Técnica del TMF
Como ya se ha mencionado antes, actualmente no hay consenso ni unas directrices basadas en la evidencia sobre la selección de donantes o el mejor protocolo para el TMF 14. Las siguientes recomendaciones se basan en la experiencia clínica personal de la autora y en estudios recientes 5,7.
Selección de donantes
El donante debe ser un animal clínicamente sano, con una PCC normal y una puntuación CIBDAI de 0-3 (sin signos clínicos de enfermedad GI crónica)
11; esencialmente, el objetivo es encontrar un donante con abundante microbiota beneficiosa y sin patógenos fecales potenciales. Además, el animal no debe consumir alimentos crudos, no debe recibir ningún tratamiento farmacológico a largo plazo y no debe haber recibido antibióticos durante los últimos 6 meses como mínimo, preferiblemente más tiempo. En el caso de los gatos, es preferible que los donantes no tengan acceso al exterior para evitar la exposición a parásitos de pequeños roedores, etc. En todos los donantes potenciales se debe descartar la presencia de parásitos intestinales, incluyendo
Giardia intestinalis. Para garantizar una cantidad elevada de microorganismos beneficiosos, como las bacterias productoras de AGCC y
Clostridium hiranonis, se debe realizar un cribado de los posibles donantes determinando el
índice de disbiosis* canina o felina 12. Además, en el hospital de la autora, los perros elegidos como donantes fecales también están libres de
Salmonella spp.,
Campylobacter jejuni,
Clostridioides difficile y de
Clostridium enterotoxigénico, incluyendo la toxina netF de Clostridium perfringens. No obstante, es posible que no sea necesario realizar un cribado tan exhaustivo y, probablemente, lo más importante en la selección del donante sea descartar la presencia de parásitos intestinales y garantizar unos niveles elevados de microorganismos beneficiosos, ya que, en medicina humana, la composición microbiana y la diversidad del trasplante del donante son vitales para el éxito del tratamiento de la colitis ulcerosa
13. Además, los receptores con una buena respuesta al TMF presentaron una mayor diversidad microbiana fecal, tanto antes como después del TMF, en comparación con los no respondedores, así como mayores niveles fecales de AGCC y de ácidos biliares secundarios, después del TMF.
Dosificación y procedimiento del TMF
La cantidad de heces que se utiliza en el TMF en perros puede variar considerablemente 14. La autora actualmente utiliza 5 g de heces del donante por kg de peso corporal (PC) del receptor para gatos y perros de hasta 30 kg; para perros receptores de más de 30 kg, utiliza 2-3 g de heces por kg de PC. Esta es una cantidad relativamente elevada, pero es la que se ha asociado con buenos resultados en la mayoría de los perros con EC 5. Durante las 6 horas previas al TMF el perro receptor debe estar en ayunas, pero puede beber, y justo antes del procedimiento se le debe dar un paseo de 30-40 minutos para que pueda defecar. Se puede administrar una dosis baja de acepromacina (0,1 mg/kg SC) 15 minutos antes del trasplante, a menos que esté contraindicado; aunque algunos veterinarios no lo administran cuando el receptor está tranquilo, su uso facilita que el perro se relaje y descanse después del procedimiento, prolongando el tiempo de contacto entre el material trasplantado y la mucosa del colon. Según la experiencia de la autora, los gatos deben estar completamente sedados antes del TMF.
El trasplante fecal se puede administrar a través del tracto GI superior o inferior. En las personas, la vía de administración no parece afectar al resultado del TMF en los trastornos GI en los que está indicado (infección recurrente por Clostridioides difficile, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn) 15,16,17, pero en los perros, según los casos publicados, la vía rectal es con diferencia la más utilizada, ya sea mediante un enema de retención o por colonoscopia.
Se pueden utilizar heces frescas o congeladas, descongelándolas la noche anterior en la nevera (en personas con infección recurrente o refractaria por Clostridioides difficile, el TMF ha demostrado ser tan eficaz con heces congeladas como con heces frescas 18). Las heces se deben licuar y mezclar con solución salina estéril (20-120 ml) hasta conseguir una textura deseable y, posteriormente, se filtra la mezcla con un colador. Después, el filtrado se aspira con una jeringa estéril de 60 ml, se puede dejar a temperatura ambiente o calentar al baño maría para alcanzar la temperatura corporal, ya que al receptor le puede resultar muy molesto la transferencia de un gran volumen directamente de la nevera. El trasplante se administra por vía rectal utilizando un catéter de 12-16 FG 7. El catéter debe estar bien lubricado antes de su inserción y su extremo debe llegar hasta aproximadamente la altura de la última costilla (Figura 2). El TMF se puede administrar con el perro en estación, en decúbito esternal o lateral (Figura 3). Se debe indicar al cuidador que el perro realice el mínimo ejercicio físico posible durante las siguientes 4-6 horas para aumentar así el tiempo de contacto entre la mucosa intestinal y las heces trasplantadas. También se debe mantener al perro en ayunas durante el mismo periodo, ya que la presencia de alimento en el estómago estimula las contracciones del colon. En el hospital de la autora, el protocolo estándar (Recuadro 3) es que los perros con EC reciban tres TMF en serie, con un intervalo de 10-20 días entre cada uno, ya que la experiencia ha demostrado que, en muchos perros, con un solo trasplante no se consiguen reducir los signos clínicos o su efecto no es lo suficientemente duradero. No obstante, si tras dos TMF no se observan efectos beneficiosos, no se administrará un tercero 5.
Recuadro 3. Protocolo preferido de la autora para el TMF.