Entre las complicaciones del RTC se encuentran la luxación, las fracturas, la neuropraxia, el aflojamiento del implante y la infección, con una incidencia global de complicaciones de aproximadamente el 10-15% 5. La luxación es la complicación a corto plazo más frecuente, con una incidencia del 4-8% 5,6, sobre todo en los 3 primeros meses tras la cirugía. La luxación se puede producir cuando la copa acetabular y el vástago contactan al realizar actividades diarias, lo que se denomina pinzamiento. Las luxaciones traumáticas se pueden producir cuando un paciente se cae en una postura extendida (luxación ventral) o sobre la cadera (luxación dorsal), lo que pone en relieve la necesidad de proporcionar apoyo para la deambulación y adoptar medidas para evitar el deslizamiento o la pérdida de equilibrio.
Las fracturas femorales son otra complicación del RTC con una incidencia de en torno al 2-5% y pueden ser intraoperatorias o extraoperatorias 5,6. El fémur puede tener riesgo de fractura si la cortical es delgada; las fracturas intraoperatorias a menudo se pueden estabilizar con alambres de cerclaje colocados alrededor del eje femoral. La neuropraxia del nervio ciático es una complicación infrecuente del RTC y aunque suele ser transitoria, con una duración de unas semanas a unos meses, también puede ser permanente.
También se pueden producir infecciones agudas o crónicas tras el RTC, la mayoría de las cuales son infecciones de bajo grado que se desarrollan entre semanas y meses después de la cirugía. La infección se debe sospechar cuando el uso de la extremidad empeora progresivamente en ausencia de pruebas radiográficas de fractura o aflojamiento del implante. Los vástagos y las copas se pueden aflojar, bien por falta de crecimiento óseo en los implantes no cementados o por aflojamiento aséptico con el paso del tiempo. El crecimiento óseo que se produce en las primeras 6-8 semanas tras la cirugía es fundamental para la estabilidad de la prótesis a largo plazo, por lo que la actividad excesiva durante este tiempo dificulta la cicatrización, provoca el mal uso de la extremidad y la pérdida progresiva de masa muscular.
Lo ideal es que el entorno de la rehabilitación hospitalaria esté adaptado para la recuperación del RTC. Sin embargo, algunas clínicas no disponen de medios para proporcionar una atención continuada, por lo que la mayoría de los pacientes se dan de alta y reciben atención ambulatoria. Es fundamental que el veterinario coordine la comunicación y formación adecuada del cliente en cuanto a las modificaciones de la vivienda, la restricción de la actividad y la rehabilitación domiciliaria para la recuperación del paciente tras una intervención quirúrgica. La decisión de la rehabilitación ambulatoria se debe considerar cuidadosamente. Aunque esto puede ser beneficioso, el transporte del paciente hacia y desde el centro de rehabilitación no está exento de riesgos, teniendo en cuenta la posibilidad de lesiones en el vehículo o al entrar y salir de él. Afortunadamente, gran parte de los cuidados postoperatorios iniciales los puede proporcionar el tutor hasta que el transporte del paciente sea menos arriesgado, aproximadamente un mes después de la cirugía. Además, la mayoría de los perros alcanzan como mínimo el nivel prequirúrgico transcurridos 3 meses después de la cirugía con una rehabilitación mínima 7.
Los objetivos de la rehabilitación incluyen: controlar el dolor postoperatorio, minimizar las complicaciones, aumentar y recuperar la funcionalidad, restablecer la amplitud de movimiento pasiva (PROM) y la amplitud de movimiento activa (AROM), aumentar la fuerza de la musculatura circundante y mejorar la calidad de vida del paciente. La rehabilitación tras el RTC suele durar 3 meses, pero puede estar justificado un programa individualizado de ejercicios en casa durante más tiempo, en función de las necesidades de cada paciente. La curación de la mayoría de los tejidos blandos, incluyendo la cápsula articular, tiene lugar durante el primer mes, y la maduración de los tejidos continuará meses después. La interfaz implante-hueso alcanza su máxima resistencia el día siguiente a la intervención cuando el implante tiene cemento, mientras que en los implantes no cementados dicho momento dependerá del crecimiento interno del hueso. La mayor parte del crecimiento tiene lugar durante los 2 primeros meses; después, el hueso se remodela lentamente durante el primer año tras la cirugía. Muchos pacientes pueden utilizar constantemente la extremidad operada transcurrido el primer mes, caminar sin cojera a los dos meses y realizar actividades adicionales pasado el tercer mes. Estos plazos sirven para orientar la rehabilitación y el nivel de actividad para evitar complicaciones. Durante las dos primeras semanas siempre que el perro se levante y camine se debe utilizar una banda o arnés de apoyo para reducir el riesgo de caída. En ausencia de supervisión, los perros deben permanecer confinados en un área pequeña con suelo de superficie antideslizante para caminar de forma segura. En algunos casos, la extensión de la cadera se encuentra limitada y es particularmente importante proporcionar una suave amplitud de movimiento en el plano sagital y realizar ejercicios de estiramiento para facilitar la movilidad de la cadera 4.
En el periodo inicial del postoperatorio está indicada la administración de AINE, la crioterapia y la PROM suave 8. La actividad del perro se limita a pasear con correa, sin correr ni saltar durante los 3 primeros meses después de la cirugía. Al principio, se realizan paseos con arnés o banda de apoyo durante 5 minutos, de 3 a 5 veces al día. Una vez que el perro camine con seguridad, normalmente 2-3 semanas después de la cirugía, se pueden aumentar progresivamente los paseos con correa. Subjetivamente, la mayoría de los pacientes pueden caminar durante 10-15 minutos varias veces al día sin cojear transcurrido el primer mes después de la cirugía, 15-20 minutos varias veces al día después del segundo mes y 30 minutos dos veces al día al finalizar el tercer mes. El fortalecimiento muscular se puede conseguir con la marcha controlada, la actividad en cinta caminadora y los ejercicios de sentarse y levantarse, aumentando gradualmente la duración de estas actividades durante los dos primeros meses. También es importante ejercitar el equilibrio y la propiocepción, utilizando discos o tablas de equilibrio hinchables. Los perros que tras un RTC presentan complicaciones necesitan una rehabilitación adicional.
Cirugía de la cabeza y el cuello del fémur
La ostectomía de la cabeza y el cuello femoral se puede realizar como procedimiento de rescate para mejorar el control del dolor en perros con DC grave cuando la artroplastia total de la cadera no es una opción 9. Es fundamental que la escisión de la cabeza y el cuello sea completa, sin que queden bordes óseos afilados (Figura 3). Se debe evaluar la amplitud de movimiento de la pseudoartrosis para comprobar si existe contacto de hueso con hueso o la crepitación excesiva; en caso de detectarse, puede ser necesaria una cirugía de revisión. La rehabilitación tras la cirugía es fundamental y a la vez un reto, ya que estos pacientes suelen presentar dolor y el éxito depende del excelente control del dolor y de la pronta recuperación de la funcionalidad 10. La analgesia adecuada durante todo el programa de rehabilitación es un factor clave para el éxito del tratamiento. Para el control inmediato del dolor después de la cirugía se puede administrar una combinación de opiáceos con AINE. Esto es muy importante para ayudar a limitar la inhibición refleja y fomentar el uso temprano de la extremidad; la amplitud de movimiento y los estiramientos son importantes, sobre todo en extensión 8. La crioterapia puede ayudar a reducir el dolor y la inflamación inicial y se instaura inmediatamente después de la cirugía colocando lentamente la cadera con una amplitud de movimiento completa y continua mientras el perro se recupera de la anestesia (Recuadro 1). El masaje previo a los ejercicios pasivos o activos también puede ser útil. Se debe promover el uso precoz de la extremidad; si los perros muestran reticencia, las actividades de cambio de peso (Figura 4), así como la colocación de la tapa de una jeringuilla bajo la pata contralateral son estrategias útiles para fomentar la carga de peso.