evidencia (https://www.waltham.com/resources/puppy-growth-charts), y su uso permite identificar rápidamente patrones anormales de crecimiento, sobre todo los asociados al riesgo de obesidad 24. Los cachorros se deben pesar una vez al mes hasta los 6 meses de edad y después, como mínimo, cada 3 meses hasta alcanzar el peso adulto. Así se maximiza la probabilidad de que un cachorro llegue a la madurez esquelética con una condición corporal ideal, y a partir de entonces se puede utilizar la PCC para confirmar la condición corporal óptima, registrando el peso en el historial del paciente como “peso saludable”. A partir de ese momento, el objetivo es mantener el peso óptimo (con un margen de ±5%) durante el resto de la vida adulta. Lo ideal es pesar a los animales cada 6 meses y, como mínimo, una vez al año (es decir, en la vacunación anual), aunque en la etapa senior el seguimiento debe ser más frecuente, por ejemplo, cada 3 meses. Lo ideal es que los animales se pesen en la clínica para utilizar la misma báscula electrónica calibrada; en la clínica, además se puede valorar la condición corporal y tratar cualquier otra afección. Sin embargo, cuando acudir a la clínica sea algo complicado (p. ej., si el gato se pone nervioso), los controles de peso se pueden realizar en casa con una báscula de baño o de equipaje (p. ej., pesando al gato en su transportín) y contando con el apoyo de las consultas telefónicas. El peso actual de la mascota se debe comparar con su peso saludable, y en caso de detectar una desviación del 5% o más, se pueden aplicar las estrategias para recuperar dicho peso saludable.
Promover el mantenimiento de un peso y un estilo de vida saludables
Para prevenir la obesidad en los individuos en riesgo se pueden utilizar varias estrategias que, a grandes rasgos, se basan en el control de la ingesta y el gasto energético.
- Controlar la ingesta de energía. Esta estrategia se centra en el control del alimento principal del animal. Se debe proporcionar un alimento nutricionalmente completo y equilibrado, apropiado para la etapa de la vida del animal. La elección del alimento la deben realizar conjuntamente el propietario y el veterinario, quien podrá consultar bibliografía reputada para obtener información adicional. Muchas mascotas muestran un comportamiento de demanda de alimento muy insistente difícil de ignorar por parte de los propietarios. En estos casos, se pueden utilizar alimentos altos en proteínas y fibras que, al favorecer la saciedad, reducen la ingesta voluntaria de alimentos y el comportamiento de pedir comida. Otras estrategias consisten en reducir la densidad energética del alimento, aumentando el volumen de la cantidad de alimento diario, ya sea añadiendo agua (o administrando alimento húmedo si resulta rentable) o con croquetas expandidas con mayor cantidad de aire. Por último, se pueden utilizar croquetas cuya forma promueva la masticación, lo que ayudará a ralentizar la ingesta del alimento.
Sea cual sea el alimento seleccionado, es importante administrar la cantidad correcta, que variará según el tipo de alimento y la etapa de vida del animal. Dicha cantidad se puede determinar calculando las necesidades energéticas de mantenimiento o siguiendo las indicaciones del fabricante, según la situación de cada animal (p.ej., peso corporal, raza, sexo, esterilización, nivel de actividad). La ración diaria se debe medir con precisión (ver más adelante) y transcurridas dos semanas se debe revisar el peso del animal. En caso de pérdida de peso la ración se debe aumentar un 10% y si el peso ha aumentado, la ración se debe reducir un 10%. Esta revisión y reajuste de la ración se debe continuar hasta que el peso se estabilice. A partir de ese momento, se debe mantener pesando al animal regularmente para garantizar el mantenimiento de peso.
- Medir el alimento con precisión. Todo alimento se debe medir con la mayor precisión y exactitud posibles, especialmente cuando el alimento es seco, ya que, su densidad energética es mayor y una leve sobreestimación puede significar una importante sobrealimentación. Los vasos medidores son fáciles de usar, pero poco fiables, por lo que las raciones pueden variar y favorecer la sobrealimentación 9, siendo preferibles las balanzas electrónicas (Figura 5). El alimento debería ser más fácil de medir con precisión en el futuro con el desarrollo de “comederos inteligentes” y tolvas de alimento controladas por ordenador, que automáticamente miden la ración diaria correcta. Algunos dispositivos también permiten controlar el consumo de alimento a lo largo del día, de manera que los propietarios pueden ver en un gráfico el patrón de ingesta de alimento y detectar fácilmente cualquier alteración que podría indicar un problema de salud (Figura 6).