De estos resultados podemos destacar algunos hechos:
- Un número sorprendentemente elevado de transacciones (76%) son de un valor monetario relativamente pequeño (50€ o menos), por lo que es muy poco probable que desencadenen un conflicto financiero importante con los propietarios de las mascotas. La mayoría de estas transacciones probablemente son de naturaleza rutinaria, con baja complejidad respecto a la comunicación, y cualquier miembro del equipo las pueden desempeñar con la formación adecuada.
- En el otro extremo, una factura de 200€ o más representa menos del 2% del número total de transacciones; sin embargo, su relevancia económica para el negocio es importante, ya que suponen el 20% de los ingresos totales. Por lo tanto, parece razonable que este tipo de transacciones se manejen con más cuidado, con un mensaje estructurado e, idealmente, con la participación directa de un veterinario con buenas dotes de comunicación.
- Las proporciones relativas de estas categorías cambiarán en función del segmento concreto del mercado veterinario. Los grandes hospitales de referencia tendrán sin duda un número mucho mayor de transacciones de mayor valor y su personal tendrá que estar mejor equipado con las habilidades y técnicas de comunicación necesarias para manejar las correspondientes conversaciones económicas con los clientes.
Caso práctico nº 2: “Comprender la psicología de los precios de los servicios veterinarios: por qué los clientes no siempre prefieren lo más barato”
Entender cómo los consumidores evalúan los precios siempre ha sido un reto importante para los expertos en marketing. Es difícil utilizar métodos tradicionales, como las encuestas para saber si un precio se considera bajo, alto o justo, ya que muchas personas tienden a responder a estas preguntas de forma estratégica (es decir, en lugar de decir la verdad, responderán de la forma que consideran más beneficiosa para ellos). El economista holandés Peter Van Westendorp se hizo famoso por desarrollar una metodología conocida como Medidor de Sensibilidad al Precio (PSM, del inglés, Price Sensitivity Meter) que resuelve este problema. La técnica funciona exponiendo primero al consumidor a una descripción detallada del producto o servicio que se está evaluando, por ejemplo:
“Vacunación pentavalente canina: consiste en la administración de múltiples vacunas a tu perro por parte de un veterinario autorizado; esto lo protegerá frente a cinco enfermedades frecuentes en el perro (moquillo, adenovirus, parainfluenza, parvovirus y leptospirosis). Antes de administrar la vacuna, se realiza un examen físico completo para confirmar que se puede vacunar al perro sin riesgo para su salud”.
A continuación, se plantean cuatro preguntas:
- ¿Qué precio te parecería tan bajo para este servicio como para rechazarlo porque te preocuparía su calidad?
- ¿Qué precio te parecería lo suficientemente “bueno” para este servicio como para considerarlo atractivo y una buena oferta?
- ¿Qué precio considerarías caro para este servicio, pero seguiría siendo aceptable si tu percepción de la calidad y la confianza hacia el proveedor del servicio fueran lo suficientemente buenas?
- ¿Qué precio sería tan elevado por este servicio como para considerarlo exagerado y, por tanto, ni siquiera contemplarías la posibilidad de aceptarlo?
La Figura 3 muestra los resultados reales obtenidos cuando VMS aplicó esta metodología con 2.000 propietarios de mascotas en España en el 2021. Cuando se compararon los resultados con los precios reales de las vacunas que se cobraban en más de 600 clínicas veterinarias españolas (Figura 4), se hizo evidente que casi el 25% de estas clínicas cobraba un precio que los propietarios consideraban sospechosamente bajo (Figura 5).