Tratamiento del hipoadrenocorticismo atípico
Tratamiento inicial
Los perros con hipoadrenocorticismo atípico suelen estar clínicamente estables y pueden recibir el tratamiento de forma ambulatoria. Sin embargo, si en la exploración física se observa que el animal está deshidratado está justificada la administración de fluidoterapia (con una solución electrolítica equilibrada) durante al menos un breve período de tiempo, así como el tratamiento sintomático adicional (p. ej., con antieméticos y protectores gástricos) según esté indicado. La hipoglucemia se debe corregir mediante la administración IV de glucosa (solución de dextrosa) monitorizando el nivel de glucemia.
La prednisolona (o prednisona) es el fármaco de elección para sustituir la deficiencia endógena de glucocorticoides 1,2,3. Los glucocorticoides de acción rápida (dexametasona, hidrocortisona) se suelen utilizar como tratamiento de urgencia en pacientes con crisis addisoniana. La prednisona o la prednisolona se administran inicialmente a dosis antiinflamatorias bajas (0,3-0,5 mg/kg PO cada 12-24 h) durante unos días 1,2. Esta breve fase de inducción va seguida de la reducción gradual de la dosis hasta alcanzar la dosis mínima (“fisiológica”) efectiva para la deficiencia endógena de glucocorticoides, sin que se produzcan efectos secundarios evidentes, dejando dicha dosis como tratamiento de mantenimiento. La determinación de la dosis óptima para un perro en concreto puede requerir algún tiempo (y paciencia por parte del cuidador), pero suele encontrarse en el intervalo de 0,05-0,2 mg/kg PO cada 24 h en función del tamaño y la edad del perro (Recuadro 7). Dependiendo del temperamento del perro, se puede considerar el aumento de la dosis de mantenimiento de prednisona/prednisolona a corto plazo ante la previsión de periodos de estrés 1,2.
Recuadro 7. Ajustes recomendados en las dosis de glucocorticoides en función de los signos clínicos y la sospecha de una infra o sobresuplementación.
El tratamiento de sustitución con mineralocorticoides está indicado en pacientes con hipoadrenocorticismo típico (perros con alteraciones electrolíticas que reflejan la deficiencia concomitante de mineralocorticoides), pero en perros con hipoadrenocorticismo atípico, este tratamiento se debe considerar minuciosamente, teniendo en cuenta el estado de mineralocorticoides endógenos. Si la concentración sérica de aldosterona es baja o indetectable se debe realizar un estrecho seguimiento del nivel de electrolitos séricos. Como alternativa, se puede considerar la suplementación con mineralocorticoides a dosis bajas (pivalato de desoxicorticosterona a una dosis inicial de 1,5 mg/kg SC cada 25-28 días) 23. Aunque al menos en teoría, esta pauta puede ser útil para los mecanismos compensatorios de la deficiencia (medida) de mineralocorticoides, el tratamiento de sustitución de mineralocorticoides a largo plazo también requiere la monitorización estrecha del paciente (electrolitos séricos, presión arterial sistémica) y conlleva el posible riesgo de efectos adversos 24. Los perros con diagnóstico de hipoadrenocorticismo atípico con un nivel sérico normal de aldosterona basal y/o tras la estimulación con la ACTH, solamente necesitan el tratamiento de sustitución con glucocorticoides, pero se les debe realizar un seguimiento para controlar la concentración de electrolitos.
Seguimiento del tratamiento
Los efectos secundarios de los glucocorticoides (p. ej., polidipsia/poliuria, polifagia, aumento de peso, pérdida de masa muscular, jadeo, alteraciones de la piel y el pelo, cambios de comportamiento) se pueden presentar incluso con dosis muy bajas de prednisona/prednisolona, siendo necesario reducir la dosis aproximadamente un 10-15% (Recuadro 7). Se necesita una mayor investigación sobre el uso de la hidrocortisona como alternativa para la suplementación con glucocorticoides en algunos perros. La presencia de letargia, debilidad, hiporexia o anorexia, vómitos y la diarrea en perros con hipoadrenocorticismo puede indicar que el tratamiento de sustitución con glucocorticoides es subóptimo, siendo necesario aumentar la dosis aproximadamente un 50% 1,2,3.
Los perros con hipoadrenocorticismo atípico que reciben mineralocorticoides se deben controlar inicialmente cada 2-4 semanas (normalmente a los 10-14 días y a los 25-28 días tras iniciar la suplementación con pivalato de desoxicorticosterona) 23. Si las concentraciones séricas de electrolitos (sodio y potasio) se encuentran dentro del intervalo objetivo, la presión arterial sistémica es normal y la dosis de desoxicorticosterona no se ha ajustado recientemente, se recomienda continuar con las revisiones cada 1-3 meses (dependiendo de si el cuidador puede administrar las inyecciones de mineralocorticoides en casa) y, en perros bien controlados, cada 3-6 meses (salvo que las inyecciones mensuales de desoxicorticosterona se administren en la clínica veterinaria). Si se detecta hipopotasemia, hipernatremia o hipertensión sistémica (presión arterial sistólica >140 mmHg), la dosis de pivalato de desoxicorticosterona se debe reducir un 10-20%, o al menos se debe interrumpir su administración temporalmente 23. Es recomendable realizar una evaluación detallada de cualquier posible efecto secundario del tratamiento. La poliuria y la polidipsia, que suelen interpretarse como un efecto secundario de la (sobre)suplementación con predniso(lo)na, también pueden indicar una sobredosis de mineralocorticoides (desoxicorticosterona) 1,23.