Signos clínicos y recomendaciones diagnósticas
Aunque la CMD puede permanecer oculta (asintomática), algunos de los signos clínicos que pueden presentar los animales afectados incluyen tos, disnea, taquipnea, síncope y ocasionalmente ascitis. La auscultación del ápex izquierdo puede revelar un soplo sistólico suave, compatible con regurgitación de la válvula mitral, y/o sonido de galope (S3). Se puede detectar una taquiarritmia de origen sinusal, supraventricular o ventricular. En algunos casos, el primer signo de la enfermedad oculta puede consistir en un soplo o una arritmia, por lo que dicho hallazgo no se debe ignorar. Dado que la enfermedad valvular primaria es relativamente poco frecuente en perros de razas grandes, jóvenes o de mediana edad, y que la detección precoz de la CMD, antes de desarrollarse una insuficiencia cardiaca congestiva (ICC), contribuye a una mejor respuesta al tratamiento a largo plazo, la identificación de cualquier soplo nuevo, sonido de galope o taquiarritmia en razas sospechosas justifica una evaluación cardíaca completa (Figura 2).
El electrocardiograma en muchos perros con CMD es normal, pero en algunos casos, se puede observar un patrón de agrandamiento auricular y/o ventricular (R> 3,0 mV en derivación II para el ventrículo izquierdo). En el perro, el patrón de agrandamiento de las cámaras es un hallazgo específico, pero no sensible, ya que la medición de los complejos del ECG es relativamente normal en muchos casos de CMD. La taquicardia sinusal, la fibrilación auricular o las arritmias ventriculares son frecuentes (Figura 3). En algunos casos, se pueden desarrollar taquiarritmias ventriculares antes de una dilatación ventricular o disfunción sistólica. La monitorización rutinaria con Holter puede ayudar a su identificación y esta técnica se ha convertido en un elemento clave en el seguimiento de esta enfermedad, particularmente en animales reproductores.
Si la enfermedad se diagnostica en las primeras etapas, los hallazgos radiográficos pueden ser sutiles. Por tanto, dependiendo del estadio de la enfermedad, las radiografías torácicas pueden encontrarse dentro de la normalidad o pueden mostrar un agrandamiento auricular y ventricular (típicamente izquierdo) con o sin distensión venosa pulmonar y edema pulmonar (Figura 4). En algunos casos puede observarse un agrandamiento biauricular y biventricular. La ecocardiografía no solo es la prueba diagnóstica de elección de la CMD canina, sino que también es una prueba importante para detectar la enfermedad oculta. Los hallazgos en el paciente con enfermedad manifiesta deben incluir dilatación auricular y ventricular izquierda (y a veces derecha) y disminución de la función sistólica.
Actualmente los biomarcadores cardíacos son un área importante de investigación en la identificación de enfermedades cardíacas ocultas. El NT-proBNP se libera cuando los ventrículos se encuentran dilatados, hipertróficos o están sometidos a un mayor estrés o estiramiento de la pared. La concentración del NT-proBNP suele estar aumentada en perros con ICC y su valor puede ser de ayuda para diagnosticar o excluir ICC en perros con tos o disnea. El NT-proBNP también puede ser útil en la identificación de la enfermedad oculta, pero los falsos positivos son frecuentes. Además, la troponina I cardíaca es un biomarcador cardíaco que cuando está elevada es compatible con una cardiomiopatía oculta y, aunque esta prueba es específica para la CMD, no es lo suficientemente sensible para la identificación de todos los casos. Es interesante mencionar que, en un estudio reciente con perros de cuatro razas diferentes aparentemente sanos, se observó que la troponina I cardíaca estaba más elevada en los perros que consumían alimentos etiquetados como sin cereales que en los que consumieron alimentos con cereales 8.