Mirando hacia el futuro
Nunca es demasiado pronto para pensar en el futuro. Para muchos veterinarios jóvenes su trabajo es consecuencia de su pasión y vocación por los animales.
Número de edición 2 Marketing y Ventas
Fecha de publicación 03/05/2021
Disponible también en Français , Deutsch , Italiano y English
La mayoría de los veterinarios no se sienten cómodos hablando de precios o "vendiendo" productos. En este artículo presentamos un método para prescribir o recomendar productos y servicios de forma eficaz.
Las recomendaciones veterinarias, ya sean sobre tratamientos, intervenciones quirúrgicas o medidas preventivas, solo deben realizarse cuando sea necesario y siguiendo protocolos científicamente avalados.
Muchos veterinarios no son conscientes de cómo puede verse dañada la rentabilidad de la clínica cuando ofrecen descuentos.
Tu función como veterinario girará en torno a la atención médica y quirúrgica, puesto que esta es la esencia de tu profesión. Huelga decir que el éxito económico de cualquier clínica veterinaria se basa en la calidad de los servicios prestados y en la habilidad del personal para promocionar y recomendar estos servicios a sus clientes (Figura 2). No obstante, como veterinario siempre tendrás que prescribir y, probablemente vender, medicamentos, alimentos y accesorios. Por este motivo, en esta sección te asesoramos sobre la importancia relativa de los factores que contribuyen al éxito en la prescripción y venta. Es importante señalar que las normativas que regulan la prescripción y venta de servicios veterinarios y productos farmacéuticos varían considerablemente entre los diferentes países.
La prestación de servicios veterinarios casi siempre incluye la recomendación o prescripción de ciertos productos como medicamentos, alimentos, y a veces también, accesorios.
Sin embargo, existen variaciones importantes respecto a la manera de vender estos productos;
Para tener éxito en la recomendación se deben cumplir tres condiciones clave: debe ser clara e inequívoca, debe seguir un proceso de cinco pasos y debe estar apoyada por un documento físico.
Una recomendación clara e inequívoca es completamente diferente a una recomendación en la que al final se ofrece una serie de alternativas posibles para que sea el propietario quien elija. Este método es una práctica habitual en algunos países, debido generalmente a razones éticas, puesto que el veterinario intenta mantenerse independiente de las compañías farmacéuticas y de las empresas de alimentos para mascotas. Podemos afirmar sin ningún tipo de duda que las recomendaciones del veterinario deben ser claras e inequívocas. Esto significa que se debe proporcionar un único nombre del producto o alimento recomendado, junto con una pauta de administración. Esta información es esencial para asegurar el adecuado cumplimiento y, en particular, para garantizar la comprensión por parte del cliente. La Tabla 7 de la siguiente página divide el proceso de recomendación en 5 etapas.
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En primer lugar, el veterinario debe definir las necesidades del animal, de manera que el propietario comprenda que no se trata de una recomendación estándar sino que es específica para su animal. Por ejemplo, “Puesto que tienes un niño de dos años que juega mucho con el perro y que es demasiado pequeño para comprender las medidas higiénicas, es muy recomendable desparasitar mensualmente al perro con este producto (mencionando el nombre del producto)”. | |
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Después, el veterinario ofrece una respuesta adaptada a las necesidades del animal; por ejemplo “Para comprobar nuestra hipótesis de alergia alimentaria, sugiero realizar una prueba de eliminación durante un máximo de 8 semanas que consiste en administrar al animal una dieta completamente diferente a la habitual. Si con la nueva dieta los picores continúan podemos excluir alergia alimentaria. Si los picores desaparecen, es probable que se trate de una alergia alimentaria y volveremos a administrar el alimento habitual para confirmar la hipótesis si el perro vuelve a rascarse…”. | |
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La tercera etapa consiste en formular la recomendación específica, mencionando el nombre del producto, la cantidad a administrar y la duración del tratamiento. | |
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El cuarto paso es necesario para obtener el consentimiento informado. Después de las tres etapas previas, el propietario comprende completamente el planteamiento científico y técnico del veterinario. Lo único que queda es que conozca el coste de la solución propuesta que bien puede expresarse en una cifra total como un tratamiento único o en coste regular (las cifras mensuales se recuerdan mejor) en el caso de medidas preventivas (como los tratamientos antiparasitarios tópicos o las dietas) o tratamientos a largo plazo (en caso de enfermedades crónicas o dietas a largo plazo). Antes de pedir la aprobación o consentimiento del propietario, le deberíamos dar la oportunidad de realizar preguntas, para asegurar la total comprensión de la situación. | |
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Finalmente, es importante discutir los aspectos prácticos de la recomendación. Esto incluye mencionar las posibles diferencias en cuanto a la presentación del producto o alimento, los métodos de administración y cómo realizar un seguimiento del animal (signos clínicos, peso, etc.). En esta etapa también se trata el tema de los recordatorios en caso necesario. |
Dividir el proceso de prescripción en cinco pasos puede parecer pretencioso, pero en la práctica según parece, muchos veterinarios se saltan el primer y el último paso. Resaltar las necesidades del animal es un paso absolutamente esencial para conseguir que el propietario entienda que se trata de una prescripción adaptada a las circunstancias particulares de su mascota. Explicar cualquier aspecto práctico de la prescripción fomenta el mayor grado de cumplimiento y si es necesario, también se puede realizar una demostración práctica. Además, a pesar de que en todos los códigos de ética profesional se incluye el concepto de consentimiento informado, es posible que al veterinario le cueste preguntar al propietario: “¿Está usted conforme con este tratamiento o este nuevo alimento?”. No hay que olvidar que la recomendación es solo una propuesta y el propietario es quien tiene la última palabra; aunque no exista otra alternativa técnicamente válida. Por este motivo, es necesario que el propietario de forma explícita dé su consentimiento..
Las recomendaciones siempre se deben proporcionar por escrito (Figura 3), particularmente cuando sea un requisito legal. La prescripción y/o los documentos de apoyo cumplen tres funciones:
Para preparar estos documentos se necesita tiempo y los veterinarios frecuentemente tienen una sobrecarga de trabajo. Por tanto, es importante que el proceso de recomendación se diseñe teniendo en cuenta el trabajo en equipo para determinar la parte del mismo que se pueda delegar. Aunque en las primeras etapas del proceso de recomendación la presencia del veterinario es esencial, generalmente es preferible delegar al equipo de apoyo la etapa final (aspectos prácticos y recordatorios), en caso de disponer de personal y tiempo para ello.
A veces, es posible delegar también una parte de la etapa inicial, particularmente la recopilación de toda la información sobre las necesidades del animal (p. ej., el cuestionario sobre el estilo de vida para un tratamiento preventivo).
Por otro lado, dado que el proceso de recomendación es complejo es necesario contar con formación adecuada, práctica y experiencia para poder comprenderlo. Al principio, muchos veterinarios no se sienten cómodos con algunas de las etapas del proceso, particularmente a la hora de fijar el precio o de obtener el consentimiento informado, pero con la formación adecuada y realizando simulaciones con el personal es raro no hacerlo cada vez mejor.
Cómo vender bien los productos
Pere Mercader
El primer paso esencial para comprender la competencia consiste en identificar a los competidores tanto locales como internacionales. La situación variará en función de cada país y de los productos teniendo en cuenta los diferentes mercados y la reglamentación local. Generalmente, existe una mayor competencia en los productos que tienen menos limitaciones legales como el alimento o los medicamentos que no requieren receta. Este es particularmente el caso de las grandes y reconocidas marcas y especialmente, en formatos grandes con un valor unitario más elevado. Dependiendo del país, los competidores locales principalmente son las farmacias, centros de jardinería, tiendas de mascotas y ocasionalmente grandes supermercados (aunque los productos que venden son muy diferentes a los de las clínicas veterinarias). Actualmente, en casi todos los países, los competidores a nivel global son las plataformas en Internet de comercio electrónico, la cuales distribuyen alimentos fisiológicos y dietéticos y, a menudo también, medicamentos que no requieren prescripción. Para entender a estos competidores, el veterinario debe conocer su rendimiento en términos de conveniencia (localización, horario, reparto) y especialmente el precio.
El segundo paso esencial consiste en implementar una estrategia de fijación de precios diseñada para garantizar la competitividad de la clínica dentro de su entorno competitivo.
Los propietarios de la clínica pueden definir sus propios precios basándose en el conocimiento de los precios de los productos recomendados por veterinarios de los competidores utilizando la estrategia de “no más caro que en otros sitios”. Esto significa que los precios son muy parecidos, pero siguen siendo ligeramente más caros que los de otros sitios. Esta diferencia de precio suele ser muy pequeña y no proporcional (no representando un porcentaje). En los mercados particularmente competitivos, se ha observado empíricamente que una diferencia, por ejemplo, de 3 euros es aceptable en los precios comprendidos entre 20 y 25 euros. Esto quiere decir que en un mercado extremadamente competitivo el precio de un producto (especialmente el de alimentos, medicamentos y cada vez más, de fármacos de prescripción para tratamientos a largo plazo) ya no se fija añadiendo un coeficiente estándar al precio de compra, sino teniendo en cuenta el análisis de la competencia.
Posteriormente, es necesario un tercer paso para establecer una estructura de compras fiable que permita obtener de los proveedores los mejores precios netos para la clínica, ya sean laboratorios farmacéuticos, empresas de alimentación o mayoristas especializados.
Para vender en la clínica veterinaria de una manera efectiva es necesario garantizar que;
Además, el tiempo dedicado a la recomendación del producto es con diferencia el principal coste. Sin embargo, tal y como se ha señalado antes, la recomendación de productos o tratamientos es una parte esencial de la clínica veterinaria, independientemente de que estos productos o tratamientos se vendan o no en la clínica. Teniendo en cuenta este hecho y en caso de ser posible, ¿por qué no vender también productos?
Otro argumento que se suele aducir es el de la conveniencia de concentrarse en promover o proporcionar más servicios adicionales y dejar la venta de producto para los competidores más agresivos. Desde luego, promover, innovar y desarrollar cuantitativa y cualitativamente los servicios veterinarios constituye una prioridad importante para el crecimiento de la clínica veterinaria. Por tanto, la verdadera cuestión es: ¿cómo puede la venta de productos obstaculizar la capacidad de la clínica para desarrollar, mejorar e innovar servicios?
La respuesta a esta pregunta es más compleja de lo que parece y depende de los diferentes modelos clínicos, limitándose a aquellos países en los que legalmente es posible vender medicamentos y/o alimentos.
Algunas consideraciones fundamentales son;
La crítica más extrema a las clínicas que venden medicamentos y alimentos muchas veces se fundamenta en argumentos éticos. ¿No existe un conflicto de intereses al prescribir y dispensar el producto al mismo tiempo? Si el veterinario prescribe productos y después los vende ¿no corre el riesgo de estar o aparentar estar a sueldo de empresas farmacéuticas o de alimentación? Al igual que en medicina humana, estas cuestiones las suelen plantear responsables políticos, organismos profesionales y algunas asociaciones de consumidores.
Sin embargo, mientras se sigan unas simples reglas parece injustificable afirmar que toda venta de producto viola el código ético profesional;
Muchos propietarios de centros veterinarios reconocen que en sus clínicas se realizan de manera habitual descuentos en el precio de los servicios prestados a los clientes. Por ejemplo, muchas clínicas no cobran por las revisiones o por las consultas cortas. En muchos hospitales se producen importantes olvidos u omisiones a la hora de cobrar los servicios prestados a los pacientes hospitalizados, dejándose de cobrar alimentos y medicamentos administrados.
Para empresas con bajos márgenes de rentabilidad, como las clínicas veterinarias, los descuentos y no-cobros pueden tener un grave impacto en su viabilidad financiera.
En diferentes estudios realizados se han confirmado impactos de hasta un 6% de la facturación anual de las clínicas perdido en forma de descuentos. Dicho de otra manera, entre un tercio y la mitad de los beneficios anuales de la clínica, o lo que es lo mismo, ¡el equivalente a trabajar entre 4 y 6 meses gratis!
En la mayoría de casos, esta “cultura del descuento” no es una iniciativa de los veterinarios jóvenes de la clínica, sino que se trata de una tradición instaurada por los propietarios de las clínicas, quienes de esta manera pierden toda legitimidad para pedir a sus jóvenes empleados un comportamiento diferente al suyo.
Los descuentos son especialmente nocivos para el joven veterinario porque:
En cualquier parte del mundo nos podemos encontrar con muy buenos veterinarios desde el punto de vista de la atención sanitaria de los animales, pero que, en lo que respecta a la gestión financiera de su clínica, son mediocres. Sin embargo, solo se puede proporcionar un buen servicio veterinario cuando el negocio es rentable y sostenible. Comprender los conceptos básicos relacionados con la rentabilidad de la clínica, así como conocer y corregir, los factores clave que pueden perjudicar al estado financiero de la clínica, son habilidades que serán muy valoradas en el veterinario recién licenciado. |
Philippe Baralon
Philippe Baralon se licenció por la Facultad de Veterinaria de Tolosa (École Nationale Vétérinaire de Toulouse) en 1984 y continuó su formación en Economía Leer más
Antje Blättner
Antje Blättner creció en Sudáfrica y Alemania y tras estudiar veterinaria en Berlín y Múnich se licenció en 1988. Leer más
Pere Mercader
Pere Mercader se estableció como consultor en gestión de clínicas veterinarias en el 2001 y desde entonces ha desarrollado esta función en España, Portugal y algunos países latinoamericanos. Leer más
Mark Moran
Mark Moran ejerce como consultor para la profesión veterinaria desde hace 19 años, ofreciendo asesoramiento sobre el negocio y apoyando a propietarios de clínicas veterinarias y al personal clave. Leer más
Nunca es demasiado pronto para pensar en el futuro. Para muchos veterinarios jóvenes su trabajo es consecuencia de su pasión y vocación por los animales.
Para tener éxito en la clínica veterinaria a largo plazo es esencial conocer y comprender los diferentes factores que influyen en los ingresos y los gastos de la clínica.
“Si tu única herramienta es un martillo, todos los problemas se parecen a un clavo”. En esta parte abordaremos los elementos necesarios para que seas un “buen veterinario” y tengas una mayor confianza en tus decisiones clínicas.
En esta parte del artículo aboradermos el arte de la comunicación, especialmente con los propietarios, puesto que no hay nada más frustrante que la falta del cumplimiento de los tratamientos.