Prurito crónico
No existe una solución única que pueda controlar eficazmente todos los tipos de prurito. La mayoría de los estudios publicados sobre los tratamientos antipruriginosos se centran en la dermatitis alérgica y en la acción sobre diversas dianas terapéuticas. Las citoquinas con potencial para inducir prurito en la dermatitis atópica canina incluyen las interleuquinas (IL)-4, IL-13, IL-31 e IL-33, y la linfopoyetina estromal tímica (TSLP) 1,7,16,19. Esta última está relacionada con una respuesta inmunitaria de tipo 2 (linfocitos T helper de tipo 2) (mientras que, en los gatos, donde se ha estudiado menos, la histamina, la IL-4 y la IL-31 son posibles mediadores del prurito 16,20).
En el caso de prurito crónico causado por una alergia, aunque los tratamientos tópicos como los glucocorticoides y el tacrolimus al 0,1% pueden ser eficaces, la aplicación de los mismos suele verse limitada por el pelaje del animal, la superficie de las zonas a tratar y el comportamiento de acicalamiento (más frecuente en gatos) 2,18,21. En casos de prurito crónico y generalizado, es preferible utilizar un tratamiento sistémico. Los tratamientos antipruriginosos sistémicos más utilizados son los glucocorticoides, el oclacitinib, la ciclosporina y el lokivetmab (Tabla 2).
Tabla 2. Tratamientos antipruriginosos sistémicos para el control del prurito en el perro, particularmente con hipersensibilidad cutánea.
Glucocorticoides
La prednisona y la metilprednisolona siguen siendo los glucocorticoides orales que más se utilizan. Esta clase de fármacos son una opción asequible y eficaz de abordar los episodios agudos de prurito y de controlar las dermatosis crónicas, siempre que las dosis y la frecuencia de administración sean bajas 2,17,19. Los fármacos inyectables de acción prolongada se deben evitar debido a sus efectos secundarios.
Oclacitinib
El oclacitinib es el tratamiento de elección para el prurito agudo y crónico en perros de más de 12 meses de edad debido a su rápida acción (el pico plasmático se alcanza en 1 hora). Es un inhibidor de la vía JAK-STAT bloqueando la actividad de importantes citoquinas involucradas en el prurito, incluyendo la IL-4, IL-13 y particularmente la IL-31 21.
Ciclosporina
La ciclosporina inhibe la calcineurina en los linfocitos T CD4+, alterando la liberación de citoquinas potencialmente inflamatorias o pruritogénicas. La ciclosporina oral está indicada para el control de la dermatitis alérgica por sus efectos en la respuesta inmunitaria (reducción de la síntesis de IL-2 e IL-4, alteración del número de mastocitos y de su contenido en histamina, alteración de la supervivencia y función de los eosinófilos y reducción de la IL-31 sérica) 22,23. Sin embargo, requiere una administración mínima de 4 semanas para observar una disminución del prurito en los perros, por lo que es más útil en el tratamiento de afecciones crónicas 2,17.
Lokivetmab
El lokivetmab es un tratamiento biológico indicado exclusivamente para perros. Se trata de un anticuerpo monoclonal “caninizado” dirigido contra la IL-31 circulante. Es muy eficaz controlando el prurito, particularmente, el asociado a la dermatitis atópica. Este tratamiento surgió gracias al descubrimiento de un hecho importante: el papel crítico de la IL-31 como mediador del prurito en la dermatitis atópica canina 21,24. Es un fármaco muy seguro y no se conocen interacciones con otros fármacos o enfermedades asociadas. Este fármaco está indicado para el tratamiento del prurito agudo o crónico (ya que tarda menos de 3 días en hacer efecto) 21.
Antihistamínicos
Por los motivos mencionados anteriormente, los efectos beneficiosos de los antihistamínicos son limitados. En el mejor de los casos, se pueden utilizar para tratar el prurito leve, como tratamiento ocasional o habitual una vez controlado un episodio de prurito agudo 2,17. Además, muchas veces es necesario probar varios antihistamínicos para encontrar el adecuado para un animal en concreto.
Otros
La amitriptilina es un antidepresivo tricíclico con propiedades antihistamínicas; en los estudios se ha demostrado el control, al menos parcial, del prurito en aproximadamente el 32% de los perros 25. También se han estudiado otros tratamientos (como el misoprostol, la arofilina, la pentoxifilina y la azatioprina), pero los resultados no sugieren que sean especialmente eficaces controlando el prurito 2.
Conclusión
La clave para tratar con éxito el prurito es adoptar un enfoque sistemático que permita descartar una a una las distintas causas posibles. Mantener una buena comunicación con el cliente y utilizar herramientas de apoyo en la clínica como los diagramas, algoritmos u hojas informativas ayudará a garantizar la implicación del cuidador durante todo el proceso y la comprensión de los pasos a seguir. Se deben realizar exámenes y evaluaciones periódicas de la intensidad del prurito para confirmar que el diagnóstico y el tratamiento sean adecuados. Las dermatosis pruriginosas crónicas pueden afectar gravemente a la salud psicológica y física tanto de los animales como de sus cuidadores, y una mejor comprensión de la patogenia de la enfermedad y de los mediadores del prurito ayudará al uso eficaz de los distintos tratamientos disponibles. De esta manera, los cuidadores podrán estar tranquilos sabiendo que su mascota tendrá un mayor confort y bienestar.