Paso 3: obtener una historia nutricional exhaustiva
Se debe obtener información detallada del tipo de alimento y de la cantidad ofrecida al gato, así como de la consumida diariamente, lo que permitirá calcular las calorías que realmente ingiere el gato. Desgraciadamente, obtener esta información puede resultar complicado, ya que el modo de alimentación de muchos gatos es ad libitum, por lo que el cuidador puede desconocer la cantidad que realmente consume su gato. En estos casos, se debe solicitar al cuidador que mida o pese la ración diaria ofrecida, así como la cantidad de alimento que quede en el comedero, repitiendo este proceso durante varios periodos de 24 horas.
También es importante preguntar sobre cualquier cambio relacionado con las preferencias o el comportamiento alimentario. El cuidador puede indicar que su gato se muestra “más hambriento de lo habitual” o que tiene “buen apetito” cuando observa comportamientos relacionados con la petición de alimento, como cuando se frota contra sus piernas o vocaliza a las horas de la comida. Aunque estos comportamientos sugieran interés por la comida, sigue siendo importante averiguar la cantidad de alimento que ingiere el gato. Algunos gatos pueden seguir “pidiendo” (y consumiendo) premios o alimento húmedo, a pesar de haber reducido la ingesta de alimento seco. Si el cuidador no presta mucha atención, puede pensar que su gato come bien, cuando en realidad la ingesta total de calorías no es la adecuada.
En hogares con varios gatos puede ser especialmente complicado determinar la ingesta de un gato en particular. En este caso, el cuidador debe prestar mucha atención a la dinámica del grupo, ya que un gato más atrevido puede dificultar el acceso al comedero a otro gato más tímido 3. Se cree que cuando los gatos están solos y nadie los observa, prefieren realizar varias comidas frecuentes y pequeñas; la mera presencia de otros animales puede limitar la ingesta de alimentos, incluso aunque no existan interacciones agresivas con otros gatos. También se debe tener en cuenta la ubicación del comedero; si se encuentra en un lugar elevado y el gato padece una enfermedad articular es posible que el gato ingiera menos calorías simplemente por el dolor o el esfuerzo que conlleva acceder al comedero. También pueden generar problemas los comederos situados cerca de electrodomésticos ruidosos, como una lavadora.
Las calorías necesarias para que el peso corporal se mantenga estable varían de un gato a otro, dependiendo de la edad, el estado sexual y el nivel de actividad. Como punto de partida, para un gato adulto sedentario y esterilizado, se puede considerar el aporte de 40-66 kcal/kg de peso corporal/día, siendo esta cantidad una orientación aproximada. Las necesidades energéticas basales/en reposo (NER) también se pueden calcular mediante una fórmula no lineal: peso corporal (kg)0.75 x 70. Para determinar las necesidades energéticas diarias reales (o de mantenimiento) de un gato de mediana edad, las NER se deben multiplicar por un factor de 1,2 a 1,4 4. Si el gato tiene un peso inferior al normal, los cálculos se deben realizar con el peso corporal ideal.
Según la experiencia de la autora, la pérdida de peso inexplicable en el gato (es decir, cuando los análisis de laboratorio rutinarios no revelan ningún hallazgo reseñable) acompañada de la ingesta calórica adecuada es poco frecuente. En este caso, los diagnósticos que se deben considerar incluyen el hipertiroidismo precoz, la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y la insuficiencia pancreática exocrina (Tabla 1). Además, algunos gatos con caquexia por cáncer o con una infección crónica experimentan una pérdida de peso a pesar de la ingesta adecuada de alimentos; sin embargo, en estos casos es más frecuente la disminución del apetito 5. Los pacientes con trastornos caquécticos se pueden identificar por la pérdida de músculo sin pérdida de tejido adiposo; este patrón sugiere cambios metabólicos en parte promovidos por el aumento de citoquinas inflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa y las interleuquinas 1 y 6. En el caso del gato con pérdida de peso inexplicable y disminución de la ingesta hay más causas posibles, por lo que en estos pacientes se debería considerar una lista de diagnósticos diferenciales más amplia (Tabla 2).
Tabla 1. Consideraciones diagnósticas en gatos con pérdida de peso inexplicable a pesar de una ingesta calórica adecuada o excesiva.
Tabla 2. Consideraciones diagnósticas en gatos con pérdida de peso inexplicable e ingesta calórica inadecuada.
*SDMA = dimetilarginina simétrica
Paso 4: examinar los datos de laboratorio disponibles
Las pruebas analíticas básicas que como mínimo se deberían realizar en el gato con pérdida de peso deben incluir el hemograma completo, el perfil bioquímico con electrolitos y el análisis de orina. Si el gato tiene acceso al exterior se debe realizar una prueba de flotación fecal. Si el gato tiene 7 o más años, también se debe determinar la concentración total de tiroxina. Según las recomendaciones de la Asociación Americana de Veterinarios Especialistas en Felinos, cuando los gatos presentan evidencias de enfermedad sistémica también se deben realizar pruebas de la leucemia felina (FeLV) y de la inmunodeficiencia felina (FIV).
Aunque este enfoque es bastante completo, hay pacientes con una enfermedad orgánica significativa que pueden presentar una analítica “normal”. Por lo tanto, es importante examinar detenidamente los datos disponibles y compararlos, siempre que sea posible, con los resultados de análisis previos (ver Tabla 3). En los gatos sanos, algunos parámetros, como la creatinina y la albúmina, permanecen constantes durante muchos años; por tanto, puede resultar útil buscar tendencias en lugar de centrarse simplemente en los valores “anormales”. Por ejemplo:
- La disminución de la albúmina sérica (aunque permanezca dentro del rango de referencia) puede indicar una enfermedad gastrointestinal (GI), como la EII o un linfoma de células pequeñas 6. Es importante tener en cuenta que muchos gatos con una disfunción significativa del sistema GI presentan heces bien formadas, por lo que las heces normales no descartan la posibilidad de una EII o de otros trastornos similares. Se debe determinar la concentración sérica de folato y cobalamina; un nivel inferior al normal apoya la sospecha de una enfermedad GI (en el siguiente apartado se proporciona más información).
- La concentración de creatinina sérica puede estar dentro del intervalo de referencia “normal” en gatos con enfermedad renal crónica (ERC) en estadio 1, y en algunos gatos con ERC en estadio 2. Sin embargo, incluso en estadios iniciales, la ERC conlleva una pérdida importante de la función renal y los gatos afectados pueden presentar una pérdida de peso significativa 7. La causa de esta pérdida de peso es compleja, pero probablemente se deba a los cambios metabólicos asociados a la ERC y al efecto de las citoquinas inflamatorias sobre la ingesta de alimento. Un aumento de la concentración de creatinina sérica de más de 26 µmol/l (0,3 mg/dl) respecto al valor anterior en un gato euvolémico sugiere una pérdida significativa de la función renal. Esta posibilidad queda respaldada si además se observa una densidad urinaria < 1,035 o la presencia de proteinuria concomitante 8. En estos casos se debe realizar una investigación adicional del estado de la función renal, incluyendo la determinación de la presión arterial sistólica y la ecografía del sistema renal.
- El resultado aparentemente “normal” de tiroxina (T4) total también se debe valorar detalladamente. A medida que los gatos envejecen, la T4 total se acerca gradualmente al límite inferior del intervalo de referencia. Un valor constante o aumentado en un gato con pérdida de peso es, por tanto, sugestivo de hipertiroidismo precoz y requiere una investigación adicional 9. Como norma general, cuando en un gato de edad avanzada y con pérdida de peso se observa un valor de la T4 total que se encuentra en la mitad superior del intervalo de referencia, se debe determinar la concentración de T4. libre. La determinación de la tirotropina específica felina (fTSH) también puede proporcionar información útil, ya que los gatos con hipertiroidismo presentan un valor inferior al normal 10.
- En el gato, la concentración sérica de calcio total está poco correlacionada con la del calcio iónico y, por tanto, si el calcio total se encuentra dentro del intervalo de referencia, se podría pasar por alto un aumento del calcio iónico. Cuando el calcio total esté próximo al límite superior del intervalo de referencia, puede estar justificada la determinación del calcio iónico 11. La hipercalcemia, independientemente de la causa, suele estar asociada con hiporexia y en un estudio se ha encontrado que casi el 20% de los gatos diagnosticados de hipercalcemia idiopática presentaron pérdida de peso 12.
- Si los resultados del hemograma completo son “normales” es menos probable sospechar una causa específica de pérdida de peso, pero un recuento de eosinófilos próximo al límite superior del intervalo de referencia puede ser significativo. En los procesos neoplásicos, como el linfoma y el mastocitoma, al igual que en las infecciones fúngicas y protozoarias, se liberan quimiocinas que atraen a los eosinófilos 13. También se puede observar un recuento elevado de eosinófilos en gatos con EII eosinofílica.
Tabla 3. Parámetros de laboratorio claves en gatos con pérdida de peso inexplicable y con unos resultados de la analítica normales.
Paso 5: pruebas laboratoriales adicionales
Si los resultados de los análisis básicos no proporcionan ninguna pista útil, la autora prioriza la investigación de la función del tracto GI y determina las concentraciones séricas de folato y cobalamina. La hipofolatemia indica una disfunción en la capacidad de absorción del duodeno, pero este hallazgo es relativamente poco sensible de enfermedad, por lo que un resultado normal no permite descarta la presencia de procesos inflamatorios o neoplásicos en el duodeno 14. La determinación de la concentración de cobalamina (B12) puede ser más útil, ya que un valor inferior al normal indica una enfermedad ileal, disbiosis intestinal o insuficiencia pancreática exocrina. En la clínica donde trabaja la autora se considera significativo un valor < 400 ng/l (intervalo de referencia: 290-1500 ng/l). Además, la deficiencia de cobalamina puede afectar al apetito, por lo que es importante identificarla y tratarla rápidamente 15.
También es útil considerar la posibilidad de pancreatitis crónica. Es posible que los gatos afectados no presenten vómitos ni signos de dolor abdominal, pero la ingesta de alimentos se verá disminuida en mayor o menor medida. Aunque el diagnóstico se confirma mediante la histopatología pancreática, el diagnóstico presuntivo se suele basar en la combinación de signos clínicos (que pueden limitarse a la hiporexia) y de hallazgos en la ecografía abdominal y/o en el valor la PLI (Pancreatic Lipase Immunoreactivity) felina. Un valor aumentado de este parámetro es muy indicativo de lesión activa de las células acinares pancreáticas; sin embargo, esta puede no ser la única causa de la pérdida de peso, por lo que se debe considerar la posibilidad de una enfermedad concomitante del tracto GI o sistémica 16. Además, el grado de inflamación del páncreas puede aumentar y disminuir a lo largo del tiempo, por lo que un resultado dentro del intervalo de referencia no descarta la posibilidad de episodios cíclicos de inflamación; en estos casos puede ser útil la realización de esta prueba de forma seriada.
En el perro, recientemente se ha reconocido a la proteína C reactiva como biomarcador de procesos inflamatorios y los niveles aumentados se han asociado con numerosos trastornos 17. La proteína C reactiva es una proteína de fase aguda positiva, de manera que en el perro se encuentra notablemente aumentada (a menudo > 20 veces) como respuesta a la inflamación, lesión o neoplasia. Lamentablemente, en el gato no parece ser de utilidad y no se considera un indicador fiable de enfermedad inflamatoria o neoplásica. En un estudio en gatos, no se observaron diferencias significativas entre los valores séricos de proteína C reactiva de gatos clínicamente normales y los de gatos que se habían sometido a una cirugía 18.